Si las celebraciones de los triunfos dicen mucho de tí, las de las derrotas suponen un retrato que ni las estatuas esas que tantos miles de visitantes han llevado al Bellas Artes de Bilbao. ¿Qué me está contando, columnero liante? ¿Que hay quien festeja haber palmado? Suena extraño, pero tal parece. Las redes sociales son testigos fehacientes. Un 18 de talla XXL acompañado de globitos, serpentinas y confeti dio al mundo —o sea, a cierta parte del mundo que se arroga ser el mundo— la buena nueva de la consecución en la buena lid de un recuento justo del escaño que hacía ese número para EH Bildu.
Miel sobre hojuelas, el asiento lo perdía el PNV, y como si se tratara del gol en tiempo de descuento que equivale a una Champions, la euforia se desbordó. Oeoeoé para arriba, oeoeoé para abajo, chistes a dar, cuentas de la lechera, cortes de manga… Un espectáculo digno de presenciar. O más bien, sobre el que reflexionar, como dije el otro día, en frío. Si es que aquí rebajamos alguna vez la temperatura, que no parece.
Es verdad que ha cambiado el escenario. Está más abierto. O probablemente, algo menos atado. Ahora solo hay dos sumas de dos que dan mayoría absoluta. Eso dicen las tozudas matemáticas, que añaden que la primera fuerza, además de ser la única de las que obtuvieron representación en 2012 que ha crecido, saca a la segunda 173.000 votos y 10 escaños. La distancia hace cuatro años era de 106.000 sufragios y 6 asientos. La medida de un éxito la da que el segundo manifieste su inmensa felicidad por no haber sido tercero. Aunque lo triste de todo esto, en mi opinión, es ver cómo crece la fractura.
En cualquier caso..nada capa de superar aquello de la noche electoral de «hemos alcanzado nuestro techo por abajo». Brillante.
Aprovecho…y pido disculpas de antemano si es improcedente hacer la petición en una columna sobre otro tema pero…me muero por saber tu opinión del papelón jugado por El País en el psoegate. Yo estoy bizco.
Muy triste, pero tu comentario no ayuda a que decrezca. Cierto es que el PNV ha ganado las elecciones, pero también lo es que ya no suma con PSOE la continuidad de lo que consiguió hace 4 años. Bien es cierto que por los resultados del PSOE, pero es evidente que si quiere seguir gobernando de la misma forma tendrá que pactar con el PP.
Como algunos pensamos que eso es imposible, nos alegramos porque este escaño fuerza a que se abra una nueva vía y podamos plantear la posibilidad de que el estancamiento del PNV en su exigencia de reconocimiento del derecho a decidir al estado pueda estar más cerca.
Independientemente de este análisis personal y subjetivo, me ha defraudado el contenido del artículo, ya que pensaba que iba a hablar de la celebración del PP, partido que ha quedado relegado a la quinta posición en Euskadi y que, ese sí, celebró los resultados como un triunfo. No. El dardo va dirigido hacia aquellos con los que en buena lógica debería plantearse formar gobierno como pide la mayoría de la sociedad vasca, por lo que la frase: «Aunque lo triste de todo esto, en mi opinión, es ver cómo crece la fractura.» pierde bastante valor, ¿ no crees?