Es de sobra conocido que no soy, ni remotamente, el presidente del club de fans de Pablo Iglesias Turrión. Sin embargo, mi exigua simpatía por el personaje no me impide ver que el trato que le está dispensando Pedro Sánchez en los últimos capítulos del enredo negociador entra de lleno en el terreno de la humillación. “El principal escollo para que haya acuerdo con Podemos es la presencia de Iglesias en el Gobierno”, llegó a soltar ayer el presidente interino ante el confesor catódico Ferreras. Mi ya larga memoria en cuestión de cocina de pactos no tiene registrado nada ni parecido en materia de desprecios a la formación con la que se pretende alcanzar un mínimo entendimiento. Con aliados así, quién necesita enemigos.
No niego, como me hacía ver mi admirado Alberto Moyano, que es compresible que Sánchez albergue recelos respecto a un tipo que ha demostrado largamente su capacidad para liar pajarracas del quince. Eso, por no hablar de su querencia por los numeritos, la pirotecnia verbal o las maniobras orquestales en la oscuridad. Un peligro, sí, pero también un mal inevitable si de verdad se quiere llegar a algo con la fuerza que hoy por hoy supone el intento aritmético más viable para lograr la investidura, siempre teniendo en cuenta que todavía faltan apoyos. Y ocurre que el líder de esa fuerza es Iglesias, y que en calidad de tal, tiene todo el derecho del mundo a reclamar su presencia en un gobierno de coalición. Puede, como digo, que al socio mayoritario —el PSOE— no le guste, pero no se entiende el veto, y menos, acompañado de una descalificación pública… salvo que la intención sea dinamitar el pacto.
Sánchez recusa a Iglesias, Rivera recusa a Sánchez, Casado espera a «dios Aznar» para a ver quien hay que recusar e Iglesias recusó a todos erigiéndose único profeta salvador contra la casta corrupta, pero eso fue hace 5 años.
Hoy, el anticasta desea comer en la misma mesa y del mismo plato aunque sea en menor cantidad, mientras que «el superviviente» solo está dispuesto a dejar poner el mantel.
Mal andamos cuando estos «grandes políticos» ven el problema en el personaje que les pueda descabalgar de su gran ego y no en la ideología o pensamiento de las demás formaciones políticas.
Resultado: Abascal entra en el convite y precisamente no como invitado.
¿No hay nada mejor que estos?
Coincidiendo en las mismas calificaciones que te merece el líder de Podemos, incluido su derecho a reclamar puesto en el Gobierno, me parece impresentable no sólo la humillación gratuita al que le está sometiendo el campeón del mundo de mentiras, incumplimientos y ocultaciones políticas que es Pedro Sánchez, sino el espectáculo que nos está regalando, ya que las excusas que nos presenta para no formar Gobierno con Podemos, son perfectamente utilizables desde el minuto 1 del proceso.
Si el escollo es Pablo Iglesias, ¿por qué ha iniciado conversaciones con él?. Si le parece que no es defensor de la democracia, ¿por qué no le presenta claramente el programa que es inasumible por Iglesias, tan sátrapa él, y nos desvela la reacción de este peligro público nº 1? Si el que Iglesias se opusiera al 155 y sea partidario del derecho de autodeterminación son razones para no quererlo en el Gobierno, ¿por qué está perdiendo el tiempo con él, comiendo la sopa boba de Moncloa desde Abril y aún sin perspectivas de un Gobierno estable y sin haber hablado (según dicen) con ningún otro posible apoyo?.
La única respuesta que se me ocurre es que tiene pactado un Gobierno con Ciudadanos (mayoría absoluta matemática) desde hace tiempo y lo madura adecuadamente para presentarlo como salvación de España y su inigualable democracia. Entiendo que una consecuencia de esto es el goteo incesante que han surgido los naranjitos en su ejecutiva, probablemente al conocer el plan subterráneo.
Vomitivo.
Yo quiero lo mío, y chin pún, me parece muy simple para la complejidad actual. tengo buena impresion de Iglesias y me parece indispensable, e importante su trayectoria, pero creo que un gobierno sin él dentro será mejor aceptado en general, y la cohesión del país también hay que tenerla en cuenta incluso para la supervivencia de la propia coalición. Es mas, en términos egoistas, se trata de que la coalición tenga éxito, y creo que con Iglesias en el congreso, es mas fácil que lo tenga. Y si la coalición resulta nos irá mejor a TODITOS TODOS.
todos toditas-………… a que queda bien,¡¡¡¡ es que después de la palmadita de B. no me cabo ( quepo?)en la camisa.