Unidas Podemos y PSOE han completado la enésima semana de zancadillas, mordiscos, collejas y cargas de profundidad cruzadas. He escrito en ese orden los nombres de los pendencieros porque, sin necesidad de revisar el VAR, salta a la vista que la primera hostia siempre la calzan los verdimorados. A los socialistas les toca recibir y encajar cada sobamiento de entrepierna como buenamente pueden. Y empieza a ser clamor que a algunos —mejor dicho: a algunas— se les va haciendo más cuesta arriba tragar con las provocaciones a la yugular de sus socios. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, está a cinco minutos de cagarse en lo más barrido y de agarrar de la pechera a cualquiera de los integrantes del matrimonio residente en Galapagar. Y en esas anda, aunque siempre amagando y sin dar, la entusiasta palmera de monarcas, Margarita Robles.
De Nadia Calviño, pimpampun de rutina, mejor no hablamos. Hasta Ábalos se ha acordado esta semana con su voz de cazalla y ajenjo de toda la parentela de sus camorristas compañeros de gabinete. Ya, pero, ¿y el jefe? ¿Cuál es la respuesta de Pedro Sánchez ante la sucesión ininterrumpida de torpedos de su muleta morada? Simplemente, ninguna. No es que no diga; es que ni insinúa nada. Bien aleccionado por Rasputín Redondo, se queda con lo importante: él sigue al mando.
La vicepresidenta primera no ha dicho la verdad desde 4º de EGB., miente reiteradamente y va haciendose enemigos por la vida, normal que la seccion con memoria del circulo de la verdad de Podemos se la tenga jurada , es impresentable, no como Adriana Lastra que miente con mas decoro.
Digamos en descargo de Iglesias que ha tenido la decencia moral de pedir que se sepa la verdad y se actúe en consecuencia sobre el terrorismo del estado español.
En su momento tuvo los arrestos para dejar cal viva en el escaño de Mr. X.
Puede que lo de ahora sea otra patada en las partes pudendas del partido del GAL pero eso no le quita mérito y más teniendo en cuenta el entusiasta papel del PSOE en su ocultación, su miedo ante los militares y su pragmatismo ante la violencia según del lado que caiga.
Oigan, que unos presuntos guardiaciviles que se autocalifican de antiterroristas y falangistas han amenazado por escrito al alcalde de Altsasu, de GEROA BAI. Y no hay condenas firmes ni de ningún tipo.¿Sería aceptable su muerte o qué?
No debe ser importante el asunto , como no lo son las conversaciones telefónicas sobre el horroroso crimen del señor Zabala o el papel de Felipe González Márquez en el GAL, porque NI HAY PRUEBAS NI LAS HABRA. Eso dijo el socialista González.
Frase que usaban por cierto los capos de la mafia cuando se cepillaban a sus contrarios.
Y en ese palo de gallinero que es la política española, ahora el PSOE es el bueno.
No me caen simpáticos los de Iglesias, pero los mafiosos me caen fatal.
Y tampoco olvido que Echenique pidió no revolver el asunto de los GAL y sus herocidades en este momento.
Distintas sensibilidades, distinto sentido de lo moral.
El relato, siempre el relato.
Podemos cree que le están cuerda para lucirse. En realidad, se la están dando para ver cuándo se termina ahorcando. Y, en ese momento, con el manual de Redondo: elecciones anticipadas y gobierno asimétrico estilo ZP, sin ministerios ajenos a los fieles de Sánchez.
Es rarísimo que Iglesias no se esté dando cuenta. ¿Tan rodeado de palmeros está que no ve la jugada obvia?
Bueno, también es verdad que lo que es obvio para cualquier agente externo sin fichas en el juego puede ser imposible de ver para quien tenga el ego subido en el escaño.
Nótese el obligar repetir las elecciones por parte de Cs para otro ejemplo palmario de qué estúpido se puede ser.
Podemos es ese compañero de viaje no deseado que como molesto parásito jod… bastante.
Después de la llorera del señor anticasta al recibir la cartera como vicepresidente segundo, algo que ni en sus mejores húmedos sueños hubiera imaginado, se limita ahora a poner zancadillas a su socio y valedor.
