Rioja Alavesa en buena compañía

Hace unas semanas estuve en Rioja Alavesa. Aunque no lo parezca por las fotos, no fue hace tanto, pero con estos cambios de temperatura tan bruscos parece que estuviésemos en pleno agosto. Siempre me gusta viajar a este emblemático rincón, situado al sur del territorio de Araba. Cualquier excusa es buena para perderse a los pies de la Sierra de Toloño y recrearse con los aires de meseta, rociados con aromas de uva. En esta ocasión fui con mi amiga texana, Zenia. Somos amigas desde hace más de una década, viene todos los años a Barcelona y de paso se viene a Euskadi a visitarnos. Le encanta nuestra tierra y conoce ya prácticamente todos nuestros rincones. Pensaba que me había quedado sin lugares para enseñarle, hasta que caí en la cuenta de que no le había mostrado esta maravilla vinícola que atesoramos.

Degustando un menú típico en el Restaurante «La Huerta Vieja» de Laguardia.

Recorrimos en coche varias carreteras de viñedos y antes de recalar en las pequeñas bodegas subterráneos de su capital, decidimos ir a ver el arte prehistórico que en este lugar tan bien está conservado. Nos detuvimos en el dolmen “Sorginaren Txabola” o “de la Hechicera”.

Estas tres grandes piedras verticales con otra gran piedra plana encima se encuentran en Elbillar. El lugar fue descubierto en 1935 por Álvaro de Gortázar en un estado bastante bueno de conservación. Es como un eco de hace más de cinco mil años que ha llegado hasta nuestros días casi intacto. Este tipo de arte megalítico se inició a finales del Neolítico y duró hasta la Edad del Bronce, y fue muy recurrente en nuestra geografía. Tiene que ser bonito venir en agosto cuando se celebra un akelarre entorno al trikuharri, más teniendo en cuenta que se encuentra rodeado de un bosque de viñedos.

Después de empaparnos de campo, tocaba pisar las calles de Laguardia. Nada más llegar, vimos un grupo de personas arremolinarse en la plaza del Gaitero, entonces recordé, ¡Era la hora de los dantzaris! Poco después, empezó a sonar la melodía típica de la villa y al de un rato salió del reloj de la pared del ayuntamiento “El Cachimorro” junto a dos dantzaris vestidos con los trajes típicos. Tuvimos suerte porque estos pequeños muñecos solo salen a bailar a las 12:00, 14:00, 17:00 y a las 20:00. Si estáis por allí acordaros e id a coger sitio a la plaza, no es muy grande y suele llenarse de turistas y curiosos.

El reloj se encuentra en pleno centro, es muy recomendable perderse por aquí donde se puede pasear por sus callejuelas repletas de casas medievales muy bien conservadas.

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Otra de las citas obligadas, además de las bodegas, a donde pronto llegaremos, es el pórtico de la iglesia de Santa María de los Reyes. La obra está en el interior de la iglesia por tanto hay que pasar con guía; os lo recomiendo enérgicamente. Como recordaréis, he viajado a Italia recientemente y puedo decir que este pórtico es digno, como mínimo, del país latino famoso por sus monumentos, tanto por su belleza como por sus ornamentos. Quizás sea porque al estar protegido y no dar a la calle, se ha podido conservar muy bien o porque es uno de los pocos, por no decir el único, que he visto con tantos colores. Sea por lo que fuere, es una auténtica maravilla. Su construcción, aunque no lo parezca, es de piedra tallada, de finales del siglo XIV, aunque su policromía es del siglo XVII. Está formada por un arco gótico muy apuntado que forma cinco arquivoltas, todas ellas muy decoradas. Os recomiendo que vengáis aquí también en Navidades, su Belén animado es otra preciosidad.

Lo que más me gusta cuando recibo visitas de amigos extranjeros es que vuelvo a estos lugares tan especiales y cargados de historia que a veces por cercanía los tenemos olvidados. Sobre todo cuando vienen momentos como el de la visita a las bodegas subterráneas de Laguardia. Como muchos ya sabéis, existen dos villas; la que está en el exterior y la que podemos encontrar bajo nuestros pies. Esta villa está plagada de bodegas subterráneas. Todas las que se pueden visitar son muy ilustrativas y bonitas, pero ya que conocía la bodega del Fabulista, fuimos a visitar la de Carlos San Pedro Pérez de Viñaspre.

www.bodegascarlossanpedro.com/es/

Aquí podréis pasar un rato agradable con la familia San Pedro que elabora vinos de modo artesanal desde hace siglos. Su cueva de más de 600 años, que se usa como bodega desde hace más 250 años, es como un túnel del tiempo. Estamos a una profundidad de 8 metros bajo el nivel de sus calles, por lo que aquí encontramos unas condiciones óptimas para la crianza de vino. De hecho, esta cueva es una de las pocas bodegas subterráneas de Laguardia que sigue en uso como bodega.

Bodegas Carlos San Pedro
Durante la cata en la visita guiada por las cuevas subterráneas de las Bodegas Carlos San Pedro

Se encuentra dividida en 4 “calados” construidos a mano, en los cuales están los depósitos, botelleros y la zona de barricas. Como sabéis, en Rioja Alavesa la uva típica es la tempranilla y su elaboración más tradicional es el método de maceración carbónica. Esta técnica es una de las más antiguas. Consiste en echar los racimos enteros de uva tinta en los lagares. Seguro que muchos lo conocéis como «vino cosechero», elaborado para beberlo joven. Desde hace un siglo se utiliza también el método bordelés; consiste en retirar el raspón del racimo antes de comenzar la fermentación. Este método es más apto para la crianza, reservas y grandes reservas. Aquí os dejo el listado de las bodegas de esta zona privilegiada. Más información: http://www.riojalavesa.com

Tras el suelo de cristal se podía ver el lago o lagar de la bodega.

En Rioja Alavesa la mayoría de las producciones son muy artesanales y familiares, lo que hace que su calidad sea una de las más altas de la península. Y eso se nota, tanto para mi paladar como para los de los extranjeros que vienen a visitarnos.

El día dio para mucho y cuando tocó la hora de comer, nos acercamos al restaurante que se encuentra fuera de las murallas, por cierto, las murallas y puertas merecen un capítulo aparte. Con las vistas puestas en la bodega de Ysios del arquitecto Santiago Calatrava, nos deleitamos con cordero, ensalada y cuajada, regado por un vino joven estupendo de la zona. El precio del menú del día, también muy bueno, a Zenia por cierto, ¡le encanto! Como siempre digo, si una persona recorre miles de kilómetros para conocer Rioja Alavesa, qué hacemos los de aquí que no vamos más a menudo a recorrerlo.

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Atardecer desde el Paseo de Collado que se encuentra fuera de las murallas.

 

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