Incluso a pesar de mis últimas columnas de diván y paquete de kleenex tamaño familiar, también a mi se me escaparon veinte cagüentales al escuchar la natillosa [Enlace roto.]. Cómo no hervir de corajina ante un discurso que atufaba a peronismo o, peor y más cercano, a las matracas sobre el Contubernio que se cascaba el bajito de Ferrol en la Plaza de Oriente. No hay un solo tiranuelo en toda la historia que no se haya creído elegido, amado y secundado en sus tropelías por sus vasallos. Miren que le veo muchos defectos a Mariano, pero ni en la versión más desfavorable lo imagino como un dictador bananero. ¿Por qué, entonces, se arriesgó a parecerlo con ese panegírico aventado —no es detalle menor— desde la mismísima Nueva York?
Primero, porque igual que el Borbón, el susodicho lee lo que le ponen delante. No duden un segundo que tras las dulzorronas palabras hay un asesor que ha visto varios capítulos de El ala oeste y, por lo menos, otro estilista del lenguaje. Segundo, porque a la vista de las portadas de medio mundo recreándose en el spanish disaster, los anteriormente citados decidieron difundir hacia dentro y hacia fuera la especie de que la bronca era cosa de cuatro malmetedores in situ y doce en Twitter. Tercero, y no saben lo que me joroba escribirlo, porque hasta un punto que les dejo determinar a ustedes, el razonamiento no es del todo ajeno a la verdad. Medítenlo.
A la hora en que volaban las pelotas de goma y llovían los porrazos en Neptuno y aledaños, el 99,999 por ciento del censo estaba a otras cosas. ¿Padeciendo resignada y quietamente su martirio, como los pintó el sobreactuado presidente? Qué va. Había más viendo Futboleros o Punto pelota. En su infinita pasividad, ni siquiera notaron que Rajoy, experto trapichero de ganado lanar, los marcó con su hierro y los estabuló en su silencioso redil. Así nos va.
Hola
El tema de las mayorías y minorías, -el tema de los porcentajes, en suma- siempre da que hablar. A veces, un 63% es poco, y un 0,00035% una barbaridad. (Pensad, respectivamente, en el País Vasco, y en el ciclista Alberto Contador)
Pero es que, además de que esos porcentajes puedan ser interpretados «según lo que representen», pueden serlo «según quien los interprete».
Un lío, en suma.
La Celia Gámez de Compostela es uno (¿una?) que se suele liar mucho con esto de los porcentajes. Ayer hablaba de la «gran mayoría de los que no se han manifestado», sin haber contado ni a unos ni a otros, y otras veces habla de «la gran masa de votantes que han dado al PP la mayoría absoluta», cuando al PP le votaron 10,866.566 personas de un censo de 35.779.491, osea un 30,37%, osea un 69,63% NO le han votado.
Otro lío con los «porcentajes» consiste en trivializarlos. Me refiero a esa estúpida costumbre que tenemos la mayoría de nosotros de hablar en términos tales como : «el 99% de los que estaban alli son gilipollas», «el 95% no tiene ni puta idea», «no llegan ni a un 1% los que piensan eso»… sin haber hecho encuestas ni muestreos ningunos.
Con la inminente celebración de elecciones en la CAV, Galiza, y Cataluña vamos a tener oportunidad de comprobar la infinita variedad de matices con los que se consideran los porcentajes. Y casi seguro (¡estoy hablando ahota en términos estadísticos! ¡mierda!) que en modalidad negativa.
Pero como ¡tachín, tachan! el 4 de noviembre se celebran las elecciones en USA, con sus características tasas de participación, los ciudadanos de hispanistan recién votados, dispondremos de material suficiente para desmontar cualquier tipo de tergiversación por parte de la Caverna.
Y, para muestra, otro botón: este mismo periódico que tanto nos quiere, en la columna dedicada a Lo +leido registra una preferencia mayor por las noticias y noticillas de deportes que ninguna otra cuestión.
Es la versión masculina de esa otra sección que tantos cabreos me produce; el chismorreo idiota envuelto en papel «ocio».
El dia en que ambos bloques ocupen el estrellato absoluto de la llamada «Información», juro que me secesiono y fundo un piso-estado yo solita.
No pienso ver ni el Eguraldi!
Ya…pero el asunto no es saber si un 0,01% estaba en la calle pidiendo democracia, el asunto es que en la calle defendiendo a la banca y a M.Rajay, el número de gente que sale a la calle es cero osea 0%.
!Y encima sabiendo que la policía hasta les aplaudiría!
Perdón, errata. Quería poner «los diez millones de tontos»
Vengo de reírme con el video taigüanés [Enlace roto.]
Aunque no esté la cosa para risas, certero Javier. Tuve una paciente que me hablaba de los diez millones de tontos (sic y no quiero señalar). A ella en el pueblo los de las derechas de los años cincuenta (del siglo pasado) le robaban las patatas, y no los podía ni ver. Ahora… caramba, qué coinsidensia (que dirían les luthiers).
A esperar a las elecciones.