Carlos Urquijo, procónsul de Hispania en Vardulia, no olvidará fácilmente esta, su mejor semana desde que fue largado con una patada hacia arriba del nido pop en que desentonaba su repertorio de cante jondo. Como entrante frío, la ventura de ver pasar ante su puerta el cadáver político de quien le premió castigándole o le castigó premiándole, nunca lo sabremos. Qué delicioso bocado de justicia poética saber que Los Olivos está más cerca de Gran Vía y Génova que cualquier búnker lujoso de México D.F. Y de postre, un dulcísimo tartufo horneado por encargo en Ondarroa, territorio comanche convertido para su exclusivo deleite en reñidero de las dos estirpes del Caín vascón, la que tira al monte y la que no tanto.
Pulso al Estado en carne ajena. Así se las ponían a Fernando VII y se las ponen a su excelencia el Delegado, que no obstante, no vio su dicha entera. Qué pena que, como había soñado, a última hora no recibiera una llamada de la Consejera pidiéndole sopitas. Con gusto infinito habría mandado la caballería a restablecer el orden al modo de los elefantes en las cacharrerías y, de paso, a demostrar que la Ertzaintza sirve para perseguir a ladrones de gallinas y poco más. “La policía española hace lo que la vasca no tiene pelendengues a hacer”, habría saludado la hazaña la prensa cavernaria, que se ha tenido que conformar —tampoco está mal— con difundir la especie del paripé pactado. La misma, por cierto, a la que se ha apuntado raudo y veloz el PSE que dirigía el cuerpo el día que cayó muerto de un pelotazo Iñigo Cabacas.
Hay mil formas de contar las cosas. Ocurre que cuando la propaganda entra por puerta, las verdades saltan por la ventana. Entre ellas, una que iba a misa desde el minuto cero: la detención de Urtza Alkorta era un desenlace tan inevitable como, pongamos, el ondeo de la rojigualda en el ayuntamiento de Donostia o en la Diputación de Gipuzkoa. Urquijo gana, ¿quién pierde?
¿Quién pierde?.
Todos los demás, incluso esa masa encabronada de ondarrutarras que creían estar luchando contra la los Reyes Católicos.
Aún así, y después de haber pasado unas buenas horas de bochorno frio por el espectáculo, a algunos nos queda el regusto dulce de que el PF y los que son menos PF, pero igualmente antivascos tuvieron que vivir su particular coitus interruptus cuando acabó el txou sin heridos, ni destrozos, ni todo el Territorio en pie de guerra.
Solo por eso compensa el enorme gasto que habrá supuesto el operativo.
Otro año hablamos de lo que entienden algunos por «una héroe vasca injustamente perseguida» y tal.
Y otro año tb, si quereis, de cómo el bisnes de Covite ha sabido a su vez recoger nueces que otros han sembrado.
Aquí hay negocio para todo el mundo que quiera vivir del dolor ajeno….
Lo que pasa hoy es lo mismo que paso ayer, solo hay unas victimas y todos los demás se quejan sin razón. En España los socialistas y comunistas dicen que tuvieron que renunciar a pedir cuentas por los crímenes y abusos de la dictadura y transición, aceptar la rojigualda y el himno en pro de la convivencia, incluso algún deslenguado socialista se atreve a decir sin sonrojarse “tuvimos que renunciar al marxismo”. Desde entonces y como forma de combatir a ETA, se ha creado una gran fábula que dice que en el país de los vascos todos vivían felizmente en españolidad hasta que nació ETA y va y se jodio todo: aparecieron los vascos que no querían ser españoles felices…El resto de la historia la vivimos ayer en Ondarroa, los siempre violentos armando jaleo sin razón –dicen- pero de forma pacifica por otro lado que era lo que siempre se les había reclamado, aunque a los ojos peneuvistas de los siempre sacrificados por la patria –el poder- haciendo lo que sea para no perderlo, pareciera estar ocurriendo todo como antaño, cócteles molotov, barricadas de fuego, autobuses ardiendo…y por ultimo, los siempre mártires –ayer como hoy- clamando la inquisición y galeras si hiciera falta para los crímenes de los demás que los propios –muchos e impunes- están bien guardados bajo las miserias políticas (que a la postre son solo económicas) de los gobernantes tan directamente moderados con los mandatos de la biblia española (-esas leyes excepcionales que persiguen al opositor-) como inversamente impasibles ante quien injustamente las padece por abusivas, parciales, subjetivas……..
Y por esto mismo, tipos como Urquijo, que en España y han sido desenmascarados y los ciudadanos salen a las calles a manifestarse contra todo lo que sea PP, en el pais de los vascos todavía son ilustres políticos del club de esos ciudadanos que han sufrido y padecido como nadie jamás lo ha hecho nunca en la historia de la humanidad a causa del terror de ETA. Una ETA que jamás fue perseguida ni castigada y que sigue paseándose chulesca por las calles de Ondarroa. Mientras, en España, los peperos como Urquijo son diariamente señalados por los ciudadanos como los responsables políticos de los sufrimientos de miles de desahuciados pues de ellos son también las leyes abusivas e injustas que no dudan en utilizar contra los ciudadanos para beneficiar a los banqueros y a ellos mismos. En España lo tienen claro: las leyes injustas, los juicios injustos, las condenas injustas no hay que acatarlas, sino combatirlas, y eso están haciendo. En el país de los vasco antes de nacer ETA muchos ciudadanos sufrían y padecían terror y violencia, pero no los urquijos, y ahora que los urquijos no la padecen ni la sufren, muchos ciudadanos siguen sufriendo y padeciendo terror, violencia e injusticia. Pero ya no importa
Pierde la Euskal Herria de Benito Lertxundi.
Pues así, a bote pronto, se me ocurre que quien más pierde es la susodicha, que va camino de la cárcel por una sentencia sin pruebas y basada en una autoinculpación que declara que firmó bajo tortura.
Pierde la IA, que ha recurrido a su no ilimitada capacidad de movilización y propaganda para que la famosa resistencia civil vuelva a quedar en agua de borrajas.
También pierde el PNV, que en estas situaciones vuelve a poner deberes a los de siempre (que no son precisamente las huestes de Urquijo), demostrando así que su rival electoral no es el único con “actitudes del pasado”.
Y por último perdemos los que pensábamos que, con esta composición, el parlamento vasco iba a conseguir cosas que ya se intentaron en otras legislaturas.
Un pena.
La verdad es que me cuesta encontrar esa sentencia. ¿Alguien la tiene? Porque, por otros lados, me aseguran que había pruebas como viajes a Iparralde, la cesión del coche, etcétera, que bastarían para enchironarla incluso si hubiera callado en todo momento. ¿Si creo que la torturaron? No lo sé, es probable. También es probable que sea una de tantas personas «realmente abertzales» a las que se les va el valor en el momento en el que se dan cuenta de que lo que han hecho tiene, por fin, consecuencias.