El 26 por ciento de los participantes en el rule de Mallorca han dado positivo en covid. La cifra puede aumentar todavía y, obviamente, no contempla los contagios que se ha contribuido a propagar. Ante la contundencia del dato, procedería que los irresponsables causantes de este desaguisado cuyas consecuencias todavía están sin evaluar metieran la cabeza debajo del ala y mantuvieran la boca cerrada. Ni ellos ni, sobre todo, sus consentidores papaítos y mamaítas lo están haciendo. Al revés, están montando un enorme tiberio porque las pobres criaturas llevan —¡que horror más horroroso!— cuatro días chapados en un hotel con wifi y pensión completa. Después de la primera denuncia por detención ilegal se anuncia un reguero más y, mucho me temo, con serias posibilidades de prosperar, porque, como también ha quedado probado en esta pandemia, el virus ha tenido como aliados incondicionales a los interpretadores de la ley. Estamos a cinco minutos de que se establezca el derecho inalienable a contagiar. Puesto que mola tanto el rollo legalista a lo The good wife, quizá la otra parte, la objetivamente perjudicada por el comportamiento de los niñatos, debería pasar a la ofensiva judicial. ¿Cuánto le va a costar a Baleares y a otras comunidades haber tenido que endurecer los requisitos de acceso de viajeros? ¿Cuánto se ha perdido por la difusión de la propia noticia? Hablamos de decenas de millones de euros. Y eso, si solo lo medimos en pasta. Lo verdaderamente grave está en lo puramente sanitario. Hay curvas que se han dado la vuelta, mientras la temida variante Delta supone ya un 15 por ciento de los nuevos contagios. No es una broma.
Como lo más probable es que no pase nada, sigue dando vueltas. No, en serio. Dado el número de infectados, lo más probable es que no pase nada en particular. Nada más allá de que alguno de estos termine desarrollando síntomas a largo plazo, quiero decir.
Otra cosa es quién se hace responsable si a la variante delta le da por hacerse más virulenta o, simplemente, contagiarse mejor.
¡Claro que no es una broma!
Es una violación de los Derechos del resto de la ciudadanía, a la que ese irresponsable comportamiento de un grupo de jóvenes ha puesto en riesgo de ser contagiados. Y lo de algunos padres, presentando denuncias, eso es de no creer. Y me pregunto: ¿No tendrían que ser esos padres los denunciados por permitir que sus hijos menores de edad hayan tenido ese comportamiento? Es que ya está bien de tanto postureo reclamando Derechos sin atender ni asumir ninguna obligación. Que no estamos hablando de una juerga con más o menos ruido, estamos hablando de la Salud de miles de personas, puesta en riesgo por sus hijos e hijas. Y eso por no cuantificar el coste económico que ello está suponiendo.
Tengo la esperanza de que esta triste experiencia sirva de lección para entender que la situación de pandemia está aún lejos de su final. Y que lo de la «normalidad» hay que tomarla con responsabilidad.
Niñatos imbéciles, padres igual de imbéciles incapacitados para ejercer como tales pero muy guays y muy amigos de sus hijos, casi, casi coleguis, sistema judicial de TBO, sociedad infantilizada……pues….me da que la variante Delta tiene todas las de ganar, pero como bien decías, tenemos el derecho inalienable a contagiar y a ser contagiados. ¡Hombre…faltaría más! En un buen Estado de Derecho lo primero son las libertades, si no que se lo pregunten al TSJPV
El doctor en biología y paleontólogo José Maria Bermúdez de Castro, que lleva años con el señor Arsuaga estudiando el emplazamiento prehistórico de Atapuerca ha publicado un interesante libro titulado DIOSES Y MENDIGOS en el que hace una estupenda labor de divulgación sobre las pocas certezas y muchas dudas en la evolución del ser humano.
Uno de sus capítulos trata sobre la rápida evolución de los simios que tan pronto como se destetan empiezan a buscarse la vida pues sus padres andan ya cuidando a otros retoños recién nacidos.
El ser humano pasa por la lactancia y la niñez, hasta los 7 años no se le termina de desarrollar el cerebro, y a partir de ahí empieza la fase final de la infancia y la entrada en la pubertad y la juventud que dura otra buena tanda de años.
Para Bermúdez de Castro los adolescentes son cuasi adultos a los que les falta un hervor, según sus mismas palabras.
Si el adolescente genérico no está formado del todo, es normal biológicamente hablando. Aunque hay casos preocupantes.
Lo grave es que a los padres les falte más tiempo de cocción a los 40 ó 50 años, edad en las que ya están tan duros que no hay tratamiento capaz de ponerles a punto.
