Carreteras sinuosas, verdes intensos por todas partes y un silencio interrumpido solo por el canto de los pájaros y riachuelos cantarines. Así comienza el camino que lleva a Leintz Gatzaga, una joya medieval escondida en el corazón del Alto Deba, una de las comarcas más montañosas y boscosas de Gipuzkoa. Entre hayedos, aparece una villa repleta de arcos de piedra, casonas y murallas medievales que guardan siglos de historia. Sorprende lo bien conservada que está la villa y lo bonito de sus edificaciones. Fundada en el siglo XIII, debe su origen a un recurso que fue esencial durante siglos: la sal. De hecho, fue la única salina de todo el territorio, eso la convirtió en un lugar codiciado por propios y extraños.

Lo que más me enamoró fueron sus puertas de entrada.

El oro vasco del interior
Durante siglos, la fuente de agua salada de Leintz Gatzaga fue motor económico y razón de ser del pueblo. ¿Pero qué hacía que la sal fuera tan preciada antaño? Hasta hace no muy poco era un auténtico tesoro, servía para conservar alimentos (el frío llegó mucho después) por lo que era un bien muy codiciado, incluso fue usada como moneda de cambio. Por lo que su control suponía poder económico y político.
Las salinas de Leintz Gatzaga ya se explotaban desde la Edad de Hierro, como muestran restos arqueológicos (una moneda ibérica y cerámica romana). Pero aquí está el dato curioso, que por estos lares, el sol, en ocasiones, ha sido un bien escaso, no es un secreto. Por lo que aquí, la sal no se extraía como en otras salinas; el clima húmedo no permitía la evaporación solar como en otras salinas del interior. Prueba de ello son las blancas terrazas de otro pueblo salinero por excelencia, Salinas de Añana. Aquí, la sal se obtenía calentando el agua con leña, un proceso laborioso que implicaba un gran esfuerzo colectivo y un control férreo de los recursos naturales. Este método rudimentario le dio un valor extraordinario al producto, convirtiéndolo en objeto de deseo, vigilancia y control.

Una villa codiciada por condes, linajes y reinos
La sal fue tan valiosa que su posesión generó disputas de poder. En 1374, en plena época de luchas entre banderizos, el conde de Oñate, Beltrán de Guevara, se apoderó de la villa y sus salinas. Aquel acto no fue casual: controlar el “oro blanco” significaba poder político, ingresos y prestigio. El rey Enrique II de Castilla otorgó oficialmente la explotación al conde, quien construyó una fortaleza en el corazón del pueblo. Este dominio feudal duró más de un siglo.
No fue hasta 1493 que la villa recuperó su estatus de villa real, y la torre señorial fue derribada para construir en su lugar el palacio Elexalde, símbolo de una nueva etapa de autonomía. Leintz Gatzaga vivió una historia de pugnas, alianzas e intereses, donde no solo los señores locales disputaban el territorio, sino también las grandes casas del Reino.

Con el tiempo, la sal perdió valor como recurso estratégico, debido en parte a la aparición de las salinas marinas, pero la villa no cayó en el olvido. En el siglo XVII, la construcción del Camino Real que atravesaba Leintz Gatzaga, conectando la costa vasca con el interior peninsular, le devolvió su protagonismo, por estas calles pasaron viajeros, comerciantes y correos reales. Se abrieron fondas, casas de postas y pequeñas ventas que aún hoy pueden intuirse en los edificios del casco histórico. La piedra sigue hablando a quien sabe escucharla.

En el museo que se encuentra muy cerca del casco histórico, los visitantes pueden explorar la historia de los productores de sal en el mismo lugar donde se obtenía, gracias a las labores de conservación y reconstrucción de elementos significativos, como la rueda de cangilones de madera utilizada para extraer el agua salada .

- Dirección: Dorleta Bidea, s/n, 20530 Leintz-Gatzaga, Gipuzkoa
- Teléfono: 943 714 792
- Correo electrónico: reservas@gatzmuseoa.com
- Sitio web: www.gatzmuseoa.com
Horarios de visita:
- De mayo a octubre: abierto de miércoles a domingo.
- Visitas guiadas: sábados, domingos y festivos, a las 12:00 h en euskera y a las 13:00 h en castellano.
- Grupos de más de 10 personas: se requiere reserva previa.
Para más detalles y reservas, se puede visitar su sitio web oficial: www.gatzmuseoa.com.


