Andará preguntándole Pedro Sánchez a su gurú donostiarra de cabecera qué ha podido fallar para que lo que debía haber sido un acto lleno de épica y solemnidad acabara en esperpento circense rezumante de patetismo. ¡Si hasta le tenían dicho al piloto del helicóptero que evitara las farolas traicioneras! Al tiempo, en su recién estrenada nueva morada de Mingorrubio, la momia del viejo carnicero debe de estar retorciéndose de risa y gustirrinín. Miren que es joía la Historia: al cuadragésimo cuarto año resucitó y se pegó el lujazo de comprobar que en la reserva espiritual de Occidente todavía hay quien le añora.
El segundo entierro poco ha tenido que envidiar al primero. ¿Por qué? Vuelvan a cuestionárselo a los brillantes cacúmenes citados al principio de estas líneas. Suya es toda la responsabilidad de que la imagen que vaya a quedar del pifostio de ayer entre Cuelgamuros y El Pardo sea la del féretro de madera nobilísima saliendo a hombros de los familiares del dictador, liderados por uno que se apellida Borbón. Como guarnición, los brazos en alto, unos uniformados cuadrándose ante la comitiva, rojigualdas con el pollo, vítores a Tejero, Abascal profetizando una segunda maldición como la de Tutankamón y el equipo de producción de Ferreras persiguiendo a unos viejos comunistas para que se prestaran a dejarse grabar brindando en un bar.
Resumiendo, que la exhumación se transmutó en exaltación monda y lironda. La pretendida reparación ha resultado una ofensa para las víctimas del franquismo que se suma a las mil y una coleccionadas desde el comienzo de la interminable noche de piedra. Y todo, por un puñado de votos, qué rabia.
Ya lo dije aquí hace unos días; que le preparaban un «ongietorri»; ahora cuando se los hagan a los presos vascos, a ver con qué cara se los critican todos los partidos españoles que no han dicho ni mú de este esperpento.
Bueno; supongo que el tiempo nos dará cierta perspectiva y dentro de x meses y, por supuesto, dentro de años lo relevante será que se le sacó y se corrigió, tarde y mal, pero se hizo, la afrenta que suponía esa exaltación continuada en ese esperpéntico mausoleo.
Efectivamente la cosa no le ha salido al Gobierno como esperaba de lo cual…hasta me alegro…porque les ha salido rana la obvia intención electoralista y de apuntarse el tanto. De eso me alegro pero me jode que haya sido a costa de que esa casposa e indecente familia se permita el lujo de un nuevo ejercicio de consentida insolencia.
Sucede que no era tan fácil. Ahora se dice que mejor algo discreto. Leo que a Mola lo sacaron del monumento ese de Pamplona y no se enteró nadie. Bien. Pero…todo esto se hace por una razón simbólica, con un significado. Lo de menos es dónde esté la cajita o la momia. Y para que haya ese simbolismo y significado, tiene que haber una publicidad y una notoriedad y una vez que se le da…a ver quién es capaz de mantenerla en la medida exacta.
Repito que duele ver a esa familia, a la que se ha protegido y consentido, en un nuevo alarde de actitud insolente (menudo trago para la Ministra comerse el actito de marras con esa gente) pero, por otra parte, no me parece mal haberles permitido esa parafernalia. Han podido honrar a su familiar y enterrarlo son los suyos. Se les ha permitido y se les ha respetado. Somos mil veces mejores que ellos (incluso asumiendo lo que todo esto indica de lo corta que se quedó la Transición, de las imperfecciones del proceso).
No era un tema, la verdad, que me preocupara en exceso. Incluso hasta llegué a entender de alguna manera a quiénes decían que para qué volver ahora sobre esto, que se le dejase en ese parque temático para frikis.
Pero ayer sí me acordé de mi padre. Mi padre pertenecía a una familia muy castigada por la guerra civil. Es cierto que por la familia de su madre había también una rama falangista que fue represaliada en los primeros días de la guerra (los republicanos mataron a un hermano de su madre) pero era una familia de izquierdas que pagó un alto precio: les quitaron su pequeño negocio, les embargaron la casa, una hermana de mi padre, un bebé, murió al inicio de la guerra por causas naturales (sí, fue muy natural que muriese de miseria, hambre y falta de asistencia médica), otro volvió del frente para morir a los pocos días, otro fue fusilado meses después de acabar la guerra y otros dos, unos chiquillos, pasaron tras las guerra 10 años en cárceles y campos de concentración (calculo que similares al dichoso Valle).
Mi padre no hablaba mucho de ello. No parecía obsesionado ni le vi nunca muy beligerante o rencoroso (supongo que también yo era un adolescente que ni me quería enterar de lo que hablaba mi padre) pero sí escribió algo sobre esa infancia durante la guerra. Mi abuela fabricaba jabón y lo vendía por las casas y vendió las piezas de oro de su boca hasta quedarse mellada para poder llevar algo de comida al penal en el que estaba su hijo esperando la ejecución de la sentencia. Una madrugada, al llegar al apeadero donde le dejaba el tren cercano en penal…el revisor le llamó y le dijo que tenía algo para ella, que era el colchón que usaba su hijo en la cárcel, en el que de alguna forma había escrito…”adiós”.
