En la muerte de Setién

De entre los miles de exabruptos que coseché en los años del Cocidito madrileño, pocos causan el efecto del regüeldo que soltó unas navidades —y nada menos que en la COPE, la cadena de la Conferencia Episcopal española— un tipo que atiende por Alfonso Ussía. Pongan cuerpo a tierra porque el tiempo no ha borrado la capacidad del pretendido villancico satírico para provocar una náusea inmensa: “En el portal de Belén nadie toca la zambomba porque un hijo de Setién ha colocado una bomba”.

Fíjense qué curiosa es la mente humana, que esa coplilla hedionda fue lo primero que me vino a la cabeza ayer por la mañana, cuando llegó a la redacción de Onda Vasca la noticia de la muerte del obispo emérito de Donostia. Y luego siguieron en tromba las incontables demasías que en aquellos días de plomo real y verbal despachaba la tertuliada de entonces —alguno, reconvertido ahora en progre de guardia— contra el monseñor que envenenaba sus sueños. Solo Xabier Arzalluz y Juan José Ibarretxe despertaban un odio similar entre la caterva de latigadores del dial y la pluma.

Tanto daba, como anoté en el primer libro recopilatorio, hace tres lustros, que en su dilatado ministerio, Setién hubiera condenado con dureza cada asesinato de ETA y que fproclamara sin ambages su rechazo visceral a la violencia. Su apuesta por un final dialogado del terrorismo hizo que los opinadores lo convirtieran, casi literalmente, en el anticristo. Cuando le pregunté por esa inquina indecible, se encogió de hombros y respondió: “Que a uno lo interpreten mal no es razón para que deje de decir lo que tiene que decir”. Ese era Monseñor Setien. Descanse en paz.

2 comentarios en «En la muerte de Setién»

  1. Ayer ETB1 emitió un programa sobre la figura de Setién que crei que definía bastante a la persona y al personaje (me llamó la atención que, aunque se haya grabado recientemente, era anterior al fallecimiento de Setién y los intervenientes hablaban de él como si hubiera fallecido ya). En términos generales era laudatorio, como correspondía a los intervinientes con, quizás, la excepción de Gorka Landaburu que, de forma respetuosa, introdujo algo de crítica. Por dar una visión más completa o plural, me habría gustado escuchar a alguien abiertamente crítico, pero imaigno que incluso se habrían negado a participar.

    En términos generales creo fue un retrato fidedigno. Incluso aquellas personas que le admiraban admitieron su carácter frío y distante, bien a causa de su timidez bien de su superioridad intelectual (me atrevo a decir «soberbia…que seguro que él intentaba combatir pero no siempre con éxito), lo que derivó en gestos de falta de empatía que generaron muchas críticas. La complejidad y rigurosidad de su pensamiento y de sus escritos tampoco le ayudaron a ser comprendido por todo el mundo. Pero él tampoco hizo demasiados esfuerzos por hacer su pensamiento más accesible a gentes de, digamos, menor excelencia intelectual y creo que eso fue un error (como dijo Mari Carmen Garmendia; sus escritos había que abordarlos con papel y lápiz).
    Políticamente se mojó y no es erróneo decir que fue nacionalista e imprimió ese nacionalismo en su función pastoral. Se lo oí matizar muchas veces pero…no colaba. No sé hasta qué punto eso es procedente en un Obispo (no soy del club) pero cierto es que otros colegas suyos no se cortan un pelo en predicar su nacionalismo de otro signo así que….¿por qué no?

    Yo en su día, en tiempos más viscerales y de menos matices y más trincheras, fui crítico con él y con el sector de la iglesia vasca a la que representaba. Pero hace un tiempo la vida me dio una de esas lecciones que da a veces cuando por motivos personales (y dolorosos) tuve la oportunidad de conocer a José Ramón Treviño (que también aparece en el programa), a quien yo situaba en ese sector con el que yo era crítico, y me cambió totalmente la perspectiva.

    A la misma hora del programa de RTYB1. en 13TV también se glosó la figura de Setién, de forma bastante correcta, aunque aséptica, y sin abrir el micro a vices críticas; supongo que guión de la Conferencia Episcopal, dueña de la cadena.

    En fin, un personaje extremadamente interesante. Descanse en paz.

  2. Yo creo que Setién, le sobraba inteligencia para ello, sabía de sobra que no era problema de «interpretación» lo que movía a grandes sectores del «no nacionalismo» a la inquina desaforada hacia su persona. El tema es el de siempre;todo lo que no sea bailar el agua a la una grande y libre, al «aquí no se tortura» y al besamanos acrítico a todas y cada una de las víctimas «champions league» es sinónimo de rabo, cuernos y de enfermedad moral.
    D.E.P.

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