Al foco de Ordizia, que a la hora de escribir estas líneas alcanza 58 positivos, se suma el de Tutera, con 23 contagios. Ambos casos tienen un elemento común que nos da la medida de por dónde va a derrotar la peste en esta etapa: el origen está en actividades de carácter social o, directamente, de ocio. Y ahí ya pueden rascarse la cabeza y enarcar las cejas los profetas del apocalipsis que señalaban a las malvadas patronales y sus esbirros de los gobiernos neoliberales como causantes de infecciones masivas. Por descontado que no es descartable que el bicho se cebe en lugares de currele —ahí tenemos Lleida—, pero de momento, los episodios que nos tienen con las piernas temblorosas en Hego Euskal Herria han sido consecuencia, dicho en plata, de las ganas de mambo del personal unidas a una cachaza del nueve largo. ¿Mascarillas? ¿Distancia? ¿Higiene? Yo quiero marcha, marcha…
Vale esto último de forma especial para el brote de Ordizia, convenientemente extendido por el Goiherri y más allá. Cabe preguntar a los dicharacheros integrantes del equipo paramédico habitual de qué modo podría haberse evitado. ¿Manteniendo el confinamiento por los siglos de los siglos, todos en casa y con la pata quebrada? No espero respuesta. Y menos, en medio de las celebraciones de los cuantopeormejoristas. Ni disimulan.
Estoy de acuerdo con el alcalde de Ordizia en que en estas condiciones son difíciles las elecciones.
Pero es por motivos distintos, me parece. En mi caso es porque veo a la gente demasiado relajada y me temo que tengamos que volver a encerrarnos para volver a bajar el número de infecciones (y vuelta la burra al trigo cuando se reabra…).
En el caso del alcalde es que intuye que la estrategia de centrar el asunto en la epidemia está saliendo regular, tirando a que podría salir rematadamente mal. Que el capitalismo sea origen del brote en la modélica Cataluña y que la falta de cabeza de la gente lo sea aquí…
En fin. Que después de elecciones hay que mirarse en el espejo. Si consideramos la vida (especialmente de los mayores) menos importante que la fiesta… que se diga, pero que no se nos llene la boca de grandes ideales.
Pues yo creo que es bien sencillo de entender que ni las actividades de ocio ni las laborales son aconsejables a la hora de evitar la propagación del virus. No entiendo esa falsa dicotomía entre los «pro-ocio anti-patronal» vs los …no se quién. Está claro que los que decíamos que era pronto para levantar la cuarentena ni distinguíamos entre labor y ocio ni queríamos estar en cuarentena para siempre sino hasta que fuera prudente y con el fin de evitar todo lo que está pasando y lo que nos llegará. Y no, no me alegro nada de tener razón, lo que estoy es indignado. Y creo que hablo en nombre de todos los que les preocupa el tema de verdad y no los que de todo esto, lo único que les preocupa es la vertiente política, sean de un lado o de otro, como usted, que está claro qué lado es y qué es lo único o lo que más le preocupa de todo esto.
Entro en un bar donostiarra de la calle Matia.
Pido un par de bocatas.
La camarera abre la puerta de la cocina para hacer la comanda.
Dentro, todos sin mascarilla.
Anulo el pedido
Sólo es un ejemplo real.
Estábamos más que advertidos y lo seguimos estando ahora bien nos lo tomamos a broma
Luego a poner verde al gobierno de turno
Acudir a votar es otro acto de responsabilidad y los que podamos debemos de ir porque es un asunto que no se puede seguir posponiendo y menos aún viendo la actitud irresponsable de algunos
No veo que mejore la situación más bien puede empeorar aún más así que a votar el domingo
El problema de la «dicotomía» es que cuando se levantaron las restricciones a las actividades económicas no esenciales desde sectores ideológicos determinados se tiró de demagogia para acusar, en el marco de la lucha política, al rival de, literalmente», poner el beneficio empresarial por encima de la vida humana.
Pero esos mismos se han lanzado al poteo y a las cenas de cuadrilla en los txokos con entusiasmo.
Pues al final, los «profetas del apocalipsis» tenían razón, el país no estaba para votar. Pero eso nunca se reconocerá.
Larry… ni los que se han lanzado al poteo son los mismos que acusaron de poner el beneficio empresarial por encima de la vida humana ni entiendo muy bien qué son las actividades económicas «esenciales». Todas las actividades económicas son esenciales para aquel que las lleva a cabo. Lo que usted quiere es cerrar los bares, que está muy bien, pero déjese de esenciales y no esenciales ¿Es esencial fabricar coches? ¿lo cerramos también?¿no? ¿porque no se contagia la gente allí? pues de eso es lo que hablaríamos, no de «esenciales» y «esenciales». La irresponsabilidad no es patrimonio de ninguna opción política, aunque ha habido algunos partidos que parecían más del estilo «Bolsonaro» que otros, y me refiero a los que usted defiende, que es otro de los que, de todo esto, lo que más le preocupa es lo que le pueda pasar al PNV. No se preocupe, no le pasará nada, desgraciadamente.
