Cuatro expresidentes españoles han pedido a María Servini, jueza de la querella argentina por los crímenes del franquismo, que deje en paz al prohombre Rodolfo Martín Villa, llamado a declarar hoy por la magistrada. Según se cuenta, las cartas de este póker de antiguos inquilinos de Moncloa y de otros ilustres miembros de la cofradía de la Inmaculada Transición no se quedan en abogar por un pelillos a la mar, sino que glosan al individuo como extraordinario y sin par ser humano, amantísimo padre y abuelo de familia y, cómo no, forjador del milagro democrático español acaecido tras la muerte del bajito de Ferrol. Hasta Zapatero, el de la memoria histórica a tanto alzado, justifica al fulano afirmando que no se puede ser objetivo en el juicio sin haber vivido aquello. Y cuando decimos aquello, hablamos del 3 de Marzo en Gasteiz, de Montejurra, de los sanfermines del 78 y de un reguero de brutalidades del pelo ocurridas cuando el tipo era el jefe de la porra.
Como no podía ser de otro modo, el conocimiento de estas misivas ha desatado una justísima indignación. Resulta del todo vomitivo que se pida pasar página ante semejante colección de vulneraciones de los Derechos Humanos. Y aquí es donde esta columna se vuelve incómoda al señalar que eso es así, se llame el tipo Martín Villa o Josu Urrutikoetxea.
Entre bomberos no se pisan la manguera. Unos tapan los asesinatos y demás tropelías del tardofranquismo ensalzando a sus responsables y los otros hacen lo mismo con los GAL etc. Por otro lado, siempre que cualquier pilar que sostiene la sacrosanta unidad de España se ponga en cuestión (monarquía y demás herederos de la modélica»transición)
tocan corneta y da lo mismo jueces que ejército que derecha que izquierda que Aznar que Zapatero.
Es lo que hay, y el que piense que España es reformable se engaña.
Una vez mi hija mayor (14 años) me preguntó mi opinión sobre la frase «El fin justifica los medios». Le intenté explicar, seguramente con poco éxito, que es un tema delicado. desde un punto de vista ético el fin no puede justificar los medios, pero a todos se nos ocurren casos en los que aceptaríamos lo contrario. Y ahí viene el problema, porque una vez que aceptamos excepciones, ¿quién decide si las excepciones son éticamente aceptables o no? ¿Es ético matar a alguien para salvaguardar la unidad de España como bien colectivo? ¿Y matar a alguien para conseguir la independencia de Euskalherria? ¿Y para que muchas personas no vayan al paro? ¿Es ético ganarse la vida fabricando bombas «inteligentes» que matarán a alguien a miles de kilómetros de distancia?. El discurso oficial es que es inaceptable que el fin justifique los medios, pero a poco que se mire, sus acciones están repletas de incumplimientos de ese axioma ético.
Pero aparte de la ética esta la Ley, y la diferencia entre los excesos inaceptables de unos y otros está en que a los disidentes la Ley les castiga sin piedad y a los «oficiales» la Ley no les hace ni cosquillas.
Este Martín Villa es responsable de delitos gravísimos y, aparte de éticas y moralidades, debería ser juzgado. Y tiene que ser la justicia argentina (que también tiene su guasa la verdad) la que intente juzgarle. Y salen los prohombres a defenderle porque haciéndolo se defienden a si mismos.
El argumento de Zapatero es de una profuncidad filosófica infinita. Según ese hombre no se puede juzgar algo sin haberlo vivido.
Lo mismo exactamente se puede decir de la II Guerra Mundial, la Guerra Civil española y los empalamientos de partidarios de Espartaco en la Via Apia..
Así que en cualquier momento podemos leer cartas de Zapatero defendiendo la inocencia de Hitler, de Franco o de Licinio Craso.
Se puede ser más del PSOE (sacándote dos carnets, supongo), pero no más idiota ni más sinvergúenza.
En cualquier caso, que se enteren todos los jueces y no solamente la Servini: no se puede juzgar nada si no se ha vivido. Supongo que la frase sienta jurisprudencia.
No es bueno confundir la Ética con la Justicia. Como tampoco es correcto confundir la Justicia con la Administración de Justicia, cuya misión es aplicar las Leyes, y estas no siempre son justas ni éticas.
Pero es lo que hay, y en democracia la interpretación de las Leyes y la Administración de la Justicia corresponde al Poder Judicial, que debe ser independiente y actuar, por tanto, sin presiones ni condicionamientos por parte de los otros Poderes del Estado, ni influencias de iluminados como es ahora el caso de quienes están queriendo condicionar la aplicación de la Ley a personas como Martín Villa y otros.
Ninguna sorpresa: todo atado y bien atado.
Y se vuelve a demostrar que el PSOE es el partido troncal del Régimen. Como un anticipo d ePodemos, los del «Cambio» y de la España que no iba a conocer ni la madre que la parió se han encargado de que nada cambie.
Ah, y la mayoría de españoles, encantados o les da igual.
Un grandísimo joputa. Pero como es un joputa de los suyos…
El franquismo de derechas y de izquierdas desde el heredero de franco con el pppsoe siempre unidos hasta que la muerte les separe