Si el caso Bárcenas fuera un serial televisivo, alguien debería pegar un toque a los guionistas. La trama argumental ha llegado a uno de esos puntos de difícil seguimiento para el espectador medio y, peor que eso, ha perdido intensidad dramática. Quizá es que la historia empezó demasiado arriba. Después del Jabugo narrativo de los sobres y los nombres de notables próceres —incluido el del sheriff del reino— anotados junto a cantidades de cuatro y cinco cifras, era inevitable que nos parecieran paletilla de recebo el resto de ingredientes que se nos han sido sirviendo. No es que sean asuntos menores la aparición de más cuentas en Suiza, las fotos de las impúdicas cuchipandas que sigue pegándose el del abrigo de cuello de terciopelo o la tremebunda revelación de que el PP mantenía (o mantiene, ojo) en nómina a Luis el cabrón mientras juraba lo contrario, pero esperábamos algo más. Lo ideal, ver a algún trajeado salir con esposas de un furgón policial o, bajando el listón, un par de dimisiones y media docena de expulsiones fulminantes de la casa del Gran Hermano mariano. Sin esos golpes de efecto, la tensión languidece por momentos y se hace un mundo seguir prestando atención a la pantalla hasta que definitivamente se opta por cambiar de canal.
No nos engañemos: ese es exactamente el objetivo. Porque aunque por hábito tendamos ya inexorablemente a consumir la actualidad como si fuera un producto de ficción, el caso Bárcenas no es el hipotético teleserial que mencionaba en la primera línea de la columna. Para nuestra desgracia, es realidad contante, sonante, sonrojante… y muy peligrosa, no ya para el partido al que le ha salido la vía de agua, sino para todo el entramado de intereses inconfesables que hay alrededor. Por eso no hay que dar ningún toque a los guionistas sino felicitarlos calurosamente. A fuerza de marear la perdiz, han conseguido desinteresarnos. De eso se trataba.
Hombre, Vizcaino Jn, el toque a los guionistas es posible que se lo hayan dado ya a través de las NO INPUTACIONES a la Borbonada, via NOOS.
Hasta ahí pueden leer, como diría Mayra.
Parece ser que anda la parentela del campechano muy, pero que muy implicada a través de esa maraña ininteligible de las empresas rales y ficticias del nuero guapo, de la financiación distraida de Madrid 2016, del marqués de nosequé, recién coronado por Il Cappo hace apenas un par de años, y que ha resultado ser otro de los beneficiados por El Gran Oso Amoroso de Bárcenas, y mas, y mas y mas…
¿Se han hecho un lio?
No importa, todo puede enmarañarse aún mas cuando los portavoces no oficiales de El Mundo, o ABC o cualquiera de los heraldos del PF cumplan con el papel que les han asignado y saquen a la palestra algún asuntillo demodé, tipo: Los Chicos de las Capuchas, o mejor, El Patrimonio Oculto de Rubalcaba, o mejor, algún escandalillo morboso en el que haya implicada una figura del paisanaje famosil, como deportistas de élite, cantantes ( o así) o cualquier persona con relevancia social en los media.
Distracción no va a faltar.
Acostumbrados como estamos a que nadie realmente importante haya mordido el polvo, a la impunidad mas insultante y, sobre todo, a la amnesia creciente (¿se acuerda alguien del asunto Asiain, CAN y del tipo aquel del PP que jugaba a Anacleto, Agente Secreto? de casi todos nosotros, que somos quienes sostenemos el invento cuando nos limitamos a hacer chistes sobre todos ellos.
Lo que más inquietud produce, y que sí que puede ser pasta de nuevos y apasionantes capítulos, es que ni juez ni fiscal se hayan puesto de acuerdo para retirarle el pasaporte y a Bárcenas le dé por no usar el billete de vuelta. Ahí habría serial para rato.
http://casaquerida.com/2013/02/17/choque-de-trenes/
Perdón por llamar de nuevo: acabo de venir el cine y en el antes y después de (es decir, visita casi obligada a un bar), seguía hablándose del affaire Corrupción Total (vaya, ni que hubiera visto una de Torrente).
Tb he aprovechado para releer el miting de antes y he vuelto a comprobar con horror que sigo dejándome el verbo principal en el limbo el teclado.
¡Qué horror de escritura, mon dieu!.
Pero bueno, nos entendemos, ¿verdad?
Eso si, en la tele del bar había fútbol de fondo.
¿Cuándo vamos a abordar el Gran Soma del deporte a todas horas?