En primer lugar,no se hasta que punto se puede prohibir votar a los que son positivos,y creo que si seguimos en esta trayectoria nos vemos encerrados otra vez en nuestras casas,y el que no tenga que asistir al hospital sera agraciado.
No estoy de acuerdo con la medida de evitar que las personas con positivo vayan a votar. Es un derecho constitucional.
También es un derecho constitucional la salud. Así que esas personas deberían de ejercer ese derecho forradas hasta arriba, con distancia doble de seguridad y con una confirmación que vuelven a confinarwe una vez ejercido ese derecho. Todo más allá sería reconocer el derecho al homicidio imprudente.
Con la inmadurez que estamos demostrando ante la crisis de salud que tenemos encima una de dos o nos encierran a todos durante un año que es lo que tardaremos en tener una solución con suerte o nos tiramos a la calle de manera irresponsable y sálvese quien pueda ..
La solución sería ser todos responsables de nuestra propia salud pero no hay manera
El acohol es un bien de primera necesidad. Socializar con una cerveza o un cubata en la mano es propio de una sociedad abierta. La hostelería es un sector líder en la CAV. Para el mantenimiento del empleo es conveniente que haya mucha gente bebiendo, apretados y lógicamente sin mascarillas.
El futuro pasa por dar trabajo a gente sin cualificacion con salarios cutres y horarios imposibles.
Las recomendacones sanitarias son bobadas para ahogar al sector. Ayer en la calle Liceciado Poza de Bilbao cientos de jóvenes lo demostraon.
Total, sólo se mueren putos viejos que ya estaban jodidos antes.
Es un ataque de Urkullu a la democracia prohibir que los contagiados acudan a votar y vayan luego a tomar unos pintxo potes.
El alcalde de Ordizia que amparaba las concentraciones tumultuarias en las zonas de bares para no perjudicar las recaudaciones de los mismos y así no cabrear a los jóvenes porque igual entonces no le votaban, así lo dice,
Como bien dijo el sabio orador Mariano Rajoy ¡Viva el vino!
Recordemos también al gran lider Aznar cuando decía que a él nadie le mandaba lo que tenía que beber antes de coger un coche….o un virus, añado.
Sinceramente creo que hay cierta demagogia por todos los lados, tanto en los que exageran el peligro como en los que lo minimizan. A ello contribuye que la OMS es al fin y al cabo una organización política y lenta de reacción, y no acaba de reconocer con claridad lo que una mayoría de científicos ya da por cierto: el contagio en forma de aerosol en espacios cerrados. Vamos, que se puede formar una nubecita invisible con virus que permanece varios minutos si no hay suficiente ventilación. Por lo demás es muy difícil que esto ocurra al aire libre, y vemos que los brotes identificados por todo el mundo vienen de reuniones en casas, restaurantes, en empresas, en bodas, en iglesias… curiosamente no de esas situaciones de las que tanto se ha hablado como las terrazas o la playa. La clave no es ocio o negocio, sino interior o aire libre.
Desde mi punto de vista Urkullu acertó con la fecha de las elecciones. Se puso en el peor caso, pensando que había un hueco de oportunidad y que más tarde la situación podía ir a peor, y así ha sido. Había cosas que no se sabían con seguridad, como el efecto del verano sobre el virus, que por desgracia ha sido menor del que yo al menos esperaba.
Y por favor abrid las ventanas, mantened vuestras casas y lugares de trabajo lo más ventilados posibles.
El derecho a voto es constitucional, y tratado como fundamental, pero no es superior al de la salud, y mucho menos (también lo dice la Constitución) al interés general.
Respecto a la «dicotomía», no se ha dado, sencillamente porque está separada en el tiempo la acción de oposición política a las actividades esenciales con la apertura de locales de hostelería. No son comparables porque lo primero se daba en un momento de crecimiento de las infecciones y el otro en la desescalada. Pero sí es contradictoria la actitud de «salvar a la humanidad por encima del enriquecimiento de algunos», con la laxitud en las concentraciones de ocio en torno a las tabernas. Esto sólo evidencia que la primera era mentira, sólo era el habitual «cuanto peor mejor».
Ilustrativo: El pasado domingo fui levantado de mi silla de playa (trono de jubilado) por una agente municipal, porque dicho espacio donde disfrutaba de un poco de vitamina D y brisa marina, había sido declarado «playa dinámica». Estábamos separados a 3 ó 4 metros unos de otros, y algunos, con mascarilla. Mostré mi disconformidad a la agente y me espetó el derecho de todos a la salud. Abrumado por tan incontestable razonamiento, crucé al otro lado del paseo y continué de mi disfrute estático en un terraza atestada de sudorosos y dinámicos ciudadanos tomando sus cañitas, txakolines y marianitos, servidos por camareros (y propietario) sin mascarillas, equipos de limpieza ni prevención alguna. No fuimos reconvenidos en ningún momento por agente de autoridad. Ahí parece que no era prioritaria «la salud de todos».
