He firmado un porrón de veces la petición abierta para que en la próxima final futbolera de Copa, que se celebrará en un estadio de nombre españolísimo del quince —Wanda—, la subidora de libidos soldadescos que atiende por Marta Sánchez interprete en directo el himno de Tabarnia y alrededores que anda de boca en boca. Lo que daría por ver el espectáculo de la susodicha en medio de la cancha, en plan Beyoncé de lance, recibiendo la pitada del milenio por parte de una afición ya muy curtida en las lides del silbido y que, sin duda, este año tiene aun más motivos que el anterior para dejarse hasta el último aliento chifla que te chifla. Y también me pone pilongo, no crean, imaginarme a los seguidores del otro equipo tratando de entonar la letra caspurienta sin descarrilar en los ripios. Como escribió un tuitero cabroncete, si ya se liaban con el lololó, como para meterse en virguerías.
Por lo demás, mando desde aquí un saludo despiporrado de la risa a los huesos del eximio José María Pemán, autor de la letra que los que tenemos una edad nos tocó canturrear entre dientes. Qué ultraje, ser un egregio intelectual falangista con todas las lecturas en regla para que aparezca una folclórica venida a menos a afanarte los laureles. Con el aplauso, oigan, de la flor y nata de la españolitud, desde Eme Punto Rajoy a Santi Abascal, pasando por Naranjito Chen, Rosa de Sodupe o la Fundación José Antonio. Gran retrato, no tanto del país, como de cierto paisanaje que, tras renegar con denuedo de su condición de nacionalista desorejado, sale del armario a los sones de una patriota que vive y paga sus impuestos en Miami.
Sería divertido oir la mezcla de sibildos con la letra cañí y ver la cara del homenajeado Felipe uve palito «el preparau» intentando entender si son aplausos o pitos, cosa imposible, porque si dar el mismo discurso navideño a él le requiere años de entrenamiento, sus súbditos del lo, lo,lo que tanto problema tienen con la actual letra, mezclarían el cara al sol, Asturias patria querida y la tierra valenciana con su gracieta típica andaluza y el a por ellos oe oe oe… zoy epañó.
A ver si llega ese día y vemos un himno de 90 minutos de duración y un partido de fútbol de 6 minutos.
¡Todo sea por el espectaculo!
de momento este gran artículo ya me ha alegrado el día.
Ezkerrik asko.