La normalidad que queríamos

Los apocalípticos de la catacumba mediática llevan dos semanas vendiendo el gran resultado de Bildu el 22-M como un triunfo de ETA. Yo, y creo que no soy minoría por aquí arriba, pienso exactamente lo contrario. Para cualquiera que defienda aún la violencia, las 300.000 papeletas que llevaban adosado un compromiso exclusivo por las vías pacíficas sólo pueden saber a derrota y certificado de fin de trayecto. Esos votos, sumados a los otros centenares de miles depositados con la misma hambre de futuro, son el aval incontestable de un tiempo nuevo donde no hay lugar para las amenazas, la extorsión ni, por descontado, los asesinatos. Tampoco para los que se han aprovechado inmoralmente de todo ello.

Es imposible y, además, desaconsejable olvidar de dónde venimos. Tenemos mucho pasado por digerir aún y habrán de transcurrir generaciones hasta que lo consigamos del todo. Pero si de verdad albergamos la firme intención de no repetirlo, debemos tomar conciencia de que estamos abriendo un capítulo diferente. Para enfrentarnos a lo que nos aguarda han dejado de tener validez las herramientas, los rudimentos, las triquiñuelas y, desde luego, las excusas de ayer.

Deshagámonos del cortoplacismo y, en la misma patada, del miedo. Y aquí me dejo ya de figuras retóricas etéreas y traduzco a román paladino: allá donde Bildu ha obtenido un respaldo lo suficientemente amplio, nadie debería impedir que afronte la tarea de gobernar. Democracia representativa en estado puro. Es algo tan simple, que hasta ruboriza enunciarlo: le asiste idéntico derecho a intentarlo que a cualquiera. ¿Que puede salir mal? Tampoco están tan altos los listones; miremos a Nueva Lakua, donde dos partidos de supuesto pedigrí llevan un bienio vacío. En cualquier caso, si la cosa no resulta, dentro de cuatro años las urnas volverán a tener la palabra. Esa era la normalidad que ansiábamos. No es momento de sentir vértigo.

2 comentarios en «La normalidad que queríamos»

  1. Buenas tardes, Sr. Javier usted siempre tan objetivo le sigo desde » Cocidito madrileño » un saludo

  2. Siempre que hay una alta representación del AUTENTICO nacionalismo vasco, les entra vértigo a los políticos españoles, no vaya a ser que por fin se termine ETA y se vaya al traste el negocio tanto político como económico que hay alrededor de ella.
    Son muchos millones de € lo que hay en juego tanto en lo público como en lo privado, así que si algún día estos anuncian su decisión definitiva del abandono de las armas, la tormenta que levantaran será sonada.
    Si ya Bildu como formación política legal y seria, está siendo boicoteada por los españoles y sobre todo por el partido nacionalista ¿Vasco o español?, yo más me inclino por la segunda, poniendo en duda hasta lo que han dicho ya por activa y por pasiva tanto verbalmente como por escrito, imaginaros los que les espera a los de ETA.

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