En este punto y esta hora de la farsa procede una ovación con su correspondiente vuelta al ruedo para el Tancredo de Pontevedra. No se ha visto un cadáver con mejor salud que el del recordman planetario de presidir en funciones. Con la tontería, otro trimestre y pico que se echa al coleto el mengano. Vengan los tres tenores Sánchez, Iglesias y Rivera a quitarle lo bailado, que con razón se llevarán una peineta acompañada de una estentórea pedorreta. En singular homenaje a Helenio Herrera, Mariano los ha ganado sin bajarse del autobús. ¿Se acuerdan de las risas cuando le confesó al Puigdemont de pega que tenía la agenda muy despejada? Pues ya ven el despiporre actual: un tipo que a estas alturas debía empezar a ser un mal recuerdo vuelve a tener futuro. Como poco, puede tirar los dados de nuevo, y a ver qué pasa.
Eso, a ver qué pasa. ¿A que muchos de ustedes, como yo, sospechan que le puede ir la cosa mejor que el 20 de diciembre? Y ya, si nos ponemos cenizos, imaginamos con espanto una noche electoral, la del 26-J, en la que la suma del PP con Ciudadanos alcanzaría para gobernar con holgura. Tranquilicémonos. Probablemente todo se quede en susto. No puede ser que los dioses de la democracia, aunque sea esta tan chunga, nos quieran tan mal. Sin embargo, el solo hecho de que exista la posibilidad recién enunciada debería servirnos para un par de reflexiones. La primera, sobre lo poco que cabe esperar de ciertos votantes. La segunda, que cualquier desgracia que pase se la habrán ganado a pulso los que no han querido llegar a un acuerdo de puñeteros mínimos para mandar a casa a Mariano Rajoy Brey.