¡Jopelines con el Heteropatriarcado, así en bruto y sin más matices! ¡Resulta que compró un fusil y una pistola más baratos que un Iphone, entró a un local gay de Orlando, se lió a repartir plomo, y dejó 49 muertos y 50 heridos! ¿Que el que hizo eso era un tipo con nombre y apellidos, unas creencias muy concretas y un largo historial de nauseabundo hijoputismo intolerante en el nombre de un tal Alá? ¡Oigan, oigan, no criminalicen a los criminales! Lo dejamos en el mentado tiro por elevación, como hizo, entre otros muchos cobardes —¿O quizá cómplices?—, el irreconocible nuevo rico de la política Alberto Garzón, y pasamos a lo que importa, que es el baboseo posturil de los lamentos plañideros.
Qué molona, la bandera arcoiris poniendo carita triste. Qué requetechulas, las frasezuelas de a duro espolvoreadas en Twitter con estomagante paternalismo, repletas, con un par de narices, de exaltadas proclamas a favor de la libertad para sentir y amar. Ni una puñetera palabra sobre qué y quiénes específicamente tienen establecido, no ya el desprecio, sino el aniquilamiento sistemático de cualquiera que se atreva a poner en práctica esas libertades.
Marieme-Hélie Lucas, que es mujer, argelina y feminista, le llama a eso holgazanería izquierdista. Y añade: “El Islam político recibe por parte de la izquierda un tratamiento muy diferente del que recibe cualquier otro movimiento popular de extrema derecha que actúa con disfraz religioso. Yo diría incluso que el Islam recibe un tratamiento diferente del que recibe cualquier otra religión”. No cabe esperar, claro, que las almas puras vayan a darle ni media vuelta.
Cobardía + negocios vinculados al buenrollismo= complicidad.
No me atrevo a extenderme más.
Es mi tercer y último intento por hoy, lo siento.
¿si el psicópata de Orlando era cliente habitual qué hacemos con todo estos artículos, lazos, concentraciones y demás «postureo»?
Pocos comentarios en este y en otros blogs/páginas comentando el suceso. Podría suponerse que peña que tira flores, bate tambores y lanza serpentinas se encuentra en pleno proceso de reflexión
He encontrado esto en La Vanguardia de hoy.
Impresionante
[Enlace roto.]
Vaya por delante mi desprecio hacia cualquier tipo de idea política, filosófica o religiosa que promueva el asesinato de cualquier persona con la excusa que sea, y hacia los que cometen crímenes en su nombre.
Quede dicho, asimismo, que ni profeso la religión islámica, ni tengo ningún negocio, buenrollista o no, con creyentes musulmanes.
Dicho esto, también creo que es importante saber separar unas cosas de otras. En en este caso, por lo que se va sabiendo del autor de la matanza de Orlando parece cada vez más claro que se trata de un chalado homóbofo (de confirmarse lo que ayer publicaba Deia, incluso sería un homosexual reprimido, que son los peores homófobos) que desembocó en fanatismo político-religioso como salida para sus odios o complejos de culpabilidad, y no al revés. Leches, si ha declarado estar inspirado a la vez por Hezbola, Al Qaeda y el Estado Islámico, cuando los tres grupos se llevan literalmente a matar. Pero es que además ninguno de ellos le ha mandado nada, con lo que hablar de terrorismo yihadista sí que me parece en este caso tirar por elevación. (En todo caso, es algo que jamás debió ocurrir y que nunca más debería volver a pasar. Y por lo mismo que he dicho en el primer párrafo, espero y deseo que su autor no sea condenado a muerte).
Un twit no da en todo caso para muchos matices y el término «heteropatriarcado» tampoco me gusta especialmente. Pero de que Garzón no ha errado demasiado el tiro (con perdón) da idea la avalancha de comentarios vomitivos en redes sociales jaleando la matanza o el aún más repugnante hashtag de «Matar gays no es delito». ¿Todos fanáticos religiosos?
Una última reflexión: hace unas semanas, otro chalado acuchillaba en un tren de cercanías de Munich a varios de sus compañeros de vagón al grito de «Alá es grande». Todo el mundo conteniendo la respiración, los filonazis locales con las espadas en alto pidiendo la cabeza de Merkel… hasta que se averiguó que el tipo no tenía Migrationshintergrund (para entendernos, que era hijo y nieto de alemanes) y que tampoco era musulmán. ¿Y si lo hubiera sido? ¿Seguiría siendo una chaladura macabra de un perturbado, o estaríamos hablando del primer golpe mortal del terrorismo yihadista en Alemania?
Vale, me he columpiado… no pueden condenarlo a muerte, por la sencilla razón de que para eso tendrían que haberlo cogido vivo. Valga el resto del comentario.