No escribiré ni siquiera el nombre de pila de la mujer que se ha suicidado tras la difusión de un vídeo sexual en su centro de trabajo. Comprendo a los que sí lo han hecho, supongo que en nombre de esa filfa periodística que sostiene que el nombre humaniza a las víctimas, pero creo que no se dan cuenta de que en realidad están al servicio de la sed de morbo que se dispara con casos como este. No es casualidad que ese nombre sea, en varias combinaciones, la palabra más utilizada en los buscadores de pornografía de internet.
Si nos sobra ese dato, qué decir de las toneladas de pelos y señales con que nos abruman las crónicas sépticas sobre el asunto. Los poceros de la presunta información han llegado a su barrio, sus vecinos, sus amigos, su familia y hasta su misma casa. Poco queda por saber de las circunstancias biográficas de la fallecida. Y lo que queda se inventa impúdicamente, como hizo una reputada comunicadora radiofónica que en su programa deslizó la idea de que el culpable de la muerte era el marido porque “alguien que sabe que va a encontrar apoyo se siente más amparada”. Eso, después de que ella y sus tertuliantes espolvorearan por las ondas la mema teoría de que “a un hombre jamás le pasaría”, sin ser conscientes de que es exactamente la versión en pasiva de la melonada que había soltado cierto torero testosterónico. Tampoco faltó el dedo señalando la responsabilidad de la empresa, aunque sin precisar qué diablos debería haber hecho la compañía ante una situación así. En realidad, a quién le importa, si solo se trata de ganar el concurso de rasgado de vestiduras aprovechando una tragedia ajena.
Las cifras de suicidio en España son escalofriantes y se ocultan datos y motivos del porqué, en ellas hay muchos mas nombres masculinos que femeninos. A bote pronto puedo recordar en un pueblo de 8500 habitantes más de media docena de hombres y ninguna mujer.
Todo lo relacionado con el sexo sigue siendo morboso por muy liberales que nos creamos y en cuanto se cuelga algo en los whatsApp. el reenvío se hace viral.
Una exconcejal vive muy bien a cuenta de ello, al parecer no le causo ningún trauma y los biuitr@s de la información no preguntaron nunca el estado de su marido ¿que porqué no podía haber tomado el fatal desenlace del actual caso?
En cuanto a la culpabilidad de la empresa no se que motivos se busca, al tajo se acude a trabajar, los líos amorosos de cama y ligue para después.
La libertad sexual que reclaman para que no haya mas muertes como ésta habría que cambiarla por más sentido común, educación y conocer en el mundo en vivimos sin creernos el rey o reina del mambo y los peligros que a ello conduce.
Aunque mis alabanzas hacia tus atículos no suelen ser muy habituales y casi siempre suelen tener algun «pero», y a veces muchos cuando entras en temas políticos o similares, esta vez no hay peros.
¡¡Magnífica entrada, Javier!!
Mantienes en todo momento la tremenda fuerza que lleva esa primera y estupenda frase con la que empiezas.
¡¡Magnífico!!
Se merece un destino en el que le podamos recordar
Una tragedia que habla mucho de la crueldad, de la estupidez y, sí, también de machismo.
Creo que es pertinente que lo sucedido, los hechos, haya sido noticia en el sentido de que debe hacer reflexionar y si hay gente que a partir esto para a pensarlo dos veces cuando le llegan videos de estos pues….es un paso.
Pero genera cierto pudor tanto postureo en la reaccíón y tanta hipocresía. La concentracíón de los trabajadores, todoa y todas allí gritando «todos somos x» me revolvió el estómago. Me habría parecido más honesta una reacción de silencio, de vergüenza, de bajar la cabeza.
Que se intente culpar a la empresa me tiene anonadado. O sea…son sus compañeros los que se ceban, los que difunden, etc ,etc pero la culpa…de la empresa. ¿Deben las empresas controlar las comunicaciones privadas de sus trabajadores? ¿Eso es lo que piden los sindicatos?
Y lo que ha dicho el torero se lo he escuchado decenas de veces a las feministas más vehementes. Tal cual. Que existe un machismo arraigado en la forma de pensar de una mayoría de hombres que les lleva este tipo de comportamientos. Y en lo que he leído me pareció que lo hacía como crítica. Y se incluía. Si lo dice otra persona o se hace desde el feminismo esa denuncia de la forma de actuar de los hombres en estos casos…se aplaude.
