Como señaló atinadamente Juanjo Álvarez ayer en la tertulia de Euskadi Hoy de Onda Vasca, resulta tremendo que en la técnica estadística existan conceptos como Mortalidad esperada o Exceso de defunciones. Es uno de los aprendizajes siniestros y no exentos de morbo de esta pesadilla interminable. Lo primero viene a ser la previsión de muertos en un periodo, supongo que en función del comportamiento medio de otros años en las mismas fechas. Lo segundo, lógicamente relacionado con lo anterior, es el número de fallecimientos que se dan por encima de la estimación.
Y ahí es donde se han roto todas las marcas. Con datos puros y duros de los registros civiles en la mano, resulta que solo entre el 13 de marzo y el 22 de mayo murieron en el estado español 43.000 personas más de las que se esperaba. La cifra está muy por encima del balance oficial de fallecidos por coronavirus que aporta el ministerio de Sanidad. Se puede argumentar que no necesariamente cabe achacar al maldito covid19 cada uno de los decesos de más. O no, por lo menos, como consecuencia directa. Otra cosa es cuántas de las muertes han sido por efecto colateral del virus, al deberse a dolencias eclipsadas ante la emergencia sanitaria. Averiguarlo es un reto que tiene la ciencia y que nos dará la estremecedora dimensión de la tragedia.
Esta es la radiografía del estado de la sanidad en España (y en reducida escala, de Euskadi). De 43.000 muertos «estadisticos» por la pandemia se ha alcanzado a controlar sólo a unos 27.000 (un 63 %). Los 16.000 restantes no han podido ser atendidos lo suficiente como para ver si eran con Covid-19 o por otras causas, y, por ello, sin posibilidades de salvarse.
Tendremos que preguntarnos por qué no existía esta dotación de recursos, como es posible que haya enfermos que han muerto sin control de la enfermedad, seguro que por desbordamiento de casos y no por negligencia.
En un país que exporta enfermeras y médicos, que tanta proporción de muertes no hayan sido controladas y registradas en su realidad, es evidencia de que algo funciona mal.
Como no atinemos a asumir que la seguridad de un país (su paisanaje, digo) depende no solo de sus fuerzas armadas o su policía, sino de las reservas de recursos y protocolos en sanidad e investigación previsora ante calamidades con que nos pueda regalar la naturaleza, vamos mal, muy mal.
Y cuántas muertes en carretera se han evitado ?
Y cuántas muertes en accidentes laborales se han evitado?
Y cuántas ….
Es imposible saberlo.
No olvidemos la caída de la mortalidad por accidentes de trafico, y otros efectos secundarios difíciles o imposibles de cuantificar
Leido lo leído, me inclino a creer lo de los 43.000.
En España se le miente hasta al médico.
nunca lo sabremos,ya sabemos como cuentan las ccaa y el govierno central y menos mal que no esta el pp si no esto seria la …….