Con el recuerdo fresco de la modorra social que tanta culpa tiene en los hachazos que nos han dado, resulta estimulante ver las calles pobladas de banderas tricolores. Sí, por muy españolas que sean; ese sarampión ombliguero ya lo pasé. Más que el trapo en sí, además, lo que me parece digno de encomio es que miles de personas de todas las edades vuelvan a pisar el asfalto y provoquen un cierto tembleque —un cuarto de grado en la escala Richter, tampoco exageremos— a quienes estaban acostumbrados a pastorear la manada sin el menor contratiempo.
Aplaudido el afán de movilización y lo que supone, no puedo dejar de señalar, sin embargo, que no acabo de conectar con el enfoque de la mayoría de las reivindicaciones. O mucho me equivoco, o esa república que se reclama es una que, como escribí en el último aniversario, solo existe en una mitología quizá bienintencionada pero pésimamente documentada. Siento pinchar el globo, pero aunque la queramos tanto porque nuestros abuelos murieron por ella y porque los peores asesinos la destruyeron con saña, la segunda república no puede servirnos hoy de modelo, y menos, con tales dosis de cándida y desinformada idealización. Volteando el argumento, diría incluso que lo que nos vale de aquellos años tumultuosos son sus múltiples errores para empeñarnos en no repetirlos.
Lejos de estridencias o postureos, anoto que mi aspiración es la primera vasca, pero me apunto de buen grado y sin que se me caiga ningún anillo a pelear por la tercera española. Quisiera, eso sí, que, evitando caer en la amnesia, la que hagamos no sea la república del pasado sino la del futuro.
Mi abuelo, maestro nacional represaliado por los terroristas del nacional catolicismo, salvo la vida in extremis al ser apeado del camión, donde metieron a gente del pueblo -zona norte de Navarra- para darles paseo, ante los gritos y braceos del párroco. Los curas, por aquel entonces, decidían quien vivía y quien no, y en esta ocasión mi abuelo tuvo suerte. Todo quedo en un susto aterrador y en la perceptiva sanción económica y el destierro a la zona seca de Navarra. Por él, por mi abuelo, su padecimiento y el injusto castigo, estuve el otro día en la concentración republicana. Sentí que se lo debía en un acto de gratitud. En cuanto a las banderas, es verdad que a diferencia de lo que ocurre con la rojigualda, la tricolor, verla ondear por las calles, no me causa ningún incómodo. Recientes izadas tricolores en lugares como ayuntamientos y otros edificios estatales han hecho de dicha bandera algo similar a la ikurriña, tan prohibida, perseguida y multada como en la clandestinidad y tan odiada por los ahora “demócratas” de pasado o herencia nacional católica como antaño. Quienes pensaban que la persecución contra la ikurriña no era tal sino mera cuestión legal, verán que ahora que se hace lo mismo con la bandera de la España republicana, la tricolor, desmiente lo anterior y los republicanos podrán comprobar por sí mismos que lo de la ikurriña no era cabezonería y sinrazón vascoaldeana, sino un fuerte sentimiento político condenado al silencio por los que siendo mayoría nunca fueron demócratas, pues mayoría y democracia como minoría y fascismo casi nunca coinciden. En cuanto a esa idealización de la Republica malograda, es cierto que haberla hayla. Yo ya he dicho que apoyo a los que desean la III República en España, pues, huelga comentar que, la monarquía es antidemocrática en esencia y retrograda. Dicho lo cual mi sistema de gobierno preferido es el de presidente de gobierno elegido en votaciones cada 4 años, así de simple y sencillo, ningún otro gasto ni superfluo personaje de gobierno. La republica no va a hacer que las cosas den un giro de 180º, pero sí que cambien, de la misma forma que EH BILDU en EH o Podemos en España no serán panacea pero si el inicio de ella. EL problema es más bien educacional, estamos como individuos y sociedad muy mal criados, acostumbrados a las mentiras multicolores del capitalismo y mal iremos si pensamos que con la republica, la democracia popular, el socialismo o el comunismo vamos a conseguir lo que el capitalismo, vendiéndonoslo, no nos ha podido dar, porque ni tienen ese objetivo ni ese objetivo es ningún bien individual ni social, sino todo lo contrario, el capitalismo es decadencia, deshumanidad, egoísmo, violencia, pobreza y desdicha. Todo esto es lo único que nos asegura el capitalismo actual y si sabemos miran a nuestro alrededor eso es lo que precisamente veremos que hay, eso sí, salpicado de pequeñas islas luminosas que nuestra codicia nos hace ver como una realidad mayoritaria, cosa que no son, todo lo contrario, cuantos más ricos son los ricos, menos ricos hay y más pobres a repartir por cada rico. No necesitamos 100 canales de tv si son como los que tenemos, y lo sabemos. No necesitamos 4 coches por familia si contamos con una red pública de transporte ecológica y lógica, y lo sabemos. No necesitamos ganar decenas de miles de euros al año si tenemos educación y sanidad de alta calidad e impuestos justos y reparto ecuánime de los beneficios sociales, porque no necesitamos de médicos privados carísimos ni colegios elitistas ni paraísos fiscales ni listillos que nos hagan pagar menos a Hacienda. Nada de eso necesitaríamos, y lo sabemos, donde no reine ese gran mal que es el capitalismo y la concupiscencia que conlleva.
