La demarcación autonómica le da una vuelta de tuerca a las restricciones. En la foral ocurrirá lo mismo muy pronto. Exactamente igual que ya hacen y seguirán haciendo nuestros vecinos cercanos y lejanos. Lo que tiene pelendengues es que finjamos asombro y/o fastidio. Sin el menor conocimiento de epidemiología, microbiología, virología o lo que se tercie, resultaba de cajón que tras las fiestas navideñas habría un repunte de contagios, ingresos hospitalarios —¡y enseguida, de muertes!— del carajo de la vela.
Tener la certeza absoluta de que ocurriría no evitó que muy buena parte de nuestros congéneres siguieran haciendo todo lo que sabían que no debían hacer. Terrazas e interiores de tascas a reventar, rebaños de runners espolvoreando aerosoles al por mayor, centros comerciales hasta las cartolas, comidas familiares y chuflas sociales de récord Guiness… con banda sonora de Alaska: ¿A quién le importa lo que yo haga? Y si algún manso cometía la osadía de llamar la atención sobre el despropósito, sobre él o ella caían rayos de indignación por cenizos, chivatos y correveidiles.
¿Y ahora qué? Pues ahora, otra vez nada. A buscar el modo de saltarse las nuevas medidas al mismo tiempo que ponemos a caer de cien pollinos a las autoridades —que su culpa tienen, es verdad— por no habernos atado más en corto.
El domingo tuve la desgracia de cruzarme por la calle con un runner de unos treinta y tantos años, y que por tanto ya ha tocado techo en desarrollo cerebral, corriendo sin mascarilla y que tuvo el detalle al llegar a mi altura de sonarse las narices con sus dedos y echar a la calzada una asquerosa mucosidad con la loable intención de que alguien la pise y se la lleve a casa en su zapato.
Ese IMBECIL con mayúsculas, hace deporte para cuidar su salud. La salud de los demás le importa tanto como la asquerosidad que expulsó.
Me pareció un ejemplo adecuado del egoísmo y de la despreocupación de los sinvergüenzas que se empeñan en que esto no acabe nunca.
¿Quién tiene la capacidad de atar en corto a la gentuza de este pelo?
Salvemos la Semana Santa es su lema ahora.
Pues sí, Javier, pero ya he comentado anteriormente que lo que mencionas es una batalla perdida. Somos como somos, el paisanaje en general y las autoridades competentes (sic) en particular. Pero también insisto, la que no podemos perder es la batalla de la VACUNACIÓN. Parece que cada vez va a haber más vacunas, se va aprobar en breve por la Agencia Europea del Medicamento la de Oxford-AstraZeneca, pero no parece que el ritmo de vacunación vaya a aumentar en la misma proporción. La actitud “funcionarial” adoptada por Osakidetza a la hora de encarar el proceso no augura nada bueno. No lo digo yo, fueron las mismas autoridades sanitarias, tanto céntrales como autonómicas, las que que plantearon como objetivo la vacunación de un mínimo del 70% de la población para el verano. Y no parece que a este ritmo, ni doblándolo, lleguemos a la meta. Suponiendo que las vacunas sean realmente efectivas no es imaginable que el año que viene por estas fechas sigamos con las mismas “mandangas” de confinamientos, cierres, restricciones, etc. Sería un fracaso colectivo de proporciones siderales. Yo, en esta sección he propuesto algunas medidas para ampliar, doblar, triplicar, los equipos de vacunación. Algunos, decís que son una “locura”. Pero las mismas propuestas las están haciendo personas con bastante más prestigio y conocimiento que yo. Por ejemplo Miguel Sebastián, exministro de industria con Rodríguez Zapatero y una de las personas que mejor ha sabido “leer” está crisis desde sus inicios, allá en febrero de 2020. Israel ha vacunado ya a más del 20% de su población, vacuna todo el mundo que puede sostener una jeringuilla, en parques públicos y plazas habilitadas. Aquí eso, para poder vacunar hay que tener un título estampillado por triplicado por el funcionario de turno y para que te vacunen hacer cola en la ventanilla habilitada por la autoridad competente ( repito, sic) y, con suerte: “vuelva Vd. mañana”.
Parte de la hostelería vasca, no hay que generalizar, dice que ya es momento de flexibilizaciones. Y para eso se manifestó ayer en Gasteiz. Francamente alarmante la interpretación que hace esta gente de la situación. O más bien, indignante.
Entre las medidas del G.V. de ayer, sorprendentemente, no hay ninguna adicional respecto de los bares y éstos pueden seguir llenando sus terrazas, mientras que sí se restringe por ejemplo el aforo de los comercios. No lo entiendo.
Después de cada reunión del LABI donde se toman medidas restrictivas tras el aumento de contagios, EITB sale a la calle micrófono en mano para testar el parecer de la gente.
Asombrosamente una vez más, todo cristo reconocemos que lo estamos haciendo mal, y acabamos con la «coletilla» de que ¡algo hay que hacer!
Pues ese algo, ha sido, colas en la playa, en las terrazas, en los espigones para ver olas, en la nieve, comprando croquetas, lotería, ahora en las rebajas, y en cualquier sitio donde va Vicente.
Aparte de la juergas sin ningún control, que eso ya es jugar a todos los números.
Nuestros regidores no se salvan, ellos animaron a algunos a sacar a los mayores de las residencias por Navidad, mientras a otros se les impedía visitar en sus casas u otras comunidades.
La campaña de vacunación y declaraciones de algún político, como para hacérselo mirar.
¡Todos muy mal! pero algunos encima cobran por ello.