Y hay que estar muy poco hecho, mentalmente hablando, para presentar denuncias por sus egocéntricas y malcriadas criaturas, responsables de mandar a tomar por ahí los buenos resultados que marcaban la tendencia. E incluso, en el peor de los casos, de estar en la raiz de algún fallecimiento.
Por lo menos que paguen ellos los gastos, pero los jueces les darán la razón porque la evolución de la judicatura da para mucho tema.
Completamente de acuerdo, si a esto añadimos que la mayoría de las multas impuestas por incumplimiento de las normas, desde el lnicio de la pandemia, no se van a pagar, la cara de idiotas que se nos queda a quienes si las hemos cumplido, a los que han sido infectados a pesar de tomar medidas y a los sanitarios que han padecido directamente en su trabajo las consecuencias de la desidia e insoliradidad de estos niñatos y sus progenitores, va ser épica.
Si esta juventud es la que va a gobernar proximamente el mundo y atajar los graves problemas que tiene, estamos jodidos!!
Por razones profesionales tengo conocimiento de buen número de fechorías cometidas por menores en tiendas, grandes superficies comerciales, etc.
Y el patrón se repite.
Si son niños muy pequeños lo normal es que la líen mientras los papis están tomando unas cañas en una terracita y «se liberan de ellos». Recientemente destrozaron las plantas de una jardinera que había en una zona verde. Avisados los papis, que estaban…eso…de cañas en una terraza contigua pero sin echar ni un ojo a los infantes…la respuesta es que son niños y que esas jardineras tendrían que tener unas vallas o algo. Si esos mismos niños…igualmente liberados de vigilancia se van hacia una escalera mecánica y se caen escaleta abajo y se hacen una brecha…que nadie tenga la menor duda de que pedirán daños y perjuicios (muy cuantiosos) al establecimiento.
Si se trata de adolescentes ya la cosa se complica porque las lían más gordas y los padres ni están. Por ejemplo, dedicarse a poner conos de señalización viaria cortando carriles de circulación y accesos de un parking para provocar que coches tengan que dar la vuelta, dar marcha atrás…y se forma un buen pifostio…con riesgo de accidentes.
Al ser apercibidos, identificados y avisados sus padres….los señores y señoras se presentan…furibundos porque «los chavales» son menores y ningún vigilante es quién para dirigirse a ellos y llamarles la atención ni pedirles identificación…que vigilen mejor el parking y no pasarán estas cosas. Y tienen a sus niños al lado, con la que han liado, reforzados y descojonándose de risa.
Y en el fondo esos padres y madres me dan lástima…porque en muchos casos, dentro de no demasiados años, esos «chavales» tendrán veintitantos, unos armarios, con la mentalidad de niños mimados de 10 años, y tratarán a esos mismos padres como a sus esclavos y banco financiador, y eso si la cosa no pasa a mayores. Y lo que harán con ellos cuando ya lleguen a la vejez…pues mejor ni lo comentamos.
Brillante, Cáustico.
Una cosa me está chocando entre este cúmulo de opiniones. Buscando culpables encontramos a los adolescentes desnortados, a lo padres (y madres, de cualquier sexo posible) más o menos estólidos, a las empresas que han organizado los eventos, a los hoteleros que solo miran por llenar sus hoteles,… y bueno, a mí me falta alguien ¿no existen autoridades responsables de haber permitido, incluso promocionado este “sindios”? Me gustaría que se hiciese un ejercicio de imaginación y pensásemos lo que ahora estaríamos diciendo los opinadores habituales si los hechos en cuestión se hubiesen desarrollado en “otra comunidad autónoma”, en la que “reina” una muchacha tan pizpireta y jacarandosa como la Francina Armengol, pero que no es del PSOE. No hace falta mentar a la “innombrable”. ¿Se iría de rositas como se está yendo la Francina? Diferentes varas de medir.
Lo que me parece alucinante es que a estos chavales haya que obligarles a confinarse. Deberían ser ellos mismos los que lo hicieran, como cualquier otro positivo o contacto estrecho. ¿Pero qué clase de gente son? Bueno, que los chavales no tengan muchas luces pase, ¿pero sus padres? Igual es que son de la Casa Real o la alta nobleza y están por encima de las leyes que se aplican a la chusma.
Oyendo a esos padres y a sus maravillosos vástagos, lo primero que que uno piensa es que en caso de haber sido «repatriados» a sus casas, estarían ya en la calle siendo positivos o no, y contagiando a todo el mundo.
Después de oír a un «angelito» de estos decir, que como sus papis y aitites están vacunados no pasa nada, pues barra libre.
La pandemia iba a sacar lo mejor de cada uno, eso decían los ilusos, en realidad ha sacado lo que somos cada uno, y no es precisamente como para tirar cohetes.