De esos titulares que explican en poco más de una docena de palabras el nivel séptico que ha alcanzado el estado de derecho —no proceden las mayúsculas— en España: “El PP anuncia una reforma exprés para que el Tribunal Constitucional pueda sancionar a Mas”. En la letra menuda, Xavier Garcia Albiol, el ultraderechista sin matices recién promocionado y modelo de conducta de un tal Maroto, traduce a román paladino el enésimo atropello jurídico que se perpetrará a mayoría absoluta armada: “La broma se ha terminado”. Le faltó masajearse la entrepierna y soltar un gargajo sobre el suelo del Congreso de los Diputados donde el tipo, que no tiene acta ni cosa parecida, presentó la iniciativa.
Enternece la reacción airada del resto de los partidos, incluyendo la de la formación que no hace tantas lunas se sumó sin el menor reparo a un cambiazo de la Constitución con agosticidad y alevosía. Cualquiera diría que se enteran ahora de que el supuesto altísimo tribunal no es más que una versión con toga y puñetas del poder ejecutivo de turno y que trabaja por encargo y a medida de Moncloa. Ya ven con qué naturalidad ocupa actualmente su presidencia un individuo que tuvo carné del PP y —se supone— pagó sus cuotas a Génova. Que en lo sucesivo vaya a tener la facultad de castigar a los señalados como enemigos oficiales de la patria no es más que la evolución lógica de sus funciones. Y como les decía el otro día sobre la carta del autotitulado sencillo ciudadano Felipe González, si lo contemplan desde la acera soberanista, es una de esas torpezas supinas del adversario que, lejos de dañar la causa, la favorecen.
Si todavía existía algún incauto en Euskal Herria y Catalunya que creía que España no era un invasor y que nos mantenía bajo su yugo por la fuerza de las armas y demás cánceres del Estado, tales como la Constitución, Tribunales y demás poderes, aquí tiene otra prueba más…por eso esta nueva tropelía debe servirnos para que ambos pueblos nos unamos en una sola voz puesto que «el FIN (nuestras INDEPENDENCIAS) justifica los MEDIOS»…y es la única forma que tenemos de revertir el «DIVIDE y VENCERÁS» que ellos llevan practicándonos desde hace siglos.
“Castilla ha hecho a España y Castilla la ha deshecho”
Así de rotundo Ortega y Gasset en su “España invertebrada” sentenciaba a los responsables de la desmembración nacional. Por causa de los largos años de gobiernos centralistas e incompetentes y sin visión de futuro ni de Estado, empecinados en caer una y otra vez en el mismo error sin intención de enmienda, hoy tenemos lo que tenemos. Seguimos siendo gobernados por gobiernos anclados en los errores del ayer que fueron tan absolutamente cerriles como los del hoy, pero los del hoy todavía tienen más pecado, por lo obvio. Y estos y no otras ficciones recurrentes, son los culpables de lo que hoy pasa con Catalunya y EH.
Y hoy como en el ayer, los militares y paramilitares, ya sean estos políticos, obispos, empresarios o periodistas, encajan a la perfección en la descripción que de ellos diera en 1924 el profesor: “…coroneles y generales tan cerrados de cabeza que estaban convencidos de su “idea”, no como está convencido un hombre normal, sino como suelen los locos y los imbéciles. Cuando un loco o un imbécil se convence de algo, no se da por convencido él solo, sino que al mismo tiempo cree que están todos los demás mortales”.
Un error que nace, según el profesor, porque “…para la mayor parte de la gente, el “nacionalismo” catalán y vasco es un movimiento artificioso que, extraído de la nada, sin causa ni motivos profundos, empieza de pronto…” Y hoy como ayer, se piensa que basta con derrotar en unas elecciones, ayer a Cambo y Sota, hoy a Mas y Otegi. Por lo que, continuaba diciendo el profesor, “los que tienen de estos movimientos secesionistas pareja idea, piensan con lógica consecuencia que la única manera de combatirlos es ahogarlos por directa estrangulación: persiguiendo sus ideas, sus organizaciones y sus hombres…”.
¿Y cómo se persigue hoy la derrota del independentismo? Pues hoy igual que ayer, empleando la fuerza bruta, eso sí, ahora bien envuelta en leyes y constituciones –apología de la violencia en estado puro- , recurso al uso de la fuerza porque, sinceramente, es la única “razón” en la que es insuperable el unionismo: “..todo se arreglará si el Poder central nos envía un gobernador que se ponga a nuestras órdenes..” Y así llevamos desde antes del siglo pasado y continuaremos con el mismo problema acabado el 2015. Los unionistas, desde UPyD, C’s, UPN… hasta los del poder central, PP o PSOE, no sólo reinciden en lo que ya denunciara tiempos atrás el profesor Ortega y Gasset, además, alardean de poseer el convencimiento de los locos o de los imbéciles al que antes se refería el profesor.
También podemos descubrir continuando leyendo su libro “la España invertebrada“ cómo los que nos han hecho creer ser los guardianes de la unidad nacional, han sido todo lo contrario, los causantes del deterioro: “ …empezando por la monarquía y siguiendo por la iglesia, ningún poder nacional ha pensado más que en sí mismo(…) monarquía e iglesia se han obstinado en hacer adoptar sus destinos propios como los verdaderamente nacionales”
El nazionalcatolicismo, ese tinglado ideológico de “las fuerzas nacionales”: la derecha, los terratenientes, la iglesia, los militares…” que confundiendo España consigo mismos acabaron con la República, realizaron la gran matanza de 1936-39, sucumbieron al país en una dictadura, se autoindultaron tras una transición de la impunidad y nos han venido gobernando en una democracia “atada y bien atada”, siempre envueltos en los colores rojigualdos, son los que el profesor determina como responsables de la desintegración española. En España el problema no son los vascos, los catalanes, los independentistas….. son los rojigualdos-nazionalcatolicos- franquistas: ese tercio poblacional que no ha dejado vivir en paz a los 2/3 restantes: al pueblo español, al pueblo vasco al pueblo catalán…. A los ciudadanos de bien en general.
Tanto la modificación exprés como la propia Constitución y la defensa de la unidad encomendada al ejército, son todo eso que Ortega y Gasset en 1924 calificara de ERROR y causa de la desintegración nacional. Los políticos “cabeza de cartón” del hoy (como a los políticos del ayer calificaba el profesor) siguen empecinados en su único “argumento” : la fuerza bruta, la violencia.