Nuestras queridas autoridades —da igual cuáles— siempre se van a equivocar. Si flexibilizan las restricciones, mal. Si las refuerzan, mal. Si las dejan como están, mal. En cada uno de los supuestos se escucharán las agrias quejas de los descontentos por esto, por aquello o por lo otro. Y lo divertido a la par que revelador es que no pocas veces las protestas vendrán de los mismos eternos disconformes.
Anoto, para que no me digan que me escapo, que de tener voz y voto en los órganos decisorios, en este momento yo optaría por la máxima prudencia. Comprendo la necesidad de hacer malabarismos con mil bolas políticas, económicas y sanitarias, pero se me ponen las rodillas temblonas al pensar que podemos estar comprando a plazos la tercera ola. Claro que también es verdad, y es lo que venía a contarles, que a estas alturas de la pandemia yo no necesito que venga ningún gobierno a decirme lo que tengo que hacer. Vamos, que independientemente de lo que esté permitido o no esté expresamente prohibido, sé qué tipo de actitudes y comportamientos debo evitar. Y me conforta no ser el único. Me consta, sin ir más lejos, que en más de una familia se ha decidido sin esperar al boletín oficial que este año tocan cenas y comidas en casa y solo con los convivientes. No se me ocurre mejor prueba de amor y sensatez.
Yo he decidido que en la Republica independiente de mi casa, este año la navidad la celebraremos en Julio de 2021, poco despues de sacar la gabarra tras ganar la Copa.
Somos muchos los que no necesitamos que nos digan qué debemos hacer, pero…
Ir diariamente al monte de 7:00 a 10:00 en municipios colindantes está bien ahora, no tanto hace unos meses, y vaya uno a saber lo que deciden dentro de una semana.
Es muy difícil tomar medidas en una situación que no conoce nadie, como lo es también entender la cantidad de contrariedades que toman nuestros dirigentes políticos con el mismo caso.
Yo te copio lo de amor y sensatez, o casi mejor sensatez y amor.
Un saludo.
Hay que «jugar» entre lo que se puede y entre lo que se debe hacer.
Apelar a la sensatez es un acto de fe
Yo no tengo mucha en mis congéneres
Es difícil tomar una decisión que guste a todos por lo cual yo optaría por la de restringir lo más posible porque aquí no vamos bien . Además los que están con el cuchillo en la boca dispuestos a criticar lo van hace igualmente tomen la decisión que tomen , a lo Ayuso .
Pues los sanitarios dicen que es demasiado pronto para aflojar, los hosteleros con las sillas preparadas y mucha gente dispuesta a hacer lo que les plazca sin detenerse a pensar en las consecuencias.
Es difícil, por no decir imposible, que «llueva» a gusto de todos.
Y menos con la política partidista como ingrediente.
Me sumo a varios de los comentarios en el sentido de que lo importante es la sensatez y la responsabilidad de casa uno y de cada una.
El Boletín oficial pone la música, pero la ciudadanía pone la letra, y ambas tienen que le estar bien conjuntadas.
Y si no es así…. a por la tercera ola.
Es cojonudo¡¡ ya tengo excusa¡¡ dormir 14 horas¡¡ eso es calidad de vida ¡¡
sabe alguien cuando van a sacar de los platos televisivos a todos esos tertulianos vomitivos y honoris causa de las desinformaciones, que aparentan saber algo de lo que no saben nada mas que criticar (solamente a los que no son de los suyos) sin aportar nada positivo a sus criticas.
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