Menudo carrerón que lleva el PSOE. Y ya no les hablo del Sáhara, sobre lo que me extenderé en las líneas de abajo. Hace dos semanas bloqueó la posibilidad de reabrir judicialmente el caso Zabalza. Hace siete días tumbó la posibilidad de una reforma del código penal que facilitara la investigación de crímenes del franquismo. La última, de momento, fue ayer cuando sumó sus votos a PP, Vox y Ciudadanos en la Junta de portavoces del Congreso para impedir la creación de una comisión de investigación sobre los sucesos del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz.
Como en los casos anteriores la explicación ha sido un monumental encogimiento de hombros acompañado de excusas de pésimo pagador que básicamente se reducen a dos: no se puede o no toca. En el caso de los asesinatos de los trabajadores de la capital alavesa se ha añadido el célebre comodín de la inutilidad de las comisiones parlamentarias. Si tan claro lo tienen, deberían empezar por no solicitar ninguna (cuando gobernaba Rajoy se hinchaban a reclamarlas) o, directamente, por plantear la desaparición total del instrumento. Seguro que nos ahorrábamos tiempo, dinero y sofocos como este último y los anteriores que ustedes y yo sabemos que solo tienen una explicación: hay cuestiones que todavía son “de estado”, o sea, literalmente intocables. Es simple identificarlas. Basta mirar las mayorías que se forman para echar abajo cualquier intento de descorrer los velos que cubren los tabúes. Sistemáticamente, el PSOE se alinea con las formaciones que el resto del tiempo no duda en calificar como de extrema derecha. Y de postre, Adriana Lastra expide certificados de dignidad.
Está todo inventado. Lo saben hasta los perros. En cuanto terminan de hacer sus «necedidades», inmediatamente arañan la tierra para tapar los excrementos. Para que no se vean. Para que nadie les pueda acusar de lo que han hecho.
Pues eso, lo mismo que hacen los Gobiernos con eso de los «asuntos de Estado». Osea con sus «cagadas». Y perdón por utilizar este calificativo, sólo con la intención seguir la comparación con los perros.
Porque de verdad, lo que el gobierno trata de tapar es algo mucho más serio: sus crímenes. Ya sean propios o heredados.
Rufian el de ERC es partidario de que Podemos deje caer este gobierno, el mas progresista de la ultima semana, Arnaldo esta encantado de parecer que pinta algo en algun sitio.
Sanchez debe irse a su casa, peor necesitara un empujoncito, es un despota, un mentiroso y un rencoroso.
Adriana calienta que sales, jajajajaja.
Sorprenderse a estas alturas de la altura moral de las instituciones españolas es propio de gente buena e inocente.
Sorprenderse en España de que la violencia depende de dónde viene para condenarla, silenciarla o aplaudirla es también inocencia pura.
Sorprenderse de que se mire hacia otro lado según de dónde sople el viento también lo es.
¡Pues qué tristeza de país!
Una vez más se demuestra que los perros cuando quieren tapar algo no se muerden, y en este caso como en otros muchos se unen para tapar las miserias en las que se mueven.
Es vergonzoso que se junten todos estos partidos que van de demócratas para tomar la decisión de que no se investiguen actos bochornoso que tienen sobre sus espaldas, y estamos hablando de supuestos crímenes.
Porque no dejan de estar en unos parámetros nacionales españoles, y reconocer las barbaridades que se han hecho y se hacen en nombre de la «una, grande y libre» incluso cuando Patxi ya estaba tieso afectaría a la imagen personal de gran parte de su electorado.
Ahora bien, no creamos que esto es algo exclusivamente español. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dado a un fenomenal portazo a cierta concepción de lo «vasco»… en realidad, unas cuántas veces; y aquí sigue, sin replantearnos si nuestra visión tan «jatorra» no estará teñida del mismo esencialismo identitario que el español.