Desmemorias

El martes pasado, una juez de Iruña mandó al fondo del cajón la querella que pedía que se esclareciera lo que ocurrió en los sangrientos sanfermines de 1978 y, particularmente, la muerte de Germán Rodríguez a consecuencia de un balazo de la policía postfranquista. Sostenía su señoría que el asunto estaba ya dilucidado en tribunales —era cosa juzgada, según la jerga—, en referencia a diversos procedimientos judiciales llenos de trampas y agujeros que habían establecido que no había forma de relacionar a los uniformados señalados con los hechos. En resumen: como los culpables se fueron de rositas una vez, así será para los restos. Impunidad se llama la vaina.

Como es no solo lógico, sino justo y humano, la decisión de la togada nos removió las tripas a los que creemos en una memoria completa. Que hayan transcurrido 42 años de los oprobiosos hechos no puede servir de excusa para echar tierra sobre el asunto. Las heridas de quienes padecieron aquello siguen abiertas. No creo que sea nada difícil de comprender, ¿verdad? Pues si tuviéramos una gotita de honradez personal e intelectual, veríamos que exactamente por el mismo principio, cuando se descubre un zulo con material que sirvió para matar, no es de recibo alegar que el arsenal tiene diez años y que en este caso sí procede pasar página.

9 comentarios en «Desmemorias»

  1. No se trata de «memorias». Se trata de «relatos», de dar el cambiazo de la realidad histórica con una ficción que justifique todo en el ahora. Justificar la muerte del «otro» porque era inevitable. Es que se lo buscó.

    Decir que era un conflicto y que hay que premiar el haber dejado las armas son los equivalentes a la vasca de Gernika la quemaron los rojos y modélica transición. Mentiras contadas para justificar no hacer frente a la barbaridad que fue.

  2. No hay que dejar de leer el magnífico reportaje en DEIA sobre las víctimas del terrorismo franquista tanto hasta 1975 como tras la sucia muerte del caudillo español.
    Torturas salvajes, balazos y desprecio a las víctimas mientras la sociedad española jaleaba o miraba para otro lado.
    Todavía anteayer en Madrid se escuchaba a manifestantes españoles lanzando vivas a Hitler, sin intervención policial ni judicial ni social en contra
    Sociedad enferma, sociedad cómplice.

  3. Interesante el relato en ELDIARIO.ES de la hermana de Xosé Humberto Baena, fusilado el mismo día que Txiki y Otaegi por el régimen asesino de Franco.
    Fue «ejecutado» por el asesinato de un policía en Madrid, dándose la terrible circunstancia de que Baena ese día estaba en Portugal, pero sufrió tantas torturas que acabó firmando una confesión falsa.
    ¡A ver si lee estas cositas Aramburu y lo publica en un libro!

  4. Atado y bien atado!
    Cuando un régimen dictatorial se disuelve convirtiéndose en democracia sin derramamiento de sangre, todo es mentira.
    45 años después de la muerte del dictador es tiempo suficiente para que los opresores hayan desaparecido y haber sentado unas bases democráticas iguales por lo menos a los países a los que envidiábamos entonces.
    Viendo hoy a los herederos de aquellos sátrapas sanguinarios, proclamarse verdaderos y únicos «constitunacionalistas hispanistanis». Uno ve reflejados en ellos a Carrero Blanco, Arias Navarro, Torcuato Fernández, Fraga Iribarne y compañía.
    Eso, los que vamos a por la setentena, ¿Qué verían nuestros padres?
    Alguien dijo, ¡parad el mundo que me bajo!
    Con irnos pronto del sur ya nos conformamos algunos.

  5. Me parece que solo una gran parte de la ciudadanía vasca sabe y reconoce lo que ha pasado en Euskalherria y todo lo que es vendible en otras latitudes aquí no se lo compramos .
    La verdad es la que es y es tozuda
    Herraron los Etarras matando en nombre de todos los vascos sin preocuparles lo que pensábamos y nos fastidiaron bien pero el otro bando fue impune y asesinaron abusando del poder del estado .
    Estos últimos también son considerados héroes por los suyos
    Espero que esa enfermedad de considerar como héroes a quienes mataron entre los vascos cese de una vez por todas
    Los del otro bando cada vez me interesan menos .. Cada cual que obre en conciencia

  6. Escasos argumentos ideológicos pueden presentar los que luchan en ambas bandas de la batalla del relato.
    Si el relato es lo importante, las argumentaciones éticas quedan al nivel de cuentos para entretener y autosatisfacción de la propia parroquia que asume dicho relato.
    Por eso la memoria es selectiva, porque buscamos el relato que nos tranquiliza.

  7. A mí ninguno de los relatos me tranquiliza porque ambos son sangrientos. Pero si hay algo que me molesta es que habiendo vivido en la época de dichos relatos, me quieran vender como la biblia una sarta de hipocresías y medias verdades con fines exclusivamente políticos y no de justicia.
    Quizá por eso los que no tienen conciencia y no se ven involucrados en ninguna de las partes vivan más felices.
    para ello hay que nacer así.

  8. Quizá en mi comentario anterior me ha faltado el final: «y no debería ser así».
    A mi tampoco me tranquilizan los relatos como tales porque todos los que se puedan hacer son incompletos y por tanto mentira.
    Y no solo porque son de parte, sino porque unos son concretos, otros generales, unos son vividos, otros deducidos. Al no poder alcanzar la verdad de lo sucedido, porque, además, todo relato es subjetivo, lo cómodo es quedarse, el que quiera, con lo que le relatan.
    Lo importante es el análisis, la visón argumentada y crítica de porqué «suceden» las cosas (no suceden, las hacemos). Y aplicar una prueba ética a nuestras argumentaciones -no solo a las de los demás- para poder sacar ejemplos para el futuro.

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