En la gresca esta de los lazos prohibidos deberíamos empezar por el principio. O sea, por escoger una única vara de medir. A partir de ahí, se abren dos opciones. Primera, nos ponemos profilácticos hasta la médula y establecemos que desde la convocatoria electoral hasta el día de la votación no cabe ni la cuestión más infinitesimal que pueda entenderse como mensaje de parte. Segunda, nos dejamos de chorradas y permitimos que cada quisque haga de su capa un sayo. Esta última es, de hecho, la alternativa por la que me inclino. Parto de la base de que somos lo suficientemente mayorcitos como para dejarnos influir por este símbolo, aquel recado subliminal o no sé qué medida estupenda promovida por esta o aquella institución. Lo que no vale es ir por parciales, de modo que sean requetelegítimos los viernes sociales de Sánchez y megamaxiilegales unos trozos de tela de determinado color.
En cualquier caso, si se fijan en todos los actores del psicodrama de diseño, verán que ninguno está particularmente incómodo. Cada cual vende su moto a discreción. Así, Torra tira de martirologio y victimismo y da pie a que Casado y Rivera monten el numero de los ofendiditos que reclaman un duro castigo para los rebeldes, mientras el inquilino de Moncloa sobreactúa como estadista que llama a la cordura, el cumplimiento de la ley y me llevo una. Tales para cuales.
Por lo demás, si pongo en un plato de la balanza todo este teatrillo bufo y en el otro, la realidad palmaria de unos políticos injustamente encarcelados desde hace más de un año, no me queda la menor duda de qué es lo sustantivo del asunto y qué lo ridículamente accesorio.
Aparte de ello, esto ha sido un pique entre uno empeñado en no pasar por el aro y otros empeñados en hacerle pasar por el aro.
El problema es a futuro…pensando en una eventual república catalana que esta postura de que las leyes o decisiones judiciales «injustas» (para uno, claro) o que violan derechos (de uno, claro) no hay que cumplirlas y se pueden desobedecer y son ilegítimas, se les puede volver en contra. Porque ellos dictarán leyes que a x ciudadanos les parecerán injustas o que violan sus derechos. ¿aceptarán sin más que el que no quiera cumplir la ley no la cumpla o recurrirán a la tan poco democrática coerción de los tribunales, aparatos represores propios, etc?
De todos modos…yo que esperaba ansioso la columna sobre el barquito atracado en la costa guipuzcoana. Porque ahí hay mucho jugo sabroso que sacar…entre el desorientado Casado al que las vizcainas de pro que escoltan no corrigen, los antimilitaristas protestones mostrando el rechazo del pueblo que entre todos no llenaban medio bote salvavidas del cascarón, las colas de curiosos nostálgicos de top gun, las vehementes afirmaciones de que no habia vascos en la cola sino todos traidos de la meseta en autobuses con bocadillo de mortadela incluido (debe ser que la mortadela junto con el botijo son la máxima y más despectiva expresión de lo hispano; pues a mí si es de la de aceitunas diseminadas ya me mola), etc.
Da para peli de Berlanga.
Yo…ahí lo dejo.
Hasta hace poco veíamos unas campañas preelectorales donde el bipartidismo mostraba unas ideas políticas totalmente antagónicas.
Luego una vez en el poder la izquierda nos marcaba sin piedad goles por la escuadra que intencionadamente había dejado preparados la derecha.
Reformas laborales, educativas , sociales etc… Miedo daba cada vez que intentaban mejorar algo.
Ahora en los tiempos de cabeza de ratón donde «se ha roto el bipartidismo» todos ellos ven muchos cacho donde pillar sea con quien sea o como sea.
Todos, todos juegan a los mismo con fichas de color no permanente.
Y seguirán jugando mientras que no les quitemos el damero, ya que su gran preocupación es vivir de lo único y mejor que saber hacer que es engañar.
El engaño, un engaño bien aprendido desde niños que es cuando se aprende bien todas las cosas de la vida.
Han vuelto a la vara de medir porque les va mejor que el SMI, otra cosa es que a los que vamos con la papeleta esto nos parezca un circo de payasos sin gracia mas que unos políticos que van a dirigir supuestamente un país democrático.
Ya uno no se asombra de nada.