Pierdo la cuenta de las veces que recuerdo que el infierno está empedrado de magníficas intenciones. Son intachables, seguramente, las que han inspirado la creación de una suerte de brigadillas para combatir los rumores negativos sobre la inmigración. La edición digital de Deia del pasado martes [Enlace roto.]. Completísima, como siempre, la información que aportaba Olga Sáez, pero como viene ocurriendo desde que internet nos obliga a compartir la autoría de lo que firmamos con cualquier lector que tenga a bien (o a mal) apostillarla, la noticia cobraba una nueva dimensión en los comentarios. Hasta cincuenta llegué a leer antes de agotar mi cupo de sapos y culebras. Con alguna excepción que era abrasada a votos negativos, la inmensa mayoría destilaba vitriolo contra la iniciativa, sus impulsores, los agentes que participan en ella y, por descontado, la comunidad foránea.
Me evitaría problemas, incluso de conciencia, si achacara ese torrente de glosas sulfúricas a media docena de trols ociosos que gastan mala baba, disfrutan embarrando el campo y de ningún modo son representativos de la opinión general. Ocurre que no aceptar la existencia de un problema es contribuir a que siga creciendo y, muy posiblemente, a convertirlo en definitivamente irresoluble. Ya apunté que en esta cuestión vamos camino de eso. La demagogia criminalizadora de toda la inmigración sin matices se da la mano con la demagogia buenrollista de los que niegan a los demás la realidad que viven día a día. ¿Seremos capaces de abandonar el trazo grueso?
Eguerdi on Javi, estoy de acuerdo con tus palabras y por ello el 7 de junio de 2013 presentábamos el proyecto piloto en Rekalde bajo el siguiente titular: «el proyecto ‘Be Inclusive’ echa a andar en el distrito de Rekalde para combatir estereotipos negativos vinculados a la inmigración y trabajar dificultades en torno a la diversidad cultural».
Y lo hacíamos así porque queríamos trabajar sobre rumores falsos, sobre medias verdades y sobre verdades que a veces requieren otros puntos de vista o información adicional y porque además reconociendo e identificando conflictos, podríamos trabajar con ellos e intentar prevenirlos.
Nos guste más o menos la inmigracion está aquí para quedarse y son movimientos naturales de ciudades que están vivas. En el caso de Bilbao, además, cuanto más internacionales seamos, más atractiva será nuestra ciudad para todo tipo de personas de origen extranjero. E insisto, todo tipo de personas, con perfiles diversos. Gestionar la diversidad cultural y generar actitudes positivas hacia la misma es una forma más de prevenir conflictos.
De este piloto me quedo con tres cosas:
– La valentía de quienes se han atrevido a ser agentes, se han sincerado con nosotras y se han abierto a otros puntos de vista.
– Las más de 50 personas que el lunes pasado estaban en el CMD de Rekalde dispuestas a trabajar por mejorar la convivencia en su barrio con actitud colaborativa.
– Y que debemos mejorar la comunicación para no trasladar mensajes buenistas si no de trabajo por el respeto a todas las personas y sus derechos y por mejorar la convivencia intercultural porque la diversidad es una característica de las ciudades internacionales.
Eskerrik asko zeure hitzengatik, besarkada bat, Oihane Agirregoitia.
Pues sí, he leído algunos de los comentarios al artículo de Olga Sáez. Culebras y sapos sería una manera muy fina de intentar expresar lo que se le pasa a uno por la cabeza y el estómago. Lo peor, o casi, es saber que uno se cruza a diario con esta panda de xenófobos de encefalograma plano y humores corporales agriados. Uno los oye, sí, a diario, esos topicazos disfrazados con «argumentos» y «justificaciones» delirantes, nada menos que ciudadanistas. Y los ciudadanos respetables somos «los de aquí», por supuesto. Asco. Asco de todos estos «ciudadanos respetables» que vocean lo que no han pensado ellos, por estúpida incapacidad. Conformistas que, temiendo por su vida, son incapaces de ver que arrastran ya su propio cadáver. Marionetas cegadas en manos de poderes y poderosos que se ríen hasta hartarse de tanta servidumbre gratis. Tristes envalentonados a la hora de enjuiciar y condenar al «invasor» sin rostro, pero cobardemente incapaces de sostener la mirada de una persona migrante. Asco de los que se parapetan en «la» democracia para defender «esta» democracia exclusiva y excluyente con palabras vacías que matan como drones: a distancia, asépticamente, en la felicidad de la irresponsabilidad absoluta. Asco de excusas: si te sientes amenazado por «ellos», si crees que la culpa de casi todo es suya, si ves con buenos ojos levantar muros con cuchillas y «centros de internamiento» carcelarios, si te da miedo y no soportas que tus hijos vayan con «esa gente», si realmente piensas que su misión es robarte, aprovecharse de los tuyos, poner en peligro tu respetable forma de vida… Si empiezas a sentir simpatía por ideas filofascistas… ¡admítelo! Sé honesto por una vez. Mírate y descúbrete. Atrévete a pensar… o vuelve a tu muerte. Asco.
Realmente es un tema muy complejo, pero quizás lo sea tanto porque tratamos, unos y otros, de establecer verdades generales, categorías. Y eso es muy difícil. Y además de muy difícil…es inútil. Porque…¿se van a tratar las situaciones particulares a la luz de esas categorías o verdades generales? me da igual qué porcentaje de inmigrantes es delincuente o no quiere currar y vive de las ayudas….el que no lo es y no hace eso, no lo es y no lo hace, por lo que merece un trato justo. Por tanto hay que juzgar, o valorar, o tratar a las personas por lo que son o hacen, no por pertenecer a este o aquel colectivo.
Joder, con los de aquí lo tenemos claro, no? hay de todo. Entre «los nuestros» los hay jetas, delincuentes, honrados, etc. Y tenemos claro que cada uno merece lo que merece, cada uno. ¿Por qué no el mismo planteamiento con los demás?
Y, ya que estamos, pues contaré mi experiencia.
Mi experiencia de trabajar en un espacio de mucho tráfico de público que es un poco como un observatorio sociológico ya que está representado día a día cómo somos, cómo nos comportamos…y lógicamente tb con nuestra cuota de inmigrantes.
Y siempre oyes comentarios de «esto está lleno de moros, de pantxitos, de no sé qué y no sé cuántos…». Ya, pues en mi caso, puedo afirmar porque lo llevo viendo día a día durante años, que las incidencias que causa esa gente han sido mínimas, mínimas. su comportamiento es casi siempre correcto.
En cambio andamos de cabeza con los indígenas, con los autóctonos. Chavalines de coche tuneado que roban lo que pueden, chulos, maleducados. Niños cuyos padres dejan a su libre albedrío donde sea y que la lían pardas y son los padres y madres los que se ponen chulos y…últimamente, muy de moda, gente que se cae, gente que se cae porque gotas de agua en un día de lluvia y que les falta tiempo para preguntar cuánta pasta les vamos a dar de indemnización, con bajas de meses y meses por esguinces de tobillo, partes de depresión asociada debida la caída y trauma por el que piden otros 12.000 €, etc, etc. Y eso…el 99% de los casos, respetable peña de aquí, no inmigrantes.
¿esos no roban a los servicios públicos? ¿esos no crean problemas?