Quizá sea verdad que la modorra genera cierta inercia discursiva y alguna patología…
Bueno, a todos los que desde el inicio mismo de todo esto (más allá del puntual cambio nombre de régimen), a los miles de personas que se han mantenido despiertos y por ello han sido apresados, torturados, despreciados,… despojados de su ciudadanía, de su vida… algunos incluso absueltos tras el paso por el infierno… a todos ellos el mayor abrazo que pueda transmitirse en este brevísimo texto…
Ha existido y existe la resistencia vivaz en Euskal Herria.
Más:
Ignorar parte de la verdad y tomar prestado aquello que interesa para generar estados de opinión es un ejercicio muy injusto… y muy dañino (quizá algún día sea motivo de reprimenda y tas-tas, quien sabe en que número de qué república).
[Milesker hitz hauek plazaratzeko koadrotxo hau lagatzeagatik].
Oigo comentarios de revelados monárquicos de alma republicana que llegan a irritar. Se habla de razones de democracia, realidad social, pragmatismo histórico, y, lo peor, cumplimiento de la Ley. La constitución se redactó y aprobó de acuerdo con la Ley de la reforma política, que se basaba a su vez en leyes espurias, dictadas por un régimen ilegítimo. El Jefe del Estado que nombró a Suarez, promotor de dicha Ley de Reforma Política fue nombrado ilegítimamente por un usurpador de la legalidad. ¿En que se basan para ensuciar sus principios republicanos?: ¿En el terror a otra guerra civil?, ¿a otra involución militar? Pues bien, admitámoslo como régimen transitorio, pero precisamente por las razones que se admitió la monarquía, hoy (ya hace 20 años) debe considerarse como un Régimen a superar.
La legalidad que se produce cuando una reforma va de la Ley a la Ley, no se produce en el caso de la transición, cuando la ley de la que se parte tiene origen ilegítimo. Por tanto los pactos suscritos bajo la amenaza de involución no obligan.
En una situación en la que no es necesaria para el PSOE ceder ningún principio, ¿por qué se vota afirmativamente una ley que perpetúa la monarquía, y, además, ¿por qué se obliga a la disciplina de voto?
Porque su republicanismo y su socialismo son una falacia. El que ha votado sí a la Ley de abdicación, es monárquico. Y un partido que ha dispuesto de 22 años de una transición de 38 para aplicar su socialismo (que no es más que doblegar al poder económico en favor de la sociedad, incluyendo una mejor distribución de la riqueza y de oportunidades, y cumplimiento del mandato constitucional sobre vivienda, sanidad, etc.)
Esa pérdida de oportunidad durante la llamada transición (de igual tiempo que el periodo autoritario que se quiere superar) tanto en aplicar sus valores republicanos como en el desarrollo de la verdadera socialdemocracia, les hace estar como están.
Porque son monárquicos y centristas liberales.
!Cómo no mitificar!,con lo que tuvimos y seguimos teniendo.
¿iba a ser peor? no; igual que antes: la izquierda dividida, debates nacionalistas, ricos-pobres; ilustrados-analfabetos…
YO en estoy soy más española que nadie, defiendo la república para todos, y la independia de españa de monarquiás y catalocismos y nacionalismos rancios e interesados.
¿se confundieron Lorca, Miguel Hernandez, Bergamín, Maria Zambrano,Machado…y tantos y tantos que aún estado fuera venían a apoyar y defender la causa republicana?.
Hoy, estoy segura que no hubiera habido guerra, somos cobardes, amorfos, una especie de masa sin levadura que no es fecunda.
Votan por mayoría sï o se bastienen, que no sé que es peor, para que venga el nieto político de Franco.
En Francia, país que conozco, allá hay grupúsculos que apoyan que vuelva la monarquía, entre otros el biznieto de Franco…y tienen problemas igual que aquí, injusticias y cosas bien hechas, pero es diferente, el pueblo parece que tiene algo más que ver en las decisiones, no hay un hombre semi Dios, invulnerable y paternal, con su familia por encima del bien y el mal.
PS¿ Contra quién juega el Athletic en la copa del mundo de futbol?