Otra vez ‘Patria’

No deja de maravillarme la capacidad de Patria para encabritar al personal. Mayormente, también es verdad, a los que tienen predisposición congénita a sulfurarse y a entrar como Miuras a cualquier trapo que les pongan delante. Primero fue la novela, convertida en fenómeno editorial del carajo de la vela por quienes ni se la habían leído y, en el bote consecuente, despreciada con exagerados aspavientos por los que, reclamando otras memorias, creen que en el caso de ETA debe imponerse la amnesia balsámica; lo que hablábamos ayer sobre las páginas que se deben pasar y las que no.

Como sabrán, la penúltima bronca de diseño ha venido con el cartel promocional de la serie que la plataforma HBO va a estrenar —a ver si es verdad, porque van tres anuncios— dentro de unos días. Lo entretenido es que esta vez los que se suben por las paredes son los que se pretenden monopolistas del dolor causado por el terrorismo. Como quiera que el afiche en cuestión muestra la imagen de un torturado en comisaría enfrentada a la de un asesinato de la banda, ya han decretado que la versión filmada de la obra incurre en una intolerable equidistancia. Resulta divertido que hasta el propio autor, Fernando Aramburu, reniegue ahora de esa imagen que, como sabemos los que sí la hemos leído, forma parte —¡ay!— de su propia novela.

Peor que censurar

¡Para lo que vamos quedando! A estas alturas del tercer milenio, HBO, un emporio audiovisual que paga en España menos impuestos que un currela medio, ha retirado de su (ramplón) catálogo Lo que el viento se llevó bajo la acusación de dar una imagen edulcorada de la esclavitud en Estados Unidos. Ya era abominable la decisión inicial, pero ha ocurrido que tras la polvareda que ha provocado el anuncio, la plataforma ha empeorado las cosas. Ahora dice que se trata de algo temporal, lo que se tarda en añadir al clásico una introducción que contextualice y adapte a los tiempos actuales su trama. Tracatrá.

Primero, me pregunto dónde carajo encajarán el sermoncillo, pues, aunque hace tiempo que no me echo a las ojos las desventuras de Escarlata O’Hara y Rhett Butler, creo recordar que la cinta comienza, precisamente, explicando que lo que sucede en la película se remonta a mucho tiempo atrás, a una época, literalmente, “que se fue con el viento”. Segundo y más importante, el atrevimiento de largarle un pegote a una obra ajena es más grave que el borrado del catálogo mondo y lirondo. Es mearse en el autor, pero especialmente en los espectadores, a los que se trata de menores de edad. Justo lo que hizo, por cierto, la censura franquista con Ladrón de bicicletas o Los cuatrocientos golpes. Todo vuelve.