La hora de enviar la columna, y no hay manera. Siguen sin aparecer los turistas vascones del todo incluido al Procés. ¡Con lo necesitados que andamos de su iluminación en estas últimas horas de tinieblas! Porque lo más seguro es que, una vez más, los cenizos que creemos ver una cantada soberanista detrás de otra estemos equivocados y nos dejemos llevar por nuestra fe endeble de tibios autonomistas. Lo de ayer en el Parlament, sin ir más lejos, esa aparente bronca a calzón quitado entre las dos fuerzas mayoritarias del independentismo, tiene indudablemente una explicación razonable y, faltaría más, un lugar en esa detalladísima hoja de ruta ante la que tantas genuflexiones hemos hecho los aprendices de cómo se lleva a término una secesión comme il faut. ¿O ya no cuela?
Me dejo de sarcasmos. Me limito a enunciar lo que se antoja evidente: Sant Jaume, tenemos un problema. Por descontado, no soy tan necio de anunciar, como ya se aventura en el unionismo que come palomitas y descorcha cava, el finiquito del movimiento. Es obvio que ha calado con tal hondura, que difícilmente llegará la marcha atrás, y si hay que apostar, lo más verosímil es que siga creciendo con el paso del tiempo y la suma de desaires. Pero, como ya empiezan a decir, siquiera desde el córner, muchos de los que estuvieron en los orígenes, va siendo hora de tirar de honestidad y reconocer que se mintió o, en el mejor de los casos, se pecó de ingenuidad al proclamar que la separación de España era coser y cantar. Quizá proceda ya que se hagan a un lado los de las adhesiones inquebrantables y los palmeros de ocasión para dar paso a los realistas.
Desde Catalunya,
El problema es simple: el terror de los políticos de JxC i ERC a acabar en la cárcel- No hay más. Ahora ya saben lo que hay y, precisamente por eso, no deberían haberse ofrecido a liderar la parte política del proyecto si no se atreven.
Al margen de eso, entiendo que bastantes de los otrora levantiscos y actualmente dóciles vascos vean todo el «procés» casi con ganas de que fracase para convencerse de que su estado manso es el correcto. Pero deberían pensar que, si Catalunya se va (y no tiene alternativa) se van a quedar solos contra una España que, 43 años después, sigue gobernada por el franquismo.
¿Veis ese primer comentario? Me recuerda tantísimo a aquella seguridad de que el TEDH iba a dar la razón a Batasuna y cía. La seguridad de que era «imposible» que no hubiera medidas de gracia.
La minoría independentista catalana ha perdido. ¿Cuáles son sus victorias? ¿Mantener por los pelos y gracias a la ley electoral ESPAÑOLA la mayoría de escaños? Bien. ¿Qué más? Las instituciones catalanas están paralizadas. Solo la suerte descarada de Sánchez ha evitado que un ultracentralista español se plante en Moncloa.
¿Qué tal volver atrás y dejar esa chulería de raza superior a un lado? ¿Qué tal empezar por conseguir esa semisoberanía fiscal que se rechazó en su día?
Demasiada épica. Poca chicha.
A Fardetot: No es mansedumbre. Es vuestro seny, que nos lo habéis enseñado.
Empezasteis a perderlo al rechazar el concierto económico, en el 78. Os equivocasteis: Preferíais un tranquila connivencia y que os recaudaran vuestros impuestos y para cuando os habéis dado cuenta del error, y algún cepillado más, os habéis encontrado mansamente en ir entrando en la cárcel o el exilio. Después de 40 años de violencia política, y mucho dolor, hemos pensado que «contra» España (como dices), que, además del código penal, tiene los cañones y el BOE, hay que ir con otro ritmo y otras vías.
Y siempre hemos estado solos. Ya nos arreglaremos.
A Esnepel:
La Catalunya de hace años no tiene nada que ver con la actual. Entonces se pensaba que España avanzaría hacia una democracia normal y hacia un autogobierno de verdad. Ahora sabemos que eso no ha pasado ni va a pasar
Y sabemos que sólo hay 2 opciones: quedarnos como estamos o la independencia. No hay más. No hay estados intermedios.
No pintamos nada en un país donde sigue mandando el franquismo y donde el odio anticatalán da votos. Donde la minoría españolista se apoya en la violencia y en saltarse sus propias leyes para no respetar el resultado de las elecciones.
Y el pueblo catalán no le teme España, sus jueces no sus cañones. Ya no y no hay vuelta atrás.
Me alegra que vosotros estéis cómodos pero a nosotros no nos sirve. Es simplemente eso.
Fartdetot, creo que somos muchos los vascos que estamos de acuerdo contigo en lo esencial. Incluso diría que hace poco más de un año hasta Esnepel estaba ilusionado con lo que estaba sucediendo en Catalunya, lo que pasa es que a toro pasado ya se sabe; que si ya lo decía yo, que si estaba cantado, que si esas no son maneras…La cuestión es que nadie pensó en que Europa iba a hacer lo que hizo cuando la Guerra Civil y miraría hacia otro lado otra vez.
También ocurre que a los vascos nos han dado tantas hostias que nos hemos quedado medio acoquinados tendidos sobre la acolchada hierba, mirando al infinito. Y durante mucho tiempo nos hemos sentido muy solos como dice Esnepel.
No sé si espabilaremos algún día pero mientras tanto seguimos mirando a Catalunya, digo, al infinito.