Ya lo dejé escrito en el momento álgido del desvergonzado montaje político-medíatico (curiosa ensalada de siglas, de egos y de intereses bastardos, la que se aliñó) a cuenta de los trapicheos en ciertas especialidades de la OPE de Osakidetza de 2018: no hay peor mentira que la que se construye con pedacitos de verdad. Porque sí, algunas adjudicaciones de plazas olían a chotuno y no dejaban de acumularse indicios de pufo en la actitud de los tribunales correspondientes. Ocurría que las motivaciones de los tejemanejes no tenían nada que ver ni remotamente con clientelismo político y, por encima de todo, que las actuaciones indignas se centraban en un determinado número de categorías profesionales de la élite de nuestro sistema sanitario.
Claro, eso vendía muy poco y, sobre todo todo, tenía escaso rédito político, o sea, politiquero. Por eso, a sabiendas de que era falso de toda falsedad, se difundió la especie vomitivamente mendaz de que el marrón alcanzaba a toda la OPE y que había sido orquestado personalmente por el entonces consejero de Salud, Jon Darpón y la directora de Osakidetza, María Jesús Mujika. Toda la artillería de la brunetilla síndical-político-plumífera cargó a saco y, finalmente, se cobró las piezas en forma de dimisiones. Las cabezas fueron exhibidas con júbilo por los cazadores ávidos de sangre. Dos años y medio y una pandemia después, la juez que lleva el caso y que no va a dudar en emplumar a los culpables de los fraudes reales, ha dejado claro que ni Darpón ni Mujika tuvieron nada que ver en el asunto. La redacción del auto deja en pelota picada a los denunciantes. Seguro que algunos dimiten mañana. O, bueno, pasado.
**** Aviso a odiadores anónimos: vuestros mierdicomentarios cobardones se borran directamente, Animo a firmar con nombre y apellidos auténticos y una dirección de email verificable, cagoncetes.
En el editorial de GARA se venía a decir ayer que porque se exima al señor Darpón de cualquier responsabilidad eso no quiere decir que no tenga responsabilidad. O sea lo hemos dicho nosotros que somos el sujeto político de la verdad absoluta y ninguna decisión nos va a mover de ella.
En cambio el hecho de que el nuevo CEO de ENDESA cuando se jubile cobrará 27 millones de Euros, y lo dicen en pleno atraco tarifario, no les importuna lo más mínimo porque no es cosa del PNV.
Siempre en vanguardia, hasta la derrota final.
Habéis seguido con la misma política que con el caso de Atutxa algunos ya lo recordaran.
Unisteis fuerzas para votar en contra.
Ojala que a los difamadores les paguen con la misma moneda.
Seguimos a vueltas con la presunción de inocencia, a la que «toda perdona tiene derecho mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se hayan asegurado toda las garantías necesarias para su defensa».
¡Qué bien suena esto! ¡Como nos gusta recordarlo cuando la persona acusada es «de los nuestros», pero se nos olvida, intencionadamente, cuando «es de los otros».
Y más aún, nos apresurados a privar de ese derecho a alguien, no sea que luego se demuestre que es inocente, y perdamos el rédito político que tal acusación nos puede producir para nuestros intereses personales o de partido.
Hipocresía en estado puro.
Y queda la pregunta clave: ¿quién y cómo se repara el daño causado con una acusación anticipada y generalmente mediatica, cuando después se demuestra judicialmente que no existe culpabilidad?
El silencio de quienes acusaron indebidamente no es la solución. Pero eso sí, demuestra cobardía y que existió mala fe y peores intenciones.
Y frente a esto, a la ciudadania bien intencionada, que es la mayoría, sólo nos queda guardar memoria de ello para no caer en casos similares, ni hacer el juego a quienes ponen y quitan el derecho a la presunción de inocencia según su capricho e intereses políticos.
Que son carroñeros no tiene ninguna duda .
Su panfleto de Gara seguirá vendiendo lo que quieren oír los susodichos carroñeros
Yo creo en la inocencia de Darpón y Mujila en este caso, no porque lo oficialice la sentencia, que también, sino por puro sentido común. No tiene ningún sentido que se pringuen en algo así.
En instituciones u organismos tan grandes, con tanta gente y niveles directivos y de gestión estas cosas pasan y rara vez están detrás los más altos directivos. Algo falló, claro. Pero de ahi y achacar responsabilidad penal al propio consejero o a la cabeza de Osakidetza…
Pero el criterio debe ser el mismo cuando sucede en otras administraciones o afecta a responsables de otros colores políticos.
Y lo mismo sobre las resoluciones judiciales. O valen o no valen. Unas veces las consideramos aval definitivo de una posición sobre una asunto concreto (si la posición coincide con la nuestra) y otras son la demostración de que la justicia está corrompida y vendida al poder político y de que los togados son unos sinvergüenzas.