Con relación a este tema un apunte por mi parte:
«…que se ha suicidado tras la difusión de un vídeo sexual en su centro de trabajo»
Efectivamente, esto es lo que ha ocurrido. Pero es lo que ha ocurrido «en segundo lugar»; porque «en primero», el eslabón inicial de la cadena fatal, lo engarzó la protagonista de la tragedia al difundir ella misma el vídeo «a gente de su confianza»
(He leído el entrecomillado en muchos sitios, y siempre en este contexto exculpatorio: como eran de su confianza, deberían haber considerado la cosa como un hecho desenfadado (¿guay?) y haber parado la bola para impedir que siguiera rodando… con independencia de que, a su vez, estos amigos confiables tuviesen otros colegas de confianza a quienes mostrar la cinta, en la convicción de que ahí se acabara el asunto… con independencia de que, a su vez… Etc)
Bien. Vivimos en una sociedad extraña, rebosante de ignorancia, ingenuidad, infantilismo, y narcisismo, características todas estas que están haciendo de oro a los barandas de las Redes Sociales, y a las empresas que compran los datos que estos barandas extraen de sus pánfilos seguidores.
Y parece que la cosa está yendo a peor
Hola
Ayer por la tarde-noche cuando en el bar de siempre repasé el correo electrónico y alguna que otra cosilla personal y vi que no había salido mi escrito anterior me alegré, porque está mal concebido. Mejor, más que «mal concebido», «sacado de contexto por mi parte»
(Me percaté de ello media hora después de haberlo enviado, tomando un café. Si este blog dispusiera de un comando para eliminar mensajes, yo mismo lo habría eliminado)
Cualquiera que lo lea, incluso yo mismo, piensa que estoy echando la culpa a la fallecida, cuando en este caso concreto parece que fue víctima de una venganza odiosa llevada a cabo por su expareja.
«¿Y entonces por qué lo escribiste?» os oigo preguntar.
Lo escribí en estas circunstancias:
A raíz del suicidio, una chica con muchos seguidores en Twitter (uno de los cuales me la reenvió, pues yo le sigo a él… aunque no a la propia chica) se lanzó a unas argumentaciones abundosas y vehementes, asegurando, entre otras, que CUALQUIERA TIENE DERECHO A ENVIAR CUALQUIER COSA A GENTE DE SU CONFIANZA
Y aquí estalló una tormenta de mensajes y réplicas, casi todos en contra de sus palabras.
Yo también participé en la discusión, redactando un escrito que iba en contra de los comportamientos pueriles que hay hoy en día, de los ciberamiguitos, de la inocencia estúpida que nos hace compartir datos íntimos con desconocidos -que luego puede que comercien con ellos-… y más cosas del pelo
Es decir que tanto la discusión en Twitter como mi escrito NO SE REFERÍAN AL HECHO QUE HABÍA PROVOCADO EL SUICIDIO NI A LA PROPIA SUICIDA, sino a las palabras pronunciadas por la tuitera por las que venía a defender, repito, la propagación de asuntos confidenciales ENTRE PERSONAS DE CONFIANZA.
Y luego, para no volver a escribir ¿qué hice? … ¡pues «cortar y pegar» mi rollo de TWITTER en este blog sin darme cuenta, en un principio, de que estaba fuera de contexto!
Y como no pude eliminarlo, solo me quedaba confiar en que no se publicaría.
En resumen, por si no ha quedado claro, decir que, a mi juicio:
-En este caso, parece que la muerta ha sido objeto de un acto criminal por parte de su expareja.
-El comportamiento de la peña de IVECO, obsceno, mórboso, es congruente con el de la mierda de sociedad en la que vivimos
-Esta mierda de sociedad justifica que «cualquiera» pueda mandar cualquier cosa a «otro cualquiera» en la esperanza -¡en la exigencia!- de que ese «otro cualquiera» no lo difunda… como lo hemos hecho nosotros
-Noticias falsas, Planificaciones comerciales, Resultados electorales… y un sin fin de actuaciones que afectan profundamente a la ciudadanía son posibles gracias a la existencia de Redes Sociales con una capacidad desconocida en la historia de la Humanidad, y a la candidez, infantilismo, estupidez de una ciudadanía desnortada y abúlica.
Casualidad
Acabo de recibir esto en mi cuenta Tw
«Cuando nos grabamos o enviamos fotos sexuales no hacemos NADA MALO. Aquí el único delincuente es quien usa nuestra intimidad para humillarnos. Espero que os guste: No hay un cerdo tan gañán»
Enlace para verlo: https://twitter.com/henarconh/status/1136533288909230080
Esta es la sociedad en la que vivimos. (Obviamente, azuzada por los que manejan la tela, que garantizan así su tranquilidad perpetua)