Mi padre conservaba, como unas reliquias, las últimas cartas que escribió su hermano desde la cárcel.
Mi padre murió hace 30 años sin saber qué se hizo del cuerpo de su hermano, en qué fosa fue enterrado.
Hace 30 años aún no se había empezado a mover lo de la memoria histórica.
Nunca he pensado en ello. Es gente a la que no conocí. No me siento para nada víctima. Vivo en otro mundo, en otra realidad, en otra época y no tengo nada que ver con aquello. Pero ayer sí sentí cierto, levísimo, sentimiento de reparación, por mi padre, al que creo que le habría gustado ver salir (con rancia pompa…pero…salir) al tirano del mausoleo que construyeron muchos como sus hermanos y creo que le habría gustado que se lo entregaran a su familia…lo que no hicieron ellos con su hermano.
Javier: yo en relación con los ongietorris pues digo algo parecido.
Creo que sus allegados tienen derecho a hacerles los ongietorris que quieran. También en el espacio público, como todos los colectivos e ideologías, cumpliendo unos trámites, pueden expresarse en el espacio público, nos gusten más o menos a cada cual unas u otras cosas.
Creo que tienen derecho a imprimir en esos actos un componente de discurso político y tienen derecho a sumarse al mismo las fuerzas políticas que lo deseen. Es evidente que esos actos no son solo actos de expresión de afectos personales, son actos políticos en defensa de un determinado relato. Creo que es legítimo y que tienen derecho a hacerlo.
Ahora bien; en cuanto que actos políticos, los demás tenemos derecho a valorarlos políticamente y a que esa valoración sea crítica y a ser críticos con el papel que juegan las fuerzas políticas que sostienen dicho actos.
Mi valoración crítica es que la Izquierda abertzale es incoherente cuando por un lado de un tiempo a esta parte pretender ponerse medallas de campeones de la paz y contraria a las violencias…y por otro lado homenajea a gentes por haber realizado masacres y matanzas varias (porque por hacer muy bien la tortilla de bacalao no es). Y creo que su verdadera cara es esta última (o otro…es una opción estratégica a la que se han visto obligados, haciendo, eso sí, de la necesidad virtud).
Pues con esto…lo mismo. Creo que los allegados de Franco tienen derecho a honrar a la momia. Y creo (con alguna duda más) que quien sea aún franquista recalcitrante tiene derecho a mostrarse como es y honrar al dictador.
Yo, en tal caso, tomaré buena nota y haré mi valoración de a quién honra cada cual; ya sea al que firmaba penas de muerte desayunando en El Pardo o al que señalaba objetivoa a eliminar desde Bidart; que me parecen tal parta cual y quienes honran al uno y al otro…también.
No hemos debido de ver el mismo acto. Un servidor al menod no vio ni homenajes del Estado ni exaltaciones de ningún tipo por parte del mismo…
…que es lo que realmente habría sido lo preocupante, pienso. Que la familia haya intentado aprovecharse de la circunstancia entraba dentro de lo evidente (y por eso hizo muy bien el gobierno en mantener a raya las actitudes del clan cuando llevaban la bandera con el águila de San Juan o portaban celulares para dejar constancia del acto) y que una serie de sujetos se reuniera en las proximidades para homenajear al ferrolano era más que previsible.
¿Que tanto la actitud de los Franco como la manifa de las cercanías mudó en espectáculo impresentable de tal forma que al gobierno Sánchez le salió el tiro por la culata? Pues mí pensar que no: ver a los miembros de la familia de D. Francisco y sus secuaces protestar contra la «dictadura» (sic) responsable de la exhumación, invocar el derecho a «ir a misa» que se supone que les niegan (!), ver la explanada del Valle vacía y al exteniente coronel Tejero –al cual el Teleberri de la noche de la ETB restituyó su condición de militar y le ascendió a ‘coronel Tejero’ (sic)– son cosas no sólo berlanguianas sino impagables.
¿Qué hay electoralismo en el asunto? Pues claro que lo hay. No debería, pero lo hay. Pero eso es quizás materia de otro debate.
La máxima autoridad del Estado, el Jefe del Estado, fue designado a dedo por el dictador. Estuvo hasta que se aburríó y le sustituyó su preparadísimo hijo.
A partir de ahí…
Cada bando enaltece y recuerda a los suyos. La verdad es que como especie no hemos evolucionado nada.
Pues en mi opinión sí ha sido una exaltación:
1. En realidad era la corrección de un acto meramente administrativo que en su día fue mal ejecutado: El cuerpo del anterior Jefe de Estado ha sido trasladado de un lugar patrimonio del Estado, inapropiado, a otro igualmente patrimonio público, pero más cerca de su manada. Y se ha hecho con una simbología propia de acontecimiento histórico.
2. Se podía (y en mi opinión se debía) haber hecho sin retrasmisión por TV. Menos aún por la TV pública. El hacer esto es lo que le da importancia de «acontecimiento que todo el mundo debe ver».
3. Además de esto creo que se ha hecho así por conveniencia electoral, y para ello se requería repercusión mediática.
No creo que tengan la misma repercusión mediática con retrasmisión en directo la extracción de los restos de todas las demás victimas anónimas que se encuentran en la cripta encargada por su asesino.
sin competencias no hay constitucion , ni ezpainia, gu geuk.