Fue una de la ultimas películas de Berlanga, y no precisamente de las mejores, sin embargo «Todos a la carcel» encaja como un guante en la imagen de la semana.
La detención de Ignacio González ha sido, por el momento, la última de una larga serie de operaciones contra la corrupción que han llevado a importantes líderes de Partido Popular a dar con sus huesos en la carcel.
El pasado viernes, durante una pausa en la tertulia de periodistas de Onda Vasca, comentamos en tono jocoso si tal vez fuera una premonición la noticia recogida por error en un diario belga: «Mariano Rajoy detenido en una operación de la Guardia Civil». Evidentemente se trataba de una confusión, era el expresidente de la Comunidad de Madrid el que estaba entre rejas, aún así, vista la cantidad de casos que salpican a los populares, más allá de las fronteras españolas nadie se sorprendería si el Presidente del Gobierno también fuera imputado, y probablemente dentro del Estado tampoco.
Con la misma normalidad, con la que Mariano Rajoy asume que deberá declarar como testigo ante el juez, por una de las múltiples tramas de corrupción, los españoles consideran que los destinos de la nación deben estar en manos de una formación política cuyos regentes actúan de una forma manifiestamente deshonesta.
La única, y benévola, conclusión que podemos sacar es que el hecho de que el PP siga gobernando es fruto de la incapacidad del resto de los partidos españoles para ofrecer una alternativa seria para tomar las riendas del país. Sin embargo, es indignante que el que es, probablemente, el partido mas corrupto de Europa continue en el poder.
Ni el más ingenioso publicista, ni la agencia mas prestigiosa del mundo, serían capaces de hacerse cargo de la campaña para promocionar la «Marca España» con el más mínimo atisbo de éxito.