Un concejal agresor

Lo peor, como tantas otras veces, es que se veía venir. No era la primera, ni la segunda, ni la octava ocasión en que el concejal de Cambiando Huarte, Francisco Espinosa, montaba un cirio en el ayuntamiento de la localidad de la cuenca de Pamplona. Sus modos matoniles habían trascendido del ámbito municipal y hasta a ciento y muchos kilómetros, que es donde tecleo estas líneas, se tenía conocimiento de cómo las gastaba el electo —manda pelotas— de la marca local de Podemos. Podía tratarse solo de excentricidades, como la ególatra costumbre de transmitir sus intervenciones en el consistorio en modo selfi, pero también de otros comportamientos verdaderamente preocupantes.

Parece ser que ni uno solo de los ediles se ha librado de sus gritos, desprecios, o amenazas, aunque últimamente la tenía tomada especialmente con uno, el representante de Geroa Bai, Josean Beloqui. Y aquí merece la pena detenerse, porque cualquiera que conozca a Beloqui sabe que es un tipo cabal y contenido hasta la máxima expresión. Ni ante los embistes más fieros de la troleada tuitera pierde los papeles el que en esa red social conocemos como @General_RE_Lee. Esa templanza y esa paciencia que dejan a Job en aprendiz son la peor provocación para los marrulleros que siempre van al choque, como el energúmeno con derecho a asiento en el pleno. No le cabía otra al tal Espinosa, que encima va de progre pacifista, que pasar de los berridos a las manos. Por supuesto, como corresponde a los cobardes bravucones, por la espalda. Este es el minuto en que el agresor de un compañero de corporación no ha devuelto el acta. Y da mucho asco y mucha rabia.

El concejal exterminador

Si nada lo remedia, un tipo que agredió brutalmente a un chaval de 16 años tomará mañana posesión de su acta de concejal en el ayuntamiento navarro de Huarte. Aunque la condena en firme de la Audiencia de Iruña se hizo pública anteayer, los hechos eran sobradamente conocidos desde el mismo instante en que ocurrieron, hace ahora once meses, pues tuvieron gran relieve en los medios de comunicación. Ello no impidió que el PSN, el mismo que pone cara de asco cuando se reúne con Bildu y va a fungir de alfombra para Yolanda Barcina, lo designara como cabeza de lista. Toda una declaración de principios del trepaorganigramas Roberto Jiménez: a Úriz se lo quitan de en medio por mentar a Otegi en un txupin, y a este Chuck Norris de vía estrecha lo postulan para ser alcalde.

Como las lupas de Pérez Rubalcaba y los peinadores de listas no se ocupaban de los imputados por corrupción ni por agresión, el individuo, de nombre Koldo García y escolta (!) de profesión, llegó sin contratiempos y encantado de haberse conocido a las elecciones del 22 de mayo. 170 convecinos -ellos y ellas sabrán por qué- hicieron que pasara de elegible a electo. Durante los próximos cuatro años tendrá voz y voto como representante de la voluntad popular. Entre pleno y pleno o en los recesos de las comisiones podrá contar cómo infló a hostias a un adolescente que tuvo la osadía de ponerse una camiseta con leyenda “Independentzia” el mismo día en que la gloriosa selección española ganó el Mundial de fútbol.

Gran hazaña, la de la roja, y no menor, la del edil exterminador, que con su tonelaje de mamut se atrevió con un seminiño. Bien es cierto que, según narra la sentencia, unos minutos antes, el chaval había sido conveniente pateado por un grupo de hooligans rojigualdos, entre los que también se contaba -oh, sorpresa- un policía nacional. Todo, por el módico precio de 900 euros y sin perder el acta de concejal. Un chollo.