No me cansaré de repetir que somos la releche a la hora de condenar la violencia machista y una chufa cuando se trata de evitarla. A ver cuándo narices equilibramos las balanzas y conseguimos que las concentraciones y las declaraciones de rechazo tan lucidas tengan su contrapartida en una actuación eficaz frente a maltratadores, asesinos y violadores. En el camino me conformaría, siquiera, con dejar de ver a pie de pancarta o de micrófono a muchísimas de las personas que están contribuyendo a perpetuar lo mismo que luego denuncian con palabrería rimbombante y afectación de cartón piedra.
¿Me refiero, quizá, a las autoridades? Pobrecitas, esas ni saben por dónde les da el aire. Jamás van a salir del manual: convocatoria de pleno de urgencia y comunicado hablando de los valores, la importancia de la educación (sí, ya estamos viendo los resultados), el trabajo que queda por hacer y bla, bla, requeteblá. Qué va, esta vez me dirijo a los detentadores y detentadoras de la conciencia social, esos y esas que llevan permanentemente en bandolera su más enérgica repulsa y que lo solucionan todo a base de repertorio. Menos venirse arriba echando una culpa nebulosa a la sociedad heteropatriarcal y más señalar las responsabilidades individuales tasables, medibles y concretas. Todas y cada una de ellas, no según convenga o quede bonito en los discursos.
Dicho de un modo más llano: basta ya de amparar, ocultar, contextualizar o directamente negar las agresiones. ¿Pero de verdad hay quien hace eso? ¿A esos niveles de hipocresía hemos llegado? No se me hagan de nuevas, saben tan bien como yo que es así.
Nadie se preocupa por el prójimo, no hay más que eso, el resto es palabrería. Nadie echó una mano a esta mujer y el malparido e echó las dos. En cuanto a concentraciones te diré que hace tiempo el que presidía una asociación de africanos y que por una conocida sé que pegaba a su mujer (me fío porque selo dijo la propia mujer) acudió apesadumbrado a la concentración en contra de la muerte de Endurance (claro él no había matado a nadie). Simplemente las personas cada día somos de peor calidad, las que agreden pero las que pasan o pasamos de todo también. Es un hastío existencial, la democracia no existe y hacer consultas es ilegal, se habla de proteger a los pobres y se quiere echar a gente que vive en viviendas sociales a la calle, se habla de violencia doméstica pero nadie acoge o protege a esas mujeres. En fin, un palabrerío sin fin. Estoy entre deprimida e iracunda, entre iracunda y deprimida.
No viene al caso pero la entrevista a ayer a Julio Anguita estuvo bien, es el único político ahora mismo soportable , será porque no ejerce. Una entrevista más amplia vendría bien y sobre todo confrontar si cuando tuvo poder hizo algo de lo que dice ahora. ¿no se puede entrevistar a Ibarretxe también?. Como vuelvas a enrevistar a uno del PSN para preguntarle si van a pactar con UPN no te escucho más, Onda Vasca la radio sin perfil (como el PSN).
Totalmente de acuerdo. Es como ver cada noche las noticias en T5. Primero la «lamentable y triste» noticia de una mujer asesinada a manos del machito de turno, y seguido, una sesión de tetas y piel de mujer (de ciencia ficción), vía desfile de los angeles de Victoria Secret, o actriz de turno, o desfile de lencería o similares. No falla. Todos los días hay su minutito de cuerpo femenino. Para que no se olvide que las mujeres somos cacho de carne y poco más.
«si condenas no toleres» Un difícil slogan que ningún gobernante del ayer y del momento cumple. Porque en esto de la violencia hay dos universos, el particular y el público. Es muy alentador que uno a nivel particular se posicione contrario a la violencia, pero la realidad la marca el posicionamiento político de los que nos gobiernan, las leyes y el restringido derecho al uso de la violencia legítima por los poderes públicos que es utilizado, sin embargo, libre de toda atadura mediante leyes anti constitucionales y otros vericuetos constantes. Y hacer eso es también violencia y de la peor, que no se nos olvide que se nos olvida. Por ello acontece que, por ejemplo, podemos ver a todo un sequito de gobernantes, policías, curas y medios de comunicación condenando la muerte de una mujer a manos de su esposo, y minutos más tardes, a esos mismos gobernantes justificando la muerte y no siendo tan duros con el verdugo o exculpándolo claramente, si en vez del marido fuera la policía la que hubiera matado a la mujer en una manifestación, como a Kontzi Sanchiz. O a esos muchos sacerdotes que pretenden mujeres criadas de su marido y luego se quejan o extrañan de lo que ellos mismos promueven con su religión somete mujeres. O esos mismos medios de información que aplauden la “legitima” utilización de la fuerza violenta y policial contra los manifestantes a los que se les ilegitima por las bravas de su derecho constitucional a manifestarse, etc etc etc. Lo dicho y lo que todos los días podemos ver si queremos mirar, nuestros políticos son muy de condenar el crimen de los demás, sobre todo si es ETA o un marido corriente, y poco de los propios, de esos que tienen que ver con sus leyes, con sus órdenes, con su gobernar, con sus brazos armados. ¡Mira por donde! Hemos visto como la resistencia incomprensible e inmoral a la condena atribuida a la izquierda abertzale es también muy común en los que acusan de ellos. Así que podríamos decir que: ¿con que derecho estos condenadores condenan y se creen mejores que ese vil marido que acaba de asesinar a su mujer?
Totalmente de acuerdo con tu publicación. Pero como ciudadanos de a pie qué podemos hacer realmente para no tolerar el matrato y aún mas, para tratar de evitarlo?
No es cosa sencilla, conoces a algún tipo que sabes, crees, te parece, te han dicho… Incluso has visto algún baboso insinuandose como maltratador con comentarios machistas agresivos en «corrillos» de taberna. «No te pases» alcanzas a decir, por si acaso. En determinados ambientes no está mal visto, siempre hay algunas risas que acompañan al comentario del salvaje…
Cómo lo abordas?
Tal vez se deberia protocolizar algo para denunciar ciertas conductas actitudes expresiones. Lo demás está dificil muy complicado
No llego a saber por qué razones, los hombres reincidentes de malos tratos, acaban en muchas ocasiones por matar a sus compañeras o ex-compañeras.
No llego a saber por qué razones, las mujeres que han denunciado malos tratos , acaban en muchas ocasiones por morir asesinadas por su compañeros o ex-compañeros.
¿De qué sirve, el único recurso que hay de denuncia?