En su última gran comparecencia a mayor gloria de sí mismo, Pedro Sánchez dejó caer que su objetivo era no prorrogar el estado de alarma cuando alcance la fecha de caducidad el próximo 9 de mayo. En realidad, el inquilino de Moncloa estaba haciendo de la necesidad virtud. Tal y como baja el patio politiquero en Hispanistán, con unas elecciones a cara de perro en Madrid, los aliados soberanistas cabreados y hasta el socio de gobierno actuando de dinamitero, no conviene arriesgarse a una derrota en las Cortes. Menos, si tenemos en cuenta que desde el fiasco de Murcia, no han dejado de llover piedras sobre el presidente y su hechicero Iván Redondo, al que parece haberle dejado de funcionar la magia.
Pasando por alto el comprensible cabreo de los responsables autonómicos —empezando por el lehendakari— por un anuncio hecho sin consulta previa, cabe preguntarse cómo se luchará contra la pandemia sin estado de alarma. Y lo cierto es que no tengo una respuesta. Hasta ahora ese presunto paraguas jurídico ha sido una especie de perro del hortelano. Ni ha comido ni ha dejado comer. Las comunidades, da igual el signo político, no han podido hacer lo que entendían mejor para poner el virus en retirada. La paradoja es que a partir del 10 de mayo tampoco podrán hacerlo. La elección es entre lo malo y lo peor.
Pues se monta un LABI Hispanistani de jueces y hosteleros más algún colaborador de SALVAME y Toni Cantó y que decidan.
El error de siempre: «mezclar churras con meninas». En este caso mezclar política (de partido que es peor) con Salud pública.
No aprendemos, no aprenden, a priorizar lo importante sobre lo secundario. A dejar de mirar los votos que pueden ganar o perder con cada decisión que toman desde las Instituciones.
¿Y la ciudadanía?… Pues haciendo de «Consumidores» de eso que nos venden o al menos intentan vendernos a base de slogan publicitarios.
Y mientras, siguen muriendo personas, víctimas del covid-19, que, lo voy a decir de forma muy gráfica, ya no les van a poder votar. Pero seguro que los Partidos hacen su balance y les resulta beneficioso y hacen suyo lo que es de todos. Deciden unos pocos (en la Moncloa), cuando tendrían que decidirlo entre todos (las Comunidades Autónomas).
Y asi nos va. Y así es como se da argumentos a quienes se saltan las normas y con ello encuentran suficiente justificación para hacer lo que les da la gana.
Y repito, mientras tanto, siguen muriendo personas.
Lamentable.
Vacunar. Tenemos que vacunar a todo el mundo. Es la única manera de terminar con esto; dado que preferimos dejar que la gente se ahogue a remar un rato más, al menos repartamos flotadores.
Hay fórmulas legales para compaginar la lucha contra la pandemia y el respeto a nuestros derechos fundamentales. Pero para eso hacen falta políticos que estén a la altura de las circunstancias extraordinarias que estamos viviendo. Si ante un hipotético nuevo estado de alarma y su necesario sometimiento a la aprobación parlamentaria, unos no son capaces de encararlo como un asunto de Estado sino como una oportunidad para zumbar al Gobierno, y este no tiene los redaños para defenderlo, nos abocarán a un caos jurídico, una degradación del Estado de derecho y a un posible agravamiento de la pandemia.
Y después nos dirán que la culpa es nuestra por haber ido a la playa un día de sol.
Como no tienen lo que hay que tener para seguir las indicaciones de la Agencia Europea del Medicamento y decir que se sigue vacunando porque, de acuerdo con la evidencia disponible, cualquier riesgo de la vacuna es ordenes de magnitud menor que el riesgo de la no vacuna (aparte de los beneficios emocionales, sociales y económicos de superar el estado de pandemia). Todo, por no asumir su propia responsabilidad.
Por favor, que hagan caso a los científicos.
Interesante artículo del catedrático Pérez Royo elDiario.es (https://www.eldiario.es/contracorriente/nuevo-alarma_132_7385013.html) en el que aclara que el estado de alarma puede aprobarlo el Congreso de los Diputados a solicitud de los grupos que estén interesados, e incluso, sine die.
Mucha atribución se hace Sanchez decidiendo que va a levantar el Estado de Alarma cuando éste decaiga. Sería hora de demostrar un poco de empoderamiento en donde la clase política debe ejercerlo: en El legislativo.
Ahora bien: ¿Qué partidos estarían interesados y que mayorías tendrían? Sería una excelente ocasión para revalidar o no el respaldo de la investidura.