El amigo saudí

Por los mismísimos pelos, siete jóvenes acusados de varios atracos a mano armada se libraron ayer de ser fusilados en Arabia Saudí. A uno de ellos, considerado cabecilla de la banda, lo iban a crucificar después de muerto y su cuerpo iba a permanecer expuesto hasta que se pudriera como castigo suplementario. Todos son menores de edad. Pero no perdamos de vista que se trata solo de un aplazamiento. Cuando la presión de las organizaciones humanitarias decaiga, lo más previsible es que la sentencia se cumpla. Hasta entonces, volverán a la tenebrosa prisión donde ya han sido sistemáticamente torturados durante siete años antes y después del simulacro de juicio sin derecho a defensa en que fue decretada su ejecución.

Lo único levísimamente excepcional de este caso es que han transcurrido dos años desde el último ajusticiamiento en grupo. El individual es rutina en el país. Hay uno cada tres días, siempre en público para que a la vez sirva de ejemplo y espectáculo, y bajo una espeluznante variedad formal que incluye el ahorcamiento, la decapitación a espada y la lapidación, reservada a las mujeres. Eso, en cuanto a la llamada pena capital. Cuando los iluminados magistrados saudíes están de buen café, dictaminan castigos corporales que van desde cien latigazos a la amputación de manos y pies. También es amplio y caprichoso el catálogo de presuntos delitos que pueden llevar a ser objeto de estos inhumanos correctivos: homosexualidad, adulterio, desviación moral, ofensas al islam bajo cualquier forma… Por descontado, sin necesidad de la menor prueba o indicio.

Todos estos abusos y otros mil más ocurren a diario en Arabia Saudí, un país no solo admitido tan ricamente en el concierto internacional, sino especialmente bien tratado en las instancias más altas y hasta alabado por su supuesta moderación en comparación con otros regímenes de su entorno. Pura complicidad a escala planetaria.

4 comentarios en «El amigo saudí»

  1. ¿Moderado el régimen saudí? Niente de niente, sólo que es un país rico con mucho petróleo y viene bien a algunos tener socios en esa región del mundo. O por ejemplo ¿quién se mete con China? Ese país tan moderado donde generosamente se ejecuta a la gente y se dona sus órganos para que salven vidas.

    No creo que hayan sido las organizaciones humanitarias las que hayan parado la ejecución (crucifixión, nada menos, están locos estos romanos..digo, árabes, cómo les gustan las tradiciones milenarias a esta gente). Seguro que a alguien en los USA se le ha cambiado el color de la cara y les ha dicho, a que no te ajunto más y no te compro nada de nada???.

    ¡Dios qué asco de mundo!. Y lo que es peor, estos ni siquiera tienen que poner una «g» más a su apellido, actúan tb en nombre del estado de derecho o de Dios…o eso dicen, ni los bichos son tan mezquinos, crueles, puajjjjjjjj.

  2. Por muy bestia que parezca, no podemos comparar nuestros valores y los de ellos, es una barbaridad que ocurra en menores, pero no hay que olvidar las veces que amnistia internacional han denunciado torturas en detención a inmigrantes en «nuestro mundo» el de la «ética», los casos de pederastia por los «hombres de fe».
    Yo en esto sigo viendo vigas enormes en nuestra sociedad, sobre todo ayer con un hombre suicidándose por un deshaucio.
    Ya sé, que es un y tú más, pero el ser humano sea de donde sea, suele dejar ese rastro de perversión, y sadismo sin igual.
    Más o menos.

    .

  3. Pues sinceramente, si sólo podemos criticar a nuestra sociedad pues apaga y vámonos. Criticaremos a los curas pedarastas cuando la columna vaya de curas pedarastas. Claro que juzgamos con nuestros valores, faltaría más y si no te parece que la crucifixión es aberrante porque ellos no tienen los mismos valores…pues echa hacia atrás dos milenios y verás cómo vivíamos «nosotros» (aunque romana no creo que sea, pero ellos son los pilares de Occidente) y sabrás en qué época histórica viven estos. ¿Tampoco podemos criticar las violaciones a las mujeres hindúes y sólo podemos criticar las que se cometen aquí?. Digo, porque valores diferentes sí que tienen pero el acto es igual de aberrante no importa quién lo cometa.

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