Gran entretenimiento, leer y escuchar las venidas arriba a cuenta de la bronca que les montaron unos niñatos en la Universidad Autónoma de Madrid a Felipe González y Juan Luis Cebrián, también conocidos como Señor Equis y Janli, respectivamente. Qué verbos incendiados, qué adjetivos escalibados —aquí tampoco somos menos en materia de florituras, ojo—, qué prosopopeya casi guerracivilista… y qué poco verosímil todo. Ni los propios boicoteados se creen que haya para tanto rasgado ritual de vestiduras. Como si el par de caraduras no imaginaran desde el momento en que les contrataron el bolo que aquello iba a acabar en happening y materia para el cotorreo. ¡Como si hubieran nacido ayer Isidoro y el hijo del director del diario Arriba!
¿Que fue feo y nada edificante? Por supuesto, pero si hacemos la lista de motivos de denuncia o de pérdida de sueño, el episodio no está ni entre los mil primeros. Y sí, lo confieso antes de que me lo afee cualquiera que conozca mis martingalas: aquí echo mano de esa doble vara sobre la que tanto despotrico. Es del todo cierto que si les hubiera ocurrido lo mismo a (casi) cualesquiera otras personas, incluyendo la mayoría de mis antípodas ideológicas, habría denunciado el hecho como un intolerable ataque a la libertad de expresión y bla, bla, requeteblá.
Pero con estos dos no hay modo, lo lamento. Soy incapaz de sentir la menor pena, indignación o leve cabreíllo al ver que se quedan sin soltar la chapa un rato unos tipos por encima del bien y del mal, dueños o usufructuarios de chopecientos medios de comunicación y activos promotores de mordazas varias. Allá les zurzan.
Pues respiro aliviado Javier. Creía yo que me había transfigurado en un embrutecido marxista-leninista por no sentir en mis entrañas el dolor democrático propiciado por las huestes salvajes que arremetieron contra los proceres González y Cebrián, y les privaron de su libertad de expresión.
Aunque, lo de niñatos, me parece peyorativo,incluso despectivo.
Convenio, que el mensaje tiene una estructura sólida y real en el conjunto.
Tengo en cuenta, que hoy en día es difícil cortar por la linea,pero no tengo duda de que esa linea ,antes de, la han torcido, la han cambiado,la han pintado la han meado y la han cagado.
Y no han sido esos jóvenes universitarios.
Por cierto: La ley mordaza y la patada en la puerta de Corcuera son cosas de niñatos.
Por cierto: Hace unos meses, tuve el vómito en la garganta escuchando a Corcuera insigne de PS.
En su intervención recordaba, que lo de reunirse una hora con Rajoy y dar seguidamente el comunicado era una estupidez.
Argumentaba el ex ministro, que en su época de sindicalista, aunque las negociaciones entre patronal y sindicatos se resolvieran en veinte minutos .Ellos eran suficientemente astutos como para esperar hasta el día siguiente para plantear los grandes acuerdos.
Yo que conocí la deriva de Corcuera en su etapa sindical, puedo decir que hacían después de esas cortas reuniones pactadas.
No quiero venirme arriba por si la Ley Mordaza pudiera llevarme al banquillo de los pobres.
Pero los muy parranderos, sabemos lo que hacían Corcuera y los negociadores de A.H.V. en ese espacio de tiempo que transcurre entre las 10 de la mañana del día x y las 12 de la mañana del día siguiente que estaba convocada la asamblea con resultados parecidos a a los cambios actuales entre el NO TE QUIERO PERO TE DEJO GOBERNAR.
Se, que yo soy reiterativo el adjetivo. Pero las dos acepciones de la RAE son para tener en cuenta.