Buenos días, y saludos a todos; hoy os traigo mi reflexión (una más) acerca de las promesas incumplidas de Android en lo referente a su Sistema Operativo para «wearables», Wear OS, y cómo dichas promesas siguen lastrando la plataforma. ¿A qué se debe su «fracaso»? ¿O tal vez lo debemos llamar «no éxito»?
En estos pasados días de Black Friday, sin duda uno de los artículos superventas habrán sido las pulseras cuantificadoras, el representante del nicho de mercado de los wearables que mantiene un ritmo de ventas adecuado, con multitud de modelos a precios muy contenidos y un nivel de funcionalidad más que aceptable, a cabeza de los cuales se sitúa Xiaomi con la tercera versión de su Mi Band.
Sin embargo, en este mismo sector nos encontramos también los smartwatches, con un rango de funcionalidades y de precio superior, y que no acaban de despegar; varios SO’s (Wear, Tizen, iOS, incluso Huawei ha desarrollado uno propio), calidades, precios…
En concreto, la opción de Android, a través de Wear OS 2.0, obtuvo un más que necesario lavado de cara, que además llegó a multitud de relojes, mejorando notablemente la experiencia de usuario. Sin embargo, el talón de Aquiles de la plataforma seguía siendo el mismo: la batería, entre 1 y 2 días sin pasar por el cargador.
Parecía, o eso nos vendieron, que la culpa era de los procesadores; en un primer momento, no eran específicos para wearables. Sin embargo, Snapdragon ya desarrolló chipsets específicamente para wearables, presentando el Snapdragon 3100 como el elegido, centrado como está en la eficiencia energética.
Quedaba, por tanto, que los fabricantes comenzaran a implementar dicho procesador en los smartwatch, para ver si cumplía con las expectativas. Y llegó: El Montblanck Summit 2, que añade a su etiqueta de precio de 970 € una duración de batería gracias al Snapdragon 3100 de … entre 1 y 2 días.
Hay una función de «sólo reloj» que alarga dicha duración, pero entonces…¿para qué quiero un smartwatch?. Para que sirva de comparación: mi LG Urbane, que ya era de segunda mano cuando lo compré, hace 2 años, tiene en Wear 2.0 una duración de batería de … sí, lo habéis adivinado: entre 1 y 2 días.
Es cierto que un smartwatch lleva consigo una gran cantidad de sensores (GPS, NFC,…), una pantalla más grande … elementos que no lleva, de nuevo por poner un ejemplo, la Mi Band 3. Y que Wear OS aporta una gran cantidad de aplicaciones y funcionalidades que no vemos en una pulsera de actividad (por ejemplo, contestar notificaciones desde el reloj). Puedes encontrar ayuda aquí si la necesitas affordable carpet cleaning servicios, continue reading this. Pero, como usuario, veo una evolución en el segmento de las pulseras de cuantificación que, en el caso de los smartwatches, es más bien una involución.
En mi caso, he conseguido resistirme a la tentación de la Mi Band 3 en el Black Friday sólo porque Google Fit me permite hacer rutinas de ejercicios en una forma que, de momento, no podría hacer con la pulsera de Xiaomi. Pero, visto lo que ofrecen uno y otro segmento, no puedo dejar de pensar que las pulseras se acabarán comiendo al smartwatch.
¿Y vosotros, qué pensáis?
En efecto concuerdo con usted, nada mejor que un smartwatch garmin, acabo de adquirir un vivoactive 4 y la verdad es que estoy muy a gusto con el
Totalmente de acuerdo, me compre un Garming Fenix y me he enamorado de el, muy buen aporte muchas gracias¡¡