Seguimos para bingo. Una descomunal cantada del gran latigador de la judicatura que atiende por Pablo Llarena provoca que la Fiscalía de Bruselas mande a la papelera la orden de entrega de los consellers expatriados en la capital de Bélgica, que lo es también, por cierto, de la Unión Europea. Los beneficiados por la anchoa se hacen un selfi partiéndose la caja con unas birras matutinas en la mano. Los perjudicados, osease el Tribunal Supremo, se ponen de morros como niños malcriados con nula tolerancia a la frustración y lamentan “la ausencia de compromiso de la Justicia belga”. Por si no fuera bastante descuajeringue con haber sido los autores de la metedura de pata y con la propia rabieta, inmediatamente después de hacer los pucheritos, los altos togados reconocen que todavía no han leído el fallo que están poniendo a caldo.
Esto, y siento que el esquema de la columna sea calcado al de la de ayer, casi al mismo tiempo que nos enteramos de que el ya president a todos los efectos de la Generalitat, Quim Torra, es un señor que hace año y medio se presentó en Ferraz cargando unas bolsas de plástico para formar parte de la claque callejera de Pedro Sánchez en los días en que fue depuesto como secretario general del PSOE. Eso, mientras no dejan de aparecer artículos del susodicho desbordantes de rancio esencialismo. Sin embargo, el procesismo de salón insiste en la martingala oficial de “los cuatro tuits sacados de contexto” y nos acusa de viles colaboracionistas del unionismo a los que no sabemos disimular el inenarrable escándalo que nos causa la elección de alguien con semejante trayectoria acreditada.
Más perplejo me quedé yo, al ver que en opinión del fiscal belga «no existe una orden de detención precedente», porque Llarena se «limita» a decir que confirma la orden de prisión basada en los argumentos anteriores. Y eso es lo que importa, si existía una orden nacional de detención sobre la que basarse. O sea, la columpiada padre.
Se están choteando de Llarena tanto en Alemania como en Bélgica. Unos por entrar a valorar el fondo del asunto en lugar de valorar si es un crimen penado con cárcel en Alemania (ellos dicen que sí, curiosamente).
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea va a reprender unas cuántas cabezas belgas y alemanas. Y entonces los mismos que ahora se ríen crujirán los dientes. Lo lógico sería ponerse a aprovechar los respiros tácticos para obtener, al menos, un empate honroso, pero bien sabemos en casa, Javier, lo fácil que es confundir una ventaja momentánea con una victoria definitiva.
A nivel internacional (que es lo que cuenta en este partido), nadie va a entender los artículos y tuits de Torra que ya de por si considero lamentables y más que suficientes para descartarlo como candidato. Además, convenientemente aventados y amplificados pueden ser letales en europa para la causa independentista. Inexplicable tan escasa inteligencia política por parte del que lo ha elegido y de los que lo han secundado, jamás hubieran soñado las huestes de falangito y compañía semejante autogol del contrario, menos mal que por parte del equipo de la una grande y libre no les van a la zaga en cuanto a cantadas….pero esta es muy gorda.
Imagino que Puigdemont habrá pensado, «os propuse a Turull que de puro moderado era hasta soporífero, y me lo entrullasteis por rebelde… pues hala, ahora os coméis al más ultra de todos». Otra explicación no se me ocurre. Personalmente, y después de leer los artículos de marras, considero al sujeto más un bocachancla tocacollons que otra cosa más peligrosa. Pero deberá andarse con ojo. Cuando se detuvo a Puigdemont en Alemania, medios de mucho peso como Der Spiegel o el Süddeutsche Zeitung se encargaron de recopilar y analizar las frases pronunciadas por el de Girona en momentos clave del Procés para concluir que nunca hubo incitación a la violencia. Lo cual, si bien no le dio grandes apoyos cerrados a su causa, sí convenció a muchos de lo poco fundado de los argumentos de España contra el independentismo. Con Torra… veremos.
En otro orden de cosas, daría un riñón por saber qué pasó en la reunión que mantuvieron Rajoy y Sánchez en la Moncloa. O hubo un invitado sorpresa de alto standing poniendo los puntos sobre las íes, o no me explico cómo el que mantuvo un apoyo de perfil bajo durante los casi seis meses del 155 saliera de allí adelantando a Rivera por la derecha (que ya es decir) y haciendo propuestas que ni Aznar en su cuatrienio ominoso. No creo que se justifique sólo por el trolleo salvaje de Torra en Ferraz el «otro» 1 de octubre.