La pandemia está mandando al córner de la actualidad hechos de enorme relevancia. Permítanme que hoy les haga una finta a los cada vez más preocupantes números para rescatar una de esas cuestiones que ha pasado de puntillas por el escaparate informativo. Ocurrió el pasado domingo, un día después de que destacados dirigentes de la sucursal autonómica del PP se fotografiaran en el cementerio de Zarautz junto a la tumba de José Ignacio Iruretagoyena, concejal popular en la localidad gipuzkoana asesinado por ETA hace 23 años. El consiguiente tuit de carril de Pablo Casado para glosar el pretendido homenaje tuvo la descarnada y hastiada réplica del hijo de la víctima, Mikel, que era un crío cuando acabaron con la vida de su padre.
“Señor Casado, efectivamente soy yo el niño que aparece en esa foto. Te quería comentar que os ha quedado muy bonito el homenaje realizado a mi aita. Tanto, que ni un solo miembro de la familia ha asistido al acto”, anotaba de saque Mikel. Era solo el aperitivo. El postre fue demoledor: ”Dejad de vivir de las víctimas, ya es hora de que vuestra política se base en algo más que en nuestros muertos. ¡Dejad a mi aita en paz, por favor!”. A la hora en que tecleo estas líneas, ni Casado ni su bienmandado Iturgaiz han acusado recibo del recado. Miran al suelo hasta la próxima foto.
Pero con no menos descaro una representante del partido corrupto en Vascongadas ha dicho que seguirán haciéndolo porque sí.
O sea, además de aprovecharse de las víctimas, respeto cero.
Muy propio de esa gente.
Escuché la entrevista a Garrido y le sobró soberbia y le faltó empatía.
Explicó que llamaron a la familia para informarles del acto y la misma declinó participar.
Hasta ahí bien. Estoy de acuerdo en que el PP como organización que estuvo sometida a una despiadada cacería tiene derecho a homenajear a los miembros del partido que fueron ejecutados por ser del PP. A Iruretagoiena lo mataron por ser del PP y tienen derecho a hacer ese acto aunque la familia no participe.
De hecho, creo que el hijo de Iruretagoiena no dijo nada en contra del homenaje como tal. Se negó a participar, según parece, pero no salió a la palestra para criticarlo ni, creo, se opuso a la celebración del acto.
Su reaccióm vino por la foto de su padre con él (primer error, ahí sí hay que pedir permiso) utilizada por Casado para, con una primera frase meramente protocolaria de recuerdo al concejal, hacer política partidista y ataque el gobierno por sus acuerdos presupuestarios y de gobernabilidad.
Yo creo que eso es lo que le hizo saltar.
De todos modos. Si esta persona y su reacción merecen todo el respeto del mundo, también lo merecen las víctimas que tienen otro discurso y participan en estos homenajes.
Lo digo porque se corre el riesgo de hacer lo que hace el PP pero en la otra dirección; en definitiva lo mismo. Diferenciar entre víctimas buenas y malas según nos guste más o menos lo que dicen.
Está claro que es mejor comer carne fresca, que carne putrefacta, pero hay animales que se alimentan de este última.
Pues bien, de la misma forma, hay algunos políticos que, para seguir figurando, pareciendo que hacen algo, y lo que es peor, seguir teniendo votos, creen que es mejor seguir utilizando a los muertos, por injusta que fuera su muerte, que sin ninguna duda ni paliativo lo fue, antes que dedicarse a hacer POLÍTICA de verdad, y servir al pueblo que dicen defender, y hacer más grande en todos los sentidos al País, a la tierra, que dicen amar tanto.
Menos banderas, menos flores, menos homenajes vacíos y sin sentido, y como en el caso que comenta Javier, sin contar con quienes de verdad sienten la muerte del homenajeando como son sus familiares, y más trabajar…
Lo que pasa es que esto último es más incómodo.
“Deja que los muertos entierren a sus muertos” Mateo 8:22
El Evangelio, siempre sabio.