¡Albricias! Después de una kilométrica retahíla de bofetones en las urnas, el PP vasco se ha caído del guindo. ¿Y si el origen de sus males está en la nave nodriza? Quiten los interrogantes. Escuchando a Alfonso Alfonso, queda claro que ese es el diagnóstico, y por ello, el tratamiento autorrecetado es una convención, allá por septiembre, para ir soltando lastre. O expresado con sus propias palabras, “para marcar una personalidad propia”. No me me digan que no es irónico asistir a esta especie de reclamación del derecho a decidir o, apurando, de autodeterminación respecto a la metrópoli gaviotil.
“Este partido en el País Vasco es de centro radical. Radicalmente moderados y de centro. Y somos foralistas”, proclamó Alonso al anunciar el plan que trata de evitar la irrelevancia por la vía de matar metafóricamente (y no mucho) al padre. Este servidor, que un día se definió aquí mismo como “el último quiroguista vivo”, no pudo evitar una media sonrisa al recordar el modo en que la anterior presidenta del PP de la demarcación autonómica fue despojada de su puesto y arrojada a la cuneta por plantear algo muy parecido a lo que ahora se presenta como el descubrimiento de la gaseosa. Ingrato destino, el de los adelantados a su tiempo.
Eso, claro, dando por cierta la voluntad del actual líder de los populares de los tres territorios de acometer el prometido cambio de mensaje y formas. La bibliografía reciente del susodicho invita a la prudencia, si no al escepticismo. Hechos serán amores y no buenas intenciones. De momento, no resulta buen augurio que el propósito de enmienda comience pintando estúpidas líneas rojas.
La reacción alonsiana es lógica, hasta desde el punto de vista histórico, pero no creo que debamos dar ideas al enemigo. Que se enmienden ellos, si es que saben.
El P.P. no es un partido ellos son una extirpe fascista, totalitaria, cavernaria que se consideran los amos y señores de «la patria» y como tal actúan.
El GOLPE DE ESTADO de todos los farsantes generales encabezados por San Jurjo, Mola, Franco y compañía contra la democracia de la II República después de haber jurado fidelidad hace nada creíble el postureo de sus lícitos sucesores en cuanto al cambio.
Cuando roban, encarcelan o prevarican, ellos creen de verdad que no lo hacen, piensan y sienten que en realidad todo les pertenece al estilo conde – duque de Lerma.
Alonso mejor que se dirija hacia el sur donde todavia algunos ilusos creen que la gaviota es un charran.
no será forralistas? ah y yo soy un extraterrestre¡¡