Planes para noviembre al otro lado de la muga

Visitar a nuestros vecinos de Iparralde siempre es buena idea ¿verdad? Quizás por haber sido históricamente zona turística, ha sabido guardar nuestra arquitectura, simbología y el encanto de lo vasco a las mil maravillas. Es una gozada ver su arquitectura tradicional, adornada de colores de tonos rojizos y verdes engalonada de lauburus y flores muy bien cuidadas, allá por donde pasas. Incluso sus tiendas y comercios han sabido conservar ese estilo característico, con un armonía digna de estudio y que a mi entender deberíamos de intentar imitar.

Y desde luego que hay mil planes que hacer y un montón de cosas por ver y aprender. Si os acercáis en las próximas fechas por Baiona, os sorprenderá su fiesta del chocolate. Aun las fechas están por confirmar ya que por el mal tiempo lo han retrasado hasta próximo aviso, pero seguramente que en breve se sabrán los días exactos, mientras nos podemos deleitar en su museo. El idilio del chocolate con Baiona viene de largo y conocerlo es, sin duda, un autentico manjar para los sentidos.

https://www.visitbayonne.com/fr/

Daros prisa porque este fin de semana es el último de esta temporada para subir al tren de cremallera del monte Larrun. Lo cierto es que en los últimos años se ha convertido en un destino que ningún viajero quiere perderse, por lo que recomiendo comprar los billetes con antelación y a poder ser no ir en hora punta, ya que aparcar el coche puede convertirse en toda una odisea.

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Es uno de los pocos trenes de cremallera que siguen en funcionamiento.

A pesar de que está a punto de cumplir 100 años, este pequeño tren de railes dentados, se encuentra en plena forma. Dicen que la idea de construirlo surgió de Eugenia de Montijo, mujer del Napoleón III y una enamorada de la costa vasca, cuando subió a la cima a divisar la panorámica de la costa cantábrica.

Montarse en uno de sus vagones es como viajar a los años veinte, aunque restaurados, estos coches de madera conservan la estética de antaño. Los más pequeños alucinan con la idea de poder subir en uno de ellos mientras divisan pottokas, bosques y alguna que otra ave rapaz, hasta alcanzar los 905 metros de altura.

En un punto del recorrido coinciden el tren que sube con el que baja.

En la cima encontrareis bares y tiendas donde poder comprar.

De mis veranos en Hendaia en mi infancia recuerdo que esta era una de mis excursiones favoritas, solíamos ir preparados con francos y pesetas, ya que abajo se pagaba en una moneda y arriba en otra. Y es que el tren se coge en un punto entre Sara y Azkaine y en la cima nos encontramos en Bera de Bidasoa. No siempre se encuentra la cima despejada, a ratos es fácil que se te eche la niebla encima. Pero cuando se despeja, las vistas son impresionantes.

Una excursión habitual es subir en tren y bajar a pie. Foto: Unplash

Si estáis en la zona y aun tenéis tiempo, es también muy recomendable visitar las cuevas de Sara. Lo que llama la atención es su gran abertura, es una maravilla lo mires por donde la mires.

No me extraña que los hombres prehist´óricos eligiesen este sitio para habitar, también lo hicieron osos hace 10.000 años, hoy día alberga a cientos de murciélagos que se pueden ver y escuchar. Dentro el juego de luces y colores es fascinante, al tiempo que nos van explicando características de nuestra mitología. Barandiaran sentía fascinación por este lugar.

Un paseo por el lago de Senpere siempre es también muy buena idea. Se puede recorrer el perímetro a pie y en bicicleta. Se tarda aproximadamente una hora y es de lo más relajante.

Si os acercáis a Biarritz entre el 10 y 12 de noviembre, la asociación Lurrama tiene un montón de actividades programadas, bajo el lema «La exposición de la agricultura campesina y sostenible en el País Vasco». Entre sus propuestas están conocer el funcionamiento de las colmenas, como cortar la lana a las ovejas, hacer queso, ordeñar cabras… y un montón de actividades más.

Un comentario en «Planes para noviembre al otro lado de la muga»

  1. Es una pena decirlo, pero la Iparralde controlada por la Francia Jacobina, da mil vueltas a la Hegoalde supuestamente abertzale.

    La arquitectura, no es que ellos la hayan conservado y nosotros no. El tema es que las normas urbanísticas en Iparralde, no dejan hacer edificios mamarrachos, que bien podrían construirse en Vitoria, Erandio, Andoain o en la profunda Albania, Fuenlabrada o Atenas.

    Es decir, la administración en Hegoalde lleva 100 AÑOS, permitiendo barbaridades en el modo de construir. Y no es excusa la masiva inmgración e industrialización del país. Existen otros modos de construir más respetuosos con la cultura arquitectónica del País, es decir, en Iparralde hasta las gasolineras suelen respetar esto. Aquí, hemos dejado a las administraciones o mejor dicho, las administraciones han dejado a arquitectos, constructores etc. Hacer edificios sin personalidad, sin criterio de país.

    Luego vamos a Iparralde y decimos, que bonito, que nuestro!! Pues bien, es culpa nuestra, de los ciudadanos de Iparralde, haber permitido que las Instituciones locales o forales (que cuando hacen un edificio es horrible, como ejemplo el edificio de hacienda de la Diputación Foral de Alava). Es decir, que Iparralde nos queda como una especie de jardín, que admiramos, pero que en Hegoalde no pedimos a nuestros gobernantes que hagan algo, que nos den personalidad propia, que no es posible entrar en un pueblo de hegoalde y pensar que bien podrías estar entrando en un pueblo de cualquier parte del mundo, y obviamente fea.

    Ongi izan

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