«El casta Iglesias» hace oposición desde la oposición y desde el gobierno, sabiendo que cuando se gobierna muchas de las promesas electorales son papel mojado.
Prometía y promete unas mejoras socio económicas que son la ostia, pero que no puede cumplir, porque sus socios (jefes) no están por la labor.
Pero pese a todo el señor anticasta y su pareja, siguen fieles a sus principios, residen en el pisito de Vallecas cerca del proletariado, sin sirvientes, ni servidores, conciudadanos del Borbón y poco amigos de la Benemérita.
Con el puño en alto y la cartera llena son cual garrapata que en poco más de 5 años ha pasado de color beige por inacción a un morado muy oscuro por barriga llena.
El otro socio de momento aguanta, su partido no es de fiar y menos conociendo a su dios omnipotente Felipe X. Ese señor que también era republicano, marxista, y leninista, y ahora podría ser la derecha de la extrema derecha.
El gran referente de la izquierda hispanistaní, que será en breve superado por el señor de Galapagar.
¡Que empiecen ya la ostias y dejémonos de memeces!
Pero, esto también va ser que NO, porque ninguno de estos aprendices pensaba debutar en una plaza tan importante, y menos de primeras espadas.
Creo que considerar SOCIOS a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias, es mucho decir. Como mucho, son » compañeros de conveniencias», con el agravante de que sus «conveniencias» no son coincidentes, por mucho que ambos digan, que están para trabajar por el bien de la ciudadanía. ¡¡Tururú¡!!
E incluso diría que son antagónicas, por eso de que «quítate tú que me quiero poner yo»
De ahí las zancadillas, mordiscos, collejas y cargas de profundidad.
Es la fórmula de Pablo Iglesias: hacer oposicion al poder, desde el propio poder.
Y es que si no hace eso, ¿que puede hacer?
Ya no puede hablar de la «casta», ni de que hay que vivir entre el pueblo, ni mucho menos de República, etc., sin que se le note que está mintiendo.
«…una sociedad sin antagonismos es imposible» (Hegemonía y estrategia socialista), de Ernesto Laclau.
Es uno de los libros de cabecera de Pablo Iglesias; el mismo lo ha expresado con otros matices: “no existe conflicto si no se externaliza”.
Nadie se debe llamar a engaño: no es que a Pablo Iglesias le “guste” la bronca, es que la “bronca” es su hábitat político, uno de los pilares de su ideología.
No soy de Podemos, pero me cuesta trabajo no estar de acuerdo con sus críticas a esta democracia de ínfima calidad, como ya la calificaba Arzalluz. Los podemitas serán también contradictorios e irán a la suya, pero tienen razones para saltar contra el socio tibio y su condescendencia con la sordidez de este estado de derechas.
Estoy viendo estos días, con cierta atención y agrado, la serie francesa Baron Noir. Trata de las visicitudes del Partido Socialista francés en el Gobierno de la República Francesa. Cuando paso a la TV on line y observo los movimientos de la llamada izquierda española y sus avatares con el estado – monarquía democrática plena, oximoron perfecto-, no acabo de distinguir qué es lo que he visto de ficción y realidad entre una y otra.
Muy recomendable la serie para los interesados en la descomposición de un partido y su refundación con los mismos otros principios, incluida caída y rehabilitación de corruptos, por otra parte irrealizable en este país.
Buenos días, don Javier.
Pacta sunt servanda. Si no se cumplen los pactos de gobierno es normal que estén a bofetadas, y cada uno tiene el peso que tiene.
Los detractores de PODEMOS pueden seguir esperando otros tres años más echando bilis, es lo que les toca. Y ya sabemos que pensar con las vísceras sin ver las cosas en su conjunto conduce a la insensatez.
El PSOE quiere gobernar como si tuviera mayoría absoluta, y son tan flojos de memoria, que tanto sus socios de gobierno como la oposición se lo tienen que recordar a cada paso que dan.
El 90% de las decisiones del Gobierno en temas sociales están impulsadas por PODEMOS, o es que alguien todavía se cree que los socialistas lo harían de motu propio?
La alternativa a este pacto de gobierno la conocemos (solo hay que verles patalear y echar espumarajos por la boca), y aunque todo es mejorable, a mi edad no estoy para desfilar al paso de la oca.
Un saludo