Había que superar la milonga de la acetona y no defraudó el gran repentizador que atiende por Arkaitz Rodríguez. Con el pie que le brindaba una pregunta sobre el enésimo guateque a mayor gloria de alguien que había participado en vaya usted a saber cuántos crímenes, el secretario general de Sortu enhebró otra seguidilla para las antologías: “Los presos políticos no son violadores ni pederastas y tienen el respaldo de parte del pueblo”. Hay que tomar aire, contar hasta mil y darse a la gimnasia ayurvédica para no responder con un mecagontodo a la altura. Pero es que ni siquiera merece la pena. Quien no esté definitivamente envenenado de fanatismo ciego encuentra a la primera la réplica: ¿acaso llevarse por delante la vida de seres humanos es menos grave que abusar de menores o que violar?
Lo terrible llega al pensar que uno sabe con absoluta seguridad que, más allá del propio individuo que soltó semejante desatino, unas cuantas decenas de miles de nuestros convecinos creen sin lugar a dudas que determinados asesinatos fueron una minucia que solo nos emperramos en recordar los enemigos de la paz. Lástima, como anoté hace no demasiado, que yo no tenga la intención de comulgar con tal rueda de molino. Pero lástima mayor, albergar la terrible certeza de que ahora mismo formo parte de una minoría.
Yo no creo que seamos una minoría los que nos negamos a dar carpetazo a los últimos 50 años de historia de nuestro país. Un asesino es un asesino se llame Enrique o Egoitz. Lo que es realmente triste para mí es que la IA y la extrema derecha (PP incluido) utilizan argumentos similares para defender a auténticos malnacidos.
El señor Rodríguez es un fascista de pura cepa
Por estas cosas es por las que digo que no vale luego ponerse las medallas de autocrítica.
«Nosotros ya hemos hecho autocrítica y hemos reconocido el daño causado».
No es creíble la levísima crítica si al mismo tienpo les estás tratando como héroes por los mismos hechos que dices criticar.
Hoy escribe uno en Gara. «Ha habido muertes, sí. Lo reconocemos».
Te rilas con el reconocimiento. Es como el que da una paliza a su mujer y luego dice: «eh! Pero al menos reconozco que le he pegado».
Entiendo que todo el mundo lleva su mochila y tiene sus servidumbres e hiporecas y los «nuestros» son los «nuestros».
Pero en tal caso no te pongas medallas de autocrítica ni vayas dando lecciones porque es un paripé.
Y un detallito de nada. Los presos de ETA no son presos políticos. Por comentar.
Llámense como quieran pero mataron por una causa política .
Lo cual para nada justifica lo que hicieron y menos la hipocresía del tal Rodríguez que le parece que a estos hay que tratarles como héroes al mismo tiempo que le parece fatal que los de VOX traten como un héroe a otro bicho llamado Franco
Ese es el problema de los extremistas que en algunas cosas se parecen bastante
A Utzi:
En lo de asesinar a hombres, mujeres, niños y niñas no veo por ninguna parte la causa política, se diga lo que se diga.
Una cuestión. ¿ el asesino de de aitor zabaleta era un preso político?
El que mata, mata, y es un asesino ante la ley y ante la Sociedad. Su razón o motivo para matar, no le quita un ápice de gravedad al asesinato, ni lo justifica. Como tampoco le cambia la calificación de su condición de preso.
Un hombre que mata a una mujer, no es un «preso de género», por lo tanto, quien dice que mata por una causa política, no es un preso político. A partir de aquí, quien ha sido juzgado y condenado por asesinato, bien sea por acción directa o colaboración, que cumpla su condena con todas las garantías legales, claro que sí, y después la Sociedad deberá acogerse, no homenagearle, y ayudarle en su proceso de reinserción.
Hay casos vidriosos o fronterizos en los que lo jurídico y lo político se mezclan y cabe la discusión sobre la condición de preso político. Otegi, Otamendi…incluso los presos políticos (además de políticos presos)…
Pero decir que un tipo que le mete una bala en la cabeza a otro porque no le gustan sus posturas políticas es un preso político es, insisto, decir que el asesino de Zabaleta lo es…o un neonazi que apalea inmigrantes (también tiene una causa política). O un yihadista que pone una bomba en el Metro es un preso «religioso»…
Porque además cuando de habla de preso político la intención suele ser otorgar un halo de respetabilidad, un mayor status y legitmidad. No es un vulgar asesino…él (o ella) tiene una causa, una lucha.
Y es justo al revés. Se me más hace difícil juzgar a alguien que usa la violencia por venir de entornos desestructurados, para salir de la miseria, por alguna patología o trastorno de personalidad, drogodependencias…
Pero..¿por su patria, su bandera, su «pueblo» o su dios? Cero respeto.
Sin embargo. Yo sí creo que si quieren pueden rendirles homenaje. Libertad ideológica y de expresión. Cada cual sabrá. Yo me formaré mi opinión de quienes hacen esos homenajes y que no me cuenten luego sus milongas de autocrítica.
Perdón…en el primer párrafo quería poner los presos del procés.
Quizá tenga que ver con la certeza de que, en todos estos años, la única impronta que es genuinamente «propio» de Arkaitz y cía sea la violencia.
Porque si uno se pone a pensarlo en inversiones en general, siempre se han opuesto a todo: metro, carreteras, Guggenheim… para luego intentar vender que era cosa suya. En serio, si lo del TAV termina funcionando, insistirán en que fue idea suya desde el principio.
Sin un plan real de expansión de la capacidad de producción en manos de los trabajadores (le tienen ALERGIA a las cooperativas, mismamente) y sin una alternativa en nada, ¿Qué les queda? Abrazar la violencia como propia.
Es enfermizo, pero es lo suyo. Sin eso se quedan en nada más que la misma camarilla perpetuándose en el poder interno treinta años.
Creo que la única diferencia entre los presos de ETA y los violadores y pederastas es que normalmente aquellos se reinsertan sin problema y los segundos suelen, con demasiada frecuencia, volver a las andadas.