He contemplado entre la curiosidad y la perplejidad ma non troppo la crisis en la Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco, asunto que, no nos engañemos, revestía cierto interés solo para periodistas y políticos. Al resto de los administrados, que difícilmente ubicarían cuatro o cinco nombres de consejeros, les resultan absolutamente ajenos los protagonistas de esta tormenta en un vaso de agua. Divertida ironía, teniendo en cuenta que, a la vista de los comportamientos y las declaraciones, lo que sea que haya pasado ha tenido su tanto que ver con los egos. La otra gran paradoja, rondando el estrambote, es que en un organismo que se llama como se llama y que tiene los objetivos que tiene se haya vivido un conflicto para el que bien poco ha servido la metodología al uso. Un posible aprendizaje para quien estuviera dispuesto a asumirlo sería que entre el dicho y el hecho hay una distancia mayor que la aparente y que muchos teoremas quedan de cine en el papel, pero se estrellan en la práctica. Aprovecho para repetir otra vez que a la paz y la convivencia les sobran escuadras, cartabones y tiralíneas y les falta hundir los zapatos en el barro real.
Las demás lecciones son aun de menos fuste. El Gobierno podría tomar nota de la escasa utilidad de marear perdices o de silbar a la vía cuando surge un problema, máxime si hay quien aguarda con la lupa cargada para hacer un Everest de una tachuela. Los que van con la defensa de las víctimas en astillero, mejor si se cortan un poco, que al cacarear dejan expuesto todo el plumero. Y como corolario, lo obvio: no hay nadie imprescindible.
Por una vez estoy de acuerdo con Ortuzar, el Urquijo este se ha pensado que es indispensable (y no hay nadie indispensable) y han tenido que rascarle el culo del asiento..ya verás cómo se te bajan los humos, nene. Donde las dan, las toman, capullo, es el karma.
Pues creo que Jaurlaritza ha estado un poco lento y torpe; o torpe por lento, pero sabiendo que un asunto como este va a crear polémica interesada -especialmente, entre el patio de butacas de las asociaciones de victimas bendecidas por Dios y la mosca cojonera esa del Parlamento, lo ideal hubiera sido poner la venda antes de la herida y cubrir la -cantada- algarabía con una buena dosis de saber hacer.
No basta con saber hacer las cosas bien (si es que se han hecho bien, cosa que ignoro), pero sí hay que saber explicarlo bien, que este pais nuestro es cualquier cosa menos ligth y cualquier decisión política, por normal que se considere en democracia, se convierte en objeto de discusión por los platós, redacciones y foros sociales.
Y poco mas, por cierto.