Estaba previsto y al
parecer la sociedad ya hemos asumido que tiene que morir un número considerable de personas y al que le toca le toca
La aptitud de la gente no nos lleva al optimismo y menos a ninguna solución
Porque si se hace el corta furgos de meternos en casa es la ruina y todos a protestar otra vez porque mi negocio va mal
Así que es lo que hay ,crúcenos los dedos a ver si nos salvamos mientras esperamos a la vacuna
Por cierto algunos claman que nos vacunen rápido pero no es tan sencillo somos millones de personas así que lo dicho crucen los dedos y sigan haciendo lo que les sale , y protestando que eso libera mucho según parece
Pues yo voy a poner un contrapunto. Por verlo de otra forma (admito que cada día lo veo distinto, dependiendo del estado de ánimo).
Aunque, al lado del coronavirus que de en anécdota, este año no está habiendo gripe «de la normal» y, quizás es impresión mía, se va a mucha menos gente «acatarrada», tosiendo, etc.
Yo creo que ello sí es indicativo de que una gran mayoría de la gente está teniendo cuidado y está siendo responsable en buena medida.
A mi alrededor y en mí mismo es lo que veo. Yo he cambiado de vida de forma radical; hace tiempo que no veo a mucha gente, me junto con un círculo muy pequeño de unas 6-7 personas alternando unas y otras, mis celebraciones de navidad han sido de dos personas, mascarilla, higiene, me he hecho tests periódicamente…lo de todo el mundo.
¿cumplo a rajatabla? no.
Ya he quedado con algunos de esos amigos a comer, he estado en algunos bares y terrazas…sí, lo admito.
Y creo que como yo, la mayoría de la gente.
Eso, más la vacunación de la gripe, se demuestra suficiente para cortar otras afecciones típicas de la época (que además ha llovido y ha hecho bastante frío) pero no para un virus con la facilidad de transmisión de este.
Supongo que quien me haya visto en una terraza tomando unas cervezas con tres amigos habrá pensado que soy un irresponsable y que así es imposible. No lo sé.
Yo creo que una mayoría de personas está tomando medidas y precauciones pero hasta el punto de renunciar totalmente durante más de un año a su forma de vida, de la que intentan disfrutar a ratitos, con menos intensidad pero…mantenarla y se cumple…a medias.
Y lo mismo cabe decir de las autoridades. Se están quedando a medias porque a lo mejor es imposible ir más allá.
Esto se sabía que iba a pasar. Y el momento de frenarlo era hace unas semanas. Si creen que, como gobernantes, tienen la máxima responsabilidad sobre ello y que la prioridad absoluta era evitar que esto pasara deberían haberlo hecho.
Pero no lo han hecho porque no lo podían parar de nuevo todo y lo entiendo. Como entiendo a la gente que tampoco ha cumplido a rajatabla porque tampoco han querido parar de nuevo su vida y, ya digo, se ha quedado a medias…limitándose a tener cuidado y las conductas más peligrosas…pero ha hecho sus cosillas (otra cosa son los que viven como si no pasara nada, por supuesto).
Pero ya sabíamos que iban a subir los contagios, no? El gobierno lo que hace es mantener el difícil equilibrio entre salud y economía, o mejor dicho entre salud y nuestro modo de vida. Ahora toca cerrar un poco una temporada. Lo que echo en falta es que las autoridades hablen claro: que este año vamos a seguir así todo el tiempo al menos hasta el verano, que los que pensaban que por pasar del 2020 al 2021 se solucionaba todo mágicamente ya se pueden ir olvidando.
Y a mí también me indigna la gente que no cumple las normas, los despistados y los imbéciles, y en un mundo perfecto seguro que tras las navidades no habrían aumentado los contagios. Pero también estoy un poco harto de los profetas del apocalipsis. Este año no hay gripe. Significa eso que para evitar los cientos de muertos de la gripe en el futuro tendremos que seguir los próximos años encerrados y con mascarillas? Porque podíamos haber evitado miles de muertes en los últimos años de haberlo hecho. Nos tenemos que sentir culpables?
Que a estas alturas se siga hablando de las playas o los parques me parece poco serio. Al aire libre el riesgo es cero. La prueba es lo que pasó justo al terminar la temporada de playa. Y este año seguro que pasa igual, que en verano mejora mucho la cosa.
En cuanto a la vacunación entiendo que va a buen ritmo. Creo recordar que ayer vi un dato en Euskadi del 50%, que en la práctica equivale al 100% ya que aquí se sigue el criterio de reservar la segunda dosis. Un criterio conservador quizá, pero me parece acertado ya que el fabricante de las vacunas no garantiza que funcionen si no se sigue la pauta establecida.
Muy de acuerdo con este último comentario.
Una frustración enorme. He pasado las peores navidades de mi vida por cumplir las normas y no ha servido de nada. Terminaré pagando como los descerebrados que he visto celebrar como si no hubiera un mañana. Y sí. Los políticos tienen no poca, sino muchísima responsabilidad en lo que ha pasado. No vale sólo dictar normas. Si no son capaces de aplicarla y muchas veces establecer un régimen sancionador ágil y contundente, no vale de nada sacar decreto tras decreto. Encima les tengo que escuchar que ellos asumen la responsabilidad de lo sucedido ¿como?
Me parece importante lo que comenta Larry de mantener nuestra manera de vivir. Ahora se critica mucho al gobierno vasco por buscar un equilibrio entre la salud y “la economía”, pero es que no es “la economía” así en abstracto, sino el tipo de vida que llevamos y queremos seguir llevando, y eso es lo que se trata de proteger. Suena un poco fuerte pero el propósito de todas estas restricciones nunca ha sido evitar las muertes sino el colapso del sistema sanitario. Y de eso se trata, de restringir lo menos posible sin que colapse.