Con casi siete meses de retraso, aquel tren en el que Patxi López se hizo una foto que lo perseguirá de por vida llega a su destino. Triste y pobre destino, un apeadero de quinta con apariencia de congreso, esa cosa que lo mismo sirve para reunir a acólitos de Amway, expertos en lo que sea a tanto el minuto o estomatólogos legañosos subvencionados por una multinacional farmacéutica. Que tire la primera piedra el que esté libre del pecado de haber organizado (o participado en) uno o varios. Cuando se clausuran, pasa el día y pasa la romería. Se devuelve el pinganillo de la traducción simultánea, se guarda la bolsa y la carpeta serigrafiadas para regalar a un amigo o familiar, los periodistas recogen los focos, las cámaras, las grabadoras y las libretas llenas de garabatos, y ya nadie más se acuerda.
Curiosa paradoja, que ese olvido vaya a caer también sobre este happening que en su enunciado lleva la palabra “Memoria”, seguramente una de las más manoseadas de nuestro limitado vocabulario. No menos llamativo, que el otro apellido sea el igualmente sobado término “Convivencia”. Ya hemos visto, sin siquiera empezar el sarao, qué gran ejemplo de tolerancia y disposición al entendimiento nos han dado los queridos-odiados socios enganchándose en público por la invitación a alguien que el PP (lean ahí Basagoiti) considera un poco demasiado terrorista para su gusto. El episodio, no obstante, nos da la clave sobre lo que se sacará en limpio de todo esto: la enésima escenificación cuidadosamente guionizada del inminente divorcio de los que necesitan llegar con el certificado de soltería a las elecciones.
Lo demás, casi nada con sifón. Los sin duda interesantes testimonios de algunos de los ponentes darán para media docena de titulares resultones y hasta para algún reportaje emotivo… que desgraciadamente despertará una atención limitada porque —he ahí el quid— ahora estamos a otras cosas.
Ahora un congreso,y antes una ponencia,y ayer un mandato parlamentario y hoy mismo,también,»un acuerdo pionero con cámaras de comercio y patronales empresariales con el objetivo de contribuir al desarrollo empresarial de Euskadi y facilitar el crecimiento económico y el empleo» que,básicamente,consiste en enchufar 2,8 millones(a deuda) a cambio de hacerse la foto con Unda y con Homer,a las organizaciones de los que salen en ella.Y el PNV y Aintzane Ezenarro empujando el carro vacío de esta gentuza.Y Bildu a por uvas,dale con el compost que acaba en las incineradoras….
Y yo en Madrid,rodeado de banderas Españolas «anticulé» y Madridistas «no nacionalistas» eufóricos con la cara pintada de rojo y amarillo.»Orgía nacionalista»,que diría Homer tras un partido de la selección vasca.Solo que en este caso de su nación.
Un desastre.,