Por seguir exactamente donde lo dejamos ayer, en el momento de teclear estas líneas no hay la menor noticia de los bravos barones del PP que se habían ciscado en Vox apenas media docena de horas antes de firmar el apaño andaluz con la banda liderada por Abascal. Miento; en realidad, alguno de los presuntos requetediscrepantes sí se ha hecho presente, pero no exactamente para afear a sus compañeros del sur el apareamiento con los nuevos apestados oficiales. Qué gracia, por ejemplo, Borja Sémper, que tras su aplaudidísima filípica pidiendo poner pie en pared frente a los ultramontanos, escribía un tuit rezumante de natillas para felicitar a su conmilitón Moreno Bonilla por haberse granjeado los votos que le darán las llaves del durante 36 años cortijo del PSOE. Por supuesto, el eterno enfant terrible ma non troppo se cuidaba de mencionar el nombre del partido que lo hará posible.
En esa omisión le están acompañado a Sémper prácticamente todos los dirigentes que han abierto la boca, tanto del PP como de Ciudadanos, que aunque se ponga de perfil, es el otro cómplice imprescindible de la componenda. Si han prestado atención a las declaraciones, habrán percibido las tremendas cabriolas dialécticas para hacer creer que Vox no forma parte sustancial del acuerdo o que directamente ni siquiera está. El pacto de Schrödinger, podríamos llamar a la cosa, si no fuera porque los ciudadanos no somos ni la mitad de tontos de lo que nos presuponen muchos políticos. Eso, sin contar con la soberana estupidez que es tratar de hacer pasar por invisible a un partido cuyo principio básico, amén de pillar cacho, es dar el cantazo.
Y el otro día, festival del humor «en jake» de etb; Alfonso Alonso tachando de «nacionalista» a VOX y al PNV, en este caso, claro, nacionalismo etnicista, literal. Ellos no, ciudadanos del mundo mundial, leídos, viajados y bien duchados. Fronteras y cerebros abiertos al mundo, como Maroto, vaya…..
Al otro lado del cuadrilátero Pedro Sanchez, un tío guay, reguay, feminista, progresista,Español de izquierdas, repetimos, Español de izquierdas, la hostia….
En medio, los exmarxistas de Galapagar, los negritos buenos de la C.A.V. y los proclamadores de repúblicas sin bajada ni izada de bandera que, ahora, parece que barajan apoyar los presupuestos del guay, gratis, no vayan a venir los malos mañana en vez de pasado mañana (¿hacía falta alforjas para este viaje?).
Me pregunto si no sería más lógico pensar en una estrategia para enfrentarse a lo que tiene bastantes probabilidades de acabar llegando en vez de quedarse a vivir en Guatemala.
Qué risas vamos a echar como les acaben dando los números al guay y a falangito.
Estimado Javier:
Discrepo abiertamente de esto que has escrito: «los ciudadanos no somos ni la mitad de tontos de lo que nos presuponen muchos políticos».
Dinos más del doble de tontos de lo que ellos piensan porque somos capaces cada vez que vamos a las urnas (o en su caso, por no ir), de demostrarles que podemos superarnos dentro de la imbecilidad.
Donde pone dinos, debería estar somos.