Noticias condenadas a una esquinita perdida de la actualidad durante un abrir y cerrar de ojos. O en lo que se tarda en expeler un bostezo, que es la reacción única de parte de mis conciudadanos cuando se nos aparecen en una curva los fantasmas del pasado. Qué tremendo aburrimiento, ¿verdad?, que a estas alturas del calendario nos vengan con la matraca del segundo ataque a la placa que recuerda el asesinato de Gregorio Ordóñez en la Parte Vieja de Donostia. ¿Es que no pueden cambiar de canción? Pues miren, no. Yo no solo no puedo, sino además, es que no quiero.
Ya sé que las versiones al uso son que no hay que montar tanta bulla por algo que se quita con acetona (en este caso, bastante más que eso), que se trata de la gamberrada de unos críos o, faltaría más, que es peor la política penitenciaria que empuja a suicidarse a nuestros gudaris… incluso a uno que fue tirado como una colilla por los que ahora lo han convertido en mártir de la causa. Allá quien compre esa mercancía averiada, que para más inri, viene acompañada de susurros que dan a entender que en este caso la víctima se buscó acabar en el cementerio de Polloe antes de cumplir los cuarenta. Por mi parte, levantaré la voz en cada ocasión en que ese trozo doloroso de nuestra memoria vuelva a ser mancillado. Espero que seamos muchos.
Siempre lo imagino caído sobre la mesa del bar y sangrando de la cabeza. Menudo palo. Y me veo discutiendo con él. En fin…
Me parece correcta la postura de no dejar pasar ninguna agresión a la memoria de las victimas. Cada uno ademas es libre de sentir mas cercana a una u otra victima o de considerar su caso mas lacerante.
Creo que eso es a lo máximo que podemos aspirar como «memoria compartida». Que cada uno recuerde a las victimas que mas le duelan y sienta como cercanas… y que por supuesto se respete el dolor de las victimas que uno «siente menos». El intento de memoria compartida me parece una quimera.
No soy optimista en este tema, para mi sentir a todas las victimas de igual manera es algo al alcance de pocas personas en esta sociedad ( entre las que no me incluyo).
Pues yo quiero ser otro en levantar la voz junto a ti.
Ya sé que mi voz no tiene mucha importancia, pero quiero unirla a ese «coro» que quiero suponer existe en Euskalerria, en contra de esas acciones que no sirven para nada, causan dolor, y presentan y recuerdan lo peor de este País durante demasiados años, y que nunca debió de existir, por ninguna de las consideradas «partes del conflicto».
Está en su derecho sr. Vizcaíno, faltaría más. Está en todo su derecho de recordar la brutal acción contra el concejal Ordoñez, y condenar que algunos desalmados hayan ensuciado la placa que le recuerda.
Cómo yo y cualquiera de nosotros estamos en nuestro derecho de recordar y honrar a aquellas personas a las que hemos querido, que han sido cercanas… A todas las que queremos, incluso de intentar hacer un simbólico ejercicio de reparación, aunque sólo sea eso, simbólico, a aquellas que han sido víctimas de trato injusto y cruel por parte de otras personas e incluso del estado. Al fin y al cabo cada uno quiere a los suyos… familia, amigos… faltaría más…
Pero… no era usted el que hace pocos días hacia chacota de no sé qué pintadas que habían aparecido en su pueblo?
No, señor anónimo, yo no hacía ninguna chacota de nada. Simplemente decía que una panda de desalmados que habían abandonado a su suerte a un pobre desgraciado (que había colaborado en varios asesinatos) pretendían que era una héroe y un mártir. Eso no es chacota. eso es denunciar el asqueroso cinismo de quienes tiraron como una rata a Igor González y acusan de su muerte a los de enfrente. La chacota es venir aquí a dar lecciones desde el anonimato.
Lo mismo que no ha desaparecido el franquismo y aparecen de vez en cuando sacando pecho
Tampoco han desaparecido del todo los matones patrios
Tanto monta ,monta tanto