Por cierto, la cantinela escuchada hasta la saciedad a los hosteleros de que «no somos policías… la responsabilidad debe ser de cada uno..» es una excusa: El responsable de lo que ocurra en su negocio es él, que es propietario. Y no hace falta ser policía. Con no servir si no se cumple la normativa, es suficiente.
A ver…el tema de delicadillo.
Parto de la base de que con certeza del 100% no hay cálculo ni estrategia política en todo esto. Ha surgido y maldita la gracia que la hará al Gobierno Vasco este marrón ahora y el criterio a seguir es el de la salud pública. Por tanto, me parecerá ruin que mañana por la noche trate de justificar malos resultados, si es el caso, en este asunto y acuse de manipulación o considere faltos de legitimidad los resultados.
También me hacen gracia los positivos indignados porque no les dejan votar. A ver cuántos de ellos iban a ir realmente a votar o iban a irse de playa o de jarana…que por cierto, muchos de los casos se deben a su propia irresponsabilidad. Es más propio de ciudadanos cívicos, comprometidos y responsables tener cuidado que votar.
Dicho lo cual: ¿si fueran elecciones municipales cómo se haría en Ordizia ante el impacto en los resultados del voto de esos ciudadanos?
La respuesta no es baladí porque la respuesta debería aplicarse a otras elecciones de mayor ámbito. De otra forma es como decir…bah…por un puñado de votos qué más dará, lo que hace flaco favor al significado y valor del derecho al sufragio activo.
Desde la ignorancia operativa: ¿de verdad es tan complicado recabar el voto de estas personas -200 eran ¿no?- sin que sea preciso que salgan de casa?
Vale..que si se hace así se estará discriminando a otra gente que también tenga dificultades físicas para ir a votar, que no da tiempo…
Ya digo; complicadillo.
Sin ser la hostelería ni mucho menos el foco único de los contagios, hay una permisividad alarmante con algunos de sus locales como muy bien explica Esnepel con fina ironía.
Como ejemplo vergonzoso tenemos las cutreterrazas suplementarias de Bibao en plena calzada, parecidos a corralitos para ovejas de La Ponderosa, en las cuales la clientela alterna sin mascarilla lógicamente entre el trago largo o el cafecito y los tubos de escape de los coches que circulan a medio palmo mientras elso proyectan su saliva a los sufridos peatones a los que no queda más remedio que pasar cerquita.
Aparte de la extrema fealdad de dichas terrazas, más propias de un mercado chino con sus cercados de madera rústica que denotan una especial querencia del ayuntamiento bilbaino por la hostelería como pilar de desarrollo moderno global y tal y tal de la ciudad internacional y sostenible.
Hala, menos milongas. Cobramos por el terreno a los bares y a los paganos de la OTA y la salud ya se verá.
Considero que no corresponde a ninguna Consejera ni Lendakari determinar quién puede votar o no, es un derecho fundamental. Si me rompo una cadera o me da un infarto seré yo quien valore si voy a votar o no. Cierto es que aquí entra en juego otros derechos como es el de la salud y lo que si les compete es haber previsto esta situación y promover las medidas necesarias con el fin de garantizar estos derechos. Enlazo esto a la hora de valorar las responsabilidades de que estemos en esta situación: primera de quien por su irresponsabilidad las provoca y segunda de quienes tienen que velar por que esto no suceda y ahí la Consejera y el Lendakari sí tienen arte y parte
Se imaginan a la DGT que limitase su actuación a recomendar prudencia y sólo recordar que las señales están para cumplirlas, pues eso.
Al inicio de estas elecciones en otra entrada de este blog escribía:Un proceso electoral sin las suficientes garantías, con modificaciones en su regulación , dudosas o sobre la marcha podría llevar a que en un futuro algún tribunal las declarase nulas, cosa que a mí personalmente solo de pensarlo me produce escalofríos
Sigo pensando lo mismo
Pero que comparación es esa ?
Si te da un infarto y puedes ir a votar porque llegas sin ahogarte pues genial pero no contagias ni pones en peligro la salud de otras personas
Todos sabemos y estamos más que advertidos de que el contagio es exponencial y nos han dado unas pautas para cuidarnos ,la cuestión es que no hemos sido ni somos responsables y punto
Itzi, ni te preocupes. Algunos no han aprendido nada con 28.000 muertos y con unos efectos secundarios acojonantes en los supervivientes de las UCIS.
Tengo un pariente gilipollas total que tras dar positivo sin síntomas se fue a otra ciudad a celebrarlo con la cuadrilla a otro pueblo y lo contaba entre risas tontas.