Pues ya es ese mañana al que aludía —y me consta que no era el único— en mi columna de hace 24 horas. Tras lo visto, no cambio una coma. En todo caso, corrijo y aumento: la movilización en las calles ha sido incluso mayor de lo esperado. Hay motivos para la alegría de quienes han convocado los diversos actos. También para no racanear la condición de histórico de lo logrado. Es verdad que no se ha inventando el mundo y que en el pasado hubo mareas reivindicativas de gran calado, desarrolladas en contextos sociales y temporales bastantes más jodidos que el actual. Pero después de haber convertido el 8 de marzo en rutina casi machacona que pasaba sin fu ni fa, esta vez se ha conseguido marcar la agenda. Como dije ayer, no solo la pública; también la íntima.
Reconocido y aplaudido, si hace falta, todo lo anterior, déjenme que sea el tiquismiquis que ustedes conocen. Primero, para reiterar que han vuelto a sobrarme los hombrecitos condescendientes venga y dale con las palmadas en la espalda a quienes no las necesitan. Cansinos ególatras paternalistas, joder. En el lado contrario, mi respeto entregado a las mujeres que tomaron la firme, meditada y argumentada determinación de no seguir los paros y, según los casos, no participar en los actos. Seré muy corto, pero para mi es una muestra de empoderamiento del recopón. Y, desde luego, me parece una actitud infinitamente más honesta que la de las no pocas adalides de la cosa que estuvieron en la procesión y repicando. Vaya rostro de mármol las del #YoParo que, sin necesidad económica por medio, buscaron una excusa para saltarse el descuento en la nómina.
Reproduzco lo que he dicho en el blog vecino también sobre el tema.
Yo creo que lo de ayer sí se puede considerar un éxito. No sé si tanto como para decir eso de “un antes y un después” pero sí es un paso.
Y lo dice alguien que no estaba de acuerdo con el enfoque que se había dado a la convocatoria. No se puede estar de acuerdo con todo y en mi caso había cosas que no me gustaban, lo cual, tampoco es nada del otro mundo, Cada cual ve los temas desde su perspectiva y no pasa nada y es hasta normal si desde una perspectiva no se comparte el 100% de lo que se plantea desde otra. Eso no quiere decir que no respetara la iniciativa; como tantas otras que no comparto al 100%.
Mis principales objeciones venían de lo que, a mi parecer, era una convocatoria un tanto confusa y metiendo demasiadas cosas en el mismo saco (temas laborales, violencia de género, anticapitalismo…). También me pareció que presentaba un enfoque demasiado “anti”, a la contra. Es decir; un “os vais a enterar” dirigido a los hombres y desde bastantes plataformas, con bastante agresividad.
También admito que todo depende de la realidad que viva uno en el día a día. Yo creo que no vivo un entorno machista. En mi oficina, de seis personas…cuatro son mujeres , entre ellas la directora y subdirectora. En la empresa a nivel central (y es una empresa grande) los principales puesto directivos los ostentan mujeres, empezando por la directora general.
De hecho, en la oficina, ayer mis compañeras no se sumaron al paro. Hablando del tema…estaban de acuerdo en términos generales con la movilización, pero en estos sectores es complicado, por carga de trabajo, etc. Para empezar…en estos sectores (en muchos) importa poco que un día concreto vayas o no…lo que importa es que el informe, el prespuesto, la presentación, la contestación a la demanda, etc, etc, esté lista cuando tiene que estar. Así que si no vas un día…tendrás que quedarte toda la noche el siguiente. Por otra parte, no necesitan hacer huelga para que los hombres de la oficina nos demos cuenta de lo importantes que son. Lo vivimos a diario. Conocemos su valía; no por ser mujeres, sino porque lo valen. Y cuando falta alguien de la oficina, sea hombre o mujer, el resto vamos de cabeza (como es habitual; vamos justos de equipo). Somos un equipo en los que todo el mundo arrima el hombro, nos ayudamos y nos cubrimos y nadie piensa si el uno es hombre o la otra es mujer. Por tanto, en mi caso particular…lo que yo he valorado mucho de mis compañeras en esta jornada es precisamente verles con nosotros en la oficina dando el callo, ayudándome con la sábana de excel que se me habái atragantado (soy de letras) y que efectivamente se sepan tan importantes que entiendan la gran putada que nos hacían si no venían.
Y en el ámbito personal, vivo sólo, así que comparto conmigo mismo las labores del hogar. Durante una larga enfermedad de mi madre hasta que falleció pues fuimos los hermanos (chicos y solteros) los que tuvimos que estar (y encantados) al pie del cañón, con la inestimable ayuda de sus amigas. Y en mi entorno, en las parejas, lo que yo veo es que hay un reparto bastante equitativo de las obligaciones familiares, de casa, etc.
Por tanto…se me hacía bastante ajeno ese “os vais a enterar de lo importantes que somos”. Joder, ya lo sé. Pero no por ser mujeres, sino por ser las personas con las que compartimos el día a día y todo el mundo, hombre o mujeres, aportan y si falta alguien, se nota.
Pero entiendo que hay otras realidades. Y ver ayer tanta gente y, sobre todo, tan diversa movilizándose, además de muy respetable, da que pensar, que entiendo que es lo que se trata. Me resultaría un postureo bienqueda por mi parte ponerme ahora a gritar “gora borroka feminista” o alabar al movimiento feminista, etc… porque hay muchas cosas que no comparto, sobre todo, de cómo se plantean las cosas. Pero sí que me ha dado motivos para pensar sobre ello.