El ciclo de la ciénaga

Si hay algo que me sorprende es, justamente, que sigamos sorprendiéndonos. Bendita memoria de pez, que permite que nos hagamos de nuevas cada vez que vemos al otro lado del acuario lo que hemos contemplado mil y cien veces. La corrupción política, por ejemplo. La respiramos cada día sin mutar el gesto ni albergar la menor gana de montar un buen pollo hasta que en los titulares, que no son nada inocentes, caen cuatro gotas más de lo habitual y nos da por pensar que una de ellas es la que colmará el vaso. Se eleva entonces el tono de las tertulias y de las conversaciones junto a la máquina de café, suben también los niveles de vinagre en sangre, se clama al cielo, se jura en arameo y luego… nada. Cada mochuelo retorna a su olivo, es decir a sus propias apreturas de zapato, que también incluyen la marcha de nuestro equipo en la liga o ese viral tan simpático que rula por internet. Los mangantes, que además de eso, son contumaces y metódicos, pliegan el paraguas y vuelven a sus quehaceres cotidianos, o sea, a afanar. Primero con la precaución del que acaba de librarse de una de órdago, pero enseguida con la velocidad de crucero habitual. Es el ciclo de la vida en la ciénaga sucediéndose a sí mismo infinitamente.

Según el obispo Munilla en su muy recomendable homilía del día de San Sebastián (sí, eso he escrito; no es una errata ni un sarcasmo), lo que acabo de exponer me incluiría entre los que, sintiéndose impotentes en medio de la avalancha de lodo, se han refugiado en el cinismo. Bien quisiera militar en una postura de más provecho. La que él propone después de un diagnóstico —insisto— brillante es confiarse a Dios, lo que no deja de tener un punto incluso mayor de derrotismo porque supone el reconocimiento implícito de que ya no queda nada humano por hacer. ¿Habrá alguna alternativa intermedia y viable? Si los lectores la conocen, se gratificará. Así en la tierra como en el cielo.

3 comentarios en «El ciclo de la ciénaga»

  1. No sé, es como si la Historia tuviera sus propios ritmos y vida. También parecía imposible que los esclavos (los de con cadena, no los metafóricos porque igual somos todos) se liberaran en el Imperio Romano o peor , hace cuatro días en América. Parecía imposible que las mujeres fueramos consideradas como personas con su almita, cerebro, derechos y fin propio en la vida y todo, y aunque la situación actual deja mucho que desear, no me cambio por una mujer hindú, por ejemplo.

    El problema es que nuestra vida es muy corta y amarga mucho, por ejemplo, ver que los políticos españoles dejan la democracia a la altura del barro (a su altura) al igual que los curas pedarastas dejan la religión a la altura de la mierda (idem).Eso no quiere decir que no sea posible la espiritualidad y la toma de decisiones por parte del pueblo. ¿Cómo quitarnos a esta gentuza de encima? De momento ni idea, entre ellos también se dan «pal pelo» y por lo menos tenemos circo porque pan….

    La verdad, no he arreglado nada, pero me he quedado más a gusto. De todas formas ¿por qué los derrotistas tenéis todos hijos? Seguro que tan derrotistas no sois, algo de fe ya tendréis, si no, sería muy cruel traer descendencia a este mundo ¿no?.

  2. …»Supone el reconocimiento implícito de que ya no queda nada humano por hacer»…
    Pues si, Vizcaino Jn, tal vez se trate de eso, de ir inoculando la idea de que no hay nada humano que podamos o debamos hacer.
    Es decir, ni jurídico, ni legal, ni social, ni político, ni de ninguna esdrújula aplicada.
    Asi que, tampoco me parece casual, ni la homilia, que no he leido, ni las proclamas pseudoindignadas de algunos policastros con alma de buitre a los que no van a pillar nunca en un renuncio: su «buena obra» ya la hicieron cuando miraron hacia otra parte y posibilitaron el acceso a parcelas de poder a tanta alimaña insaciable.
    Acabo de engancharme al periódico y he leido muy por encima un titular en el que dan cuenta de cómo Jesus Caldera ha cesado a un tipo que, habiéndose hecho pasar por una tal Amy NOSEQUE (cielos, espero que no sea Winehouse), cobró fraudulentamente unos 50.000 euros por unas artículos escritos para una fundación (otra mas).
    ¿50.000 euros?.
    Bah, qué pringao, y encima le pillan…que es exactamente lo que pensarán muchos en medio de esta borrasca de escándalo tras escándalo.
    Escándalos controlados y servidos a la medida de quien ni sabe ni tiene ganas ni tiempo de desentrañar, de recolocar en su sitio, de reflexionar, en fin, de poder ver el bosque en su totalidad.
    ¿Qué podemos hacer los demás «pringaos»?
    Pues no cansarnos en seguir denunciando de la mejor manera posible, difundir lo que sepamos haciendo mucho mucho ruido, apuntarse a todos los movimientos de protesta, boicot, etc que nos gusten o inventarnos otros y aprovechar todas las ocasiones que nos brinde la vida para pelear por otro modo distinto de entender la vida pública.
    Si, ya se que todo esto es muy abstracto, pero es que no se me ocurre nada ahora mismo.

  3. Lo que no sabéis es que yo tb soy Carlos Mulas….juas,juas,juas.

    Koñññññññññño, me cagüenmimuelas ,mira que soy desgraciada. La de veces que he estado en Madrid y yo sin darme cuenta de que vuelan sobres con dinero. La próxima vez me bajo con un cazamariposas, a ver si cae algo en mis redes….

    Oye, Vizcaíno, ¿podrías pagarte unas rabas o algo, no? Mira que en Madrid por escribir cuatro chorradas sin confirmar la gente cobra hasta 3.000€. Me siento discriminada.

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