Otros depredadores

El clamor, primero contra la sentencia a La Manada, y ahora contra la libertad provisional de sus miembros, está perfilando un retrato social muy positivo. Esa ciudadanía que parecía indolente y amodorrada demuestra que está dispuesta a pisar la calle y a dejarse a oír cuando se siente objeto de un atropello, y de modo particular, cuando el ataque es contra la libertad de las mujeres. La celeridad con que se han organizado las movilizaciones, su cantidad a lo largo de toda la geografía y el altísimo seguimiento, además de la enorme diversidad de las y los participantes nos hablan de un vigor social que —especialmente en determinadas latitudes— dábamos por perdido.

Como anoté en la columna anterior y sospecho que seguiré haciendo en el futuro, sería fantástico que el nervio no se quedara en pataleta nebulosa ni se redujera al asco infinito hacia cinco tipejos en concreto. Desgraciadamente, abundan las manadas. Además de las que se pueden cruzar en cualquier garito de copas nocturnas o en las fiestas de este o aquel pueblo, ahí tienen la de Alicante: cuatro alimañas que encerraron a una joven de 19 años en un piso y, según su denuncia, la violaron repetidamente durante 24 horas. Uno de los agresores huyó de España, otro está en la cárcel y los otros dos, en libertad. No es algo del pasado remotísimo. Ocurrió en abril de este año, apenas dos semanas antes de la sentencia sobre el quinteto de sabandijas sevillanas. Ni siquiera la coincidencia de fechas sirvió para poner el foco informativo en el caso, pese a que tenía ingredientes calcados al que había provocado el incendio popular. Cabe preguntarse por qué.

6 comentarios en «Otros depredadores»

  1. En el caso de Iruña, las propias instituciones de la ciudad apoyaron desde el primer momento a la victima y no han dejado un segundo a la pasividad.
    No digo que la reacción social ante estos hechos se deba exclusivamente al papel de la cosa publica, pero su influencia para lo bueno y para lo malo es más que evidente.
    Del tradicional sexismo propio del pais de las fallas ya hablaremos en otra ocasión, si se tercia.

  2. Demostración clara de que esa reacción popular a la que aludes es más superficial y manipulable de lo que parece.

  3. Esto no es más que una de las cabezas de la hidra. Las otras censuran y meten artistas en la cárcel, exculpan corruptos, hacen y deshacen leyes a su conveniencia, encarcelan políticos independentistas, permiten torturas y vejaciones, acusan de terrorismo por una pelea de bar…. ¿seguimos? Ahora todo el mundo parece indignado porque se han visto directamente afectados, pero la mayoría desviaba la vista ante injusticias parejas. La vieja historia de «como no me afectaba, no hacía nada hasta que me afectó» Hasta que no acabemos con la bestia, tal vez logremos cercenar una cabeza, pero volverá a crecer.

  4. El caso Kote Cabezudo de trama de abuso de menores por gente poderosa, es otra muestra de que las «feministas»no muerden la mano que las alimentan y callan como muertas.

  5. Está «lo» de Cabezudo, y lo de la relevancia de la mujer en el mundo de los de toalla enroscada y sudario, casos ambos en los que las feministas permanecen mudas como piedras

    Con respecto a lo del fotógrafo, el menda sigue las noticias en esta página (aunque no solo en ella)

    http://latribunadecartagena.com/not/5438/por-fin-kote-cabezudo-a-prision/

    Sale, por ahora, el nombre de Odón Elorza.
    Manifestar el nombre de una persona en casos como este implica que puedes probarlo sin ningún género de dudas, pues de lo contrario se te cae el pelo.
    Así pues, me parece que Odón está en un buen lío

  6. ¿¿¿Qué quiere decir «sale»???

    Me parece muy grave lo que se está cociendo en otro sentido en este tema.
    La Tribuna de Cartagena esa es simple basura y ha liado tropecientas a base de fake news, falsedades, medias verdades, etc.
    La insinuaciones que ha habido no han ido más allá de decir que el nombre de Elorza aparece mencionado en el sumario, lo que puede deberse a mil cuestiones que no infieren su implicación en nada delictivo, al ser cabezudo un fotógrafo habitual en la vida social y saraos de la ciudad.
    Pero es que también se ha mencionado a «un notario conocidísimo» lo cual es tirar la piedra y esconder la mano y tienen que estar los notarios de Donosti (que muchos no son) que trinan al verse veladamente señalados, sin pruebas, sin que nadie dé la cara, en algo tan sucio.

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