Una más. Esta vez ha sido la Audiencia de Barcelona, denominación genérica que se utiliza para despistar los nombres y apellidos de los jueces que han decidido que una violación grupal y continuada de cinco tipejos a una menor solo es un abuso sexual. Como de costumbre, lo más vomitivo es la argumentación para rebajar el grado de la fechoría: dado que la víctima estaba drogada e inconsciente, quienes la penetraron en bucle y le practicaron todo tipo de vejaciones no necesitaron utilizar la violencia. Y chispún. Mentón arriba y, a modo de escudo, o sea, de palangana para lavarse las manos, ese cagarro llamado Código Penal. Aquí se juzga según la tarifa vigente; vayan con las quejas a los legisladores. Como si en otras ocasiones, muchas bien recientes, la misma ley no fuera retorcible en el sentido que les sale de la sobaquera a los togados.
No desmentiré que la Justicia es patriarcal, aunque creo que no es el único motivo que está detrás de estas infectas decisiones. Ocurre que los jueces viven en realidades paralelas, siempre por encima del bien y del mal. Se enfrentan a los casos como si fueran un sudoku o el Damero maldito. Se la trae al pairo que sus resoluciones afecten a seres humanos o que vayan a crear en la sociedad estupor, rabia, impotencia y sensación de desamparo.
Por lo demás, no puedo poner el punto final sin reparar en el eco tan rácano que ha tenido esta nueva vileza judicial. Ni comparación con el terremoto que provocó la sentencia de La Manada de Iruña. Me temo que ahí hay una reflexión pendiente, aunque yo ya la tengo muy mascada. Y creo que ustedes también intuyen por dónde va la cosa.
Si pero aquí un pais pequeño fácil de controlar y que todos digan amén pasaría lo mismo, los de arriba y afines al régimen de rositas. No creo en esto. NADA.
Abominable. Me dejó totalmente revuelta al escuchar la sentencia. Una niña de 15 años!!! No es